EJEMPLOS INFRUCTUOSOS

EJEMPLOS INFRUCTUOSOS

Serafín Cruz

11/09/2018



«Si con mis ocho años tengo que aprender de los ejemplos que veo en casa, creo que me costará un esfuerzo muy gordo cada cosa que aprenda. Yo aún todavía —mi madre me riñe cada vez que digo aún todavía, pero me sale sin querer— soy pequeño para hablar como los mayores, pero voy a contar este relato de mi papi y de mi mami. Usted —mi madre dice que tengo que decirle usted a los mayores y a los desconocidos— se preguntará por qué digo lo que digo, por eso quiero que lea lo que viene a continuación».

Mi papi —en adelante diré padre, que es más repestuoso— creo que tiene cuarenta y seis años, y está mu flaco. Mi mami —en adelante diré madre, también por repesto— dice que parece un fideo, pero yo creo que está un poquito más gordo que eso. Pero, aunque está flaco, es mu fuerte, y mi madre dice que el cafilicativo de trabajador le viene mu bien. Mi madre dice que mi padre se levanta to los días cuando es de noche y que está to el día trabajando. Yo siempre escucho decir a mi padre que el hombre está hecho pa trabajar, y si mi madre le dice que descanse un día mi padre le contesta: ¡Descanso y “descansa”! Mi padre siempre dice esas cosas cuando está enfadao, o cuando quiere que mi madre lo deje tranquilo, y a las cosas le dice el nombre de otras cosas pero que no existen. Por ejemplo: camión «camiona», balón «balona», o viseverza —esta palabra me mola y sé lo que sinifica,

Ya he dicho que mi padre es mu trabajador, ¿no? Po también es mu fuerte. Es tan fuerte que na más que se pone una camisa… y no tiene frío porque es mu fuerte. Pero mi madre dice que es porque tiene la sangre caliente.

La partuculiridad —me lío con esta palabra, pero sé lo que sinifica— más importante en esta historia es que mi madre se queja porque dice que mi padre nunca le dice «te quiero» y que la ingora, o sea, que no le echa cuenta. Yo creo que a mi padre no le gusta decir «te quiero».

El otro día mi madre le dijo a mi padre que mi padre nunca le decía “te quiero” a ella, y mi padre le dijo que se lo acababa de decir. Entonces le dijo mi madre que no le había dicho «te quiero», que era ella la que lo había dicho y mi padre le había contestado «y yo», y mi madre se enfadó un poquito y le pidió a mi padre que le dijera «te quiero», en vez de «y yo» y mi padre, que estaba mu serio, le dijo a mi madre: «Te quiero y te quiera», y ya está.

Por otra parte, mi madre es totalmente diferente a mi padre. Se pasa to el día recostada en el sofá, y no para de comer galletas, y por eso está mu gorda y, como es bajita, aunque es más grande que yo, po mi padre dice que parece un saco de papas.

Mi madre camina despacito porque, debido a su gorduridad, no se atreve a ir más deprisa, y anda tan despacito como los caracoles. Los vestidos de mi madre son todos «ropa camilla», como dice mi padre, total, para tapar su gorduridad para qué se va a preocupar mi madre en fijarse en esos vestidos que se ponen las mujeres más flacas. Al contrario que mi padre, mi madre siempre tiene que estar abrigada, y ni así se le quita el frío, no sé si es porque tiene muchas carnes o a, como dice mi padre, que es de sangre fría.

Una de las mejores cosas que más me gusta de mi madre es lo románkita que es, por eso, creo yo, le dice tantas veces «te quiero» a mi padre y por eso, también creo yo, se desisuliona con esos “y yo” de mi padre.

En las noches de invierno hace mucho frío —mi madre dice que se mete en los güesos—(creo que se escribe con ge) y mi madre se arrima a mi padre buscando su sangre calientita para entrar en calor, y mi padre, que nunca le dice «te quiero» a mi madre, no se queja; sin embargo, cuando es verano, es mi padre el que se quiere arrimar a mi madre para que las frías carnes de mi madre le refresquen un poquito, y mi madre, que to los días le dice «te quiero» a mi padre, se aparta y le rencrimina con un «¡que estás hirviendo!».

Como dije al principio: si con esos ejemplos tengo que aprender, creo que no adelantaré nada en mi aprenzidaje porque, vamos a ver, cómo puedo entender que mi padre y mi madre se quieren (querer y amarse en España es lo mismo, ¿no?) si mi padre, que no se queja cuando mi madre con su gorduridad y sus frías carnes se arrima a él buscando tener un poquito de calor, nunca le dice «te quiero» a mi madre; y mi madre, que to los días le dice «te quiero» a mi padre, no permite que mi padre se le arrime cuando mi padre tiene ganas de quitarse un poco su calor. ¡Pues vaya unos ejemplos!, ¿no?

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