Me desprendo de tu vientre

Me desprendo de tu vientre

Gustavo L. Ruiz

18/08/2018

Una cálida tarde, estaba el mono poeta escribiendo unas de sus tantas genialidades; en ese instante llegó el monito, su hijo, con varias preguntas a cuestas.

Inmediatamente, el mono cerró su notebook y comenzó a charlar con su primogénito.

—Papi, quiero participar en un concurso literario. Necesito que me ayudes.

—Sí claro, puedo corregirte si quieres y darte una idea, pero el escrito debe ser tuyo. ¿Cuál es el tema que abordarás?

—Tiene que ser de un viaje y tengo varios pensados; en realidad como no soy muy ducho con las palabras, lo que quiero es que me ayudes a adornarlas con metáforas.

—No hay problema, pero te estarías corriendo de tu estilo ¿Si mejor te metes en algún otro concurso?

—Me gusta éste, porque participa una amiga mía, aparte vos mismo me enseñaste que querer es poder.

—Bueno, tienes razón. Dime, hijo ¿En qué idea pensaste?

—En un viaje a Roma, por ejemplo —respondió entusiasmado el hijo.

—No, ya publicaron un excelente texto con ese tema hijo.

—Entonces en el Himalaya.

—Tampoco. También ya lo hicieron y me nombraste a dos de los mejores.

—Papi, ¿Cómo sabes que el viaje a Roma y el Himalaya ya estaban participando en el concurso?

—Leer es una de mis actividades antinaturales preferida hijo.

—Bueno, ya se me ocurrió otro. A ver papá. ¿Cómo puedo poner “salir de tu panza”?

—Pon me desprendo de tu vientre.

— ¿Cómo puedo escribir “entra el sol por la ventana”?

—Pon ráfagas del dorado astro se cuelan por la comisura de mi ventanal.

Luego de unos diez minutos de estar escribiendo, el hijo del artista dijo;

—Listo. Gracias papi, ya lo terminé. Te lo leo en voz alta a ver qué te parece.

Desde que emprendí este gran y divertido viaje a la vida, fuiste un halo de luz en mi sendero. Fue una aventura inolvidable escuchar por primera vez tu fantástica voz. Sabes que siempre serás mi reina, y desde el primer día fui tu pasajero de lujo en el mejor lugar del universo que uno pueda desear.

Sin duda, el ángel que eligieron para acompañar mi viaje a la vida fue y es muy importante, porque eso siento, que eres un ángel que nunca me dejó solo.

Las canciones que me cantabas, las caminatas por la playa..¡Qué feliz me sentía acompañándote! Aunque la felicidad plena radicaba en tu compañía. Hoy puedo gritar a los cuatro vientos que fueron los mejores meses, sin duda alguna, de ésta, mi vida. Aunque aveces no comprendía los silencios y esos llantos que escuchaba muy despacio cuando estabas con papi. Por un momento presentí y sentí que te escapabas de mi vida y yo no podía hacer nada para retenerte. Sí, lo sé. Me dejaste en compañía del mejor papá del mundo, eso te lo voy a agradecer infinitamente y a cada segundo. Por suerte, el todo poderoso de arriba se apiadó un instante y me concedió tan precioso deseo: de nacer y poder acurrucarme en tus brazos.

Eres la luz que se cuela por el ventanal de mis días. ¡Ay, madre mía!, de haber sabido de tu elección, te juro y te confieso que hubiera preferido nunca pero nunca haberme desprendido de tu vientre. Gracias por haber sido una atenta, dulce y eterna compañera de viaje. ¡Te extraño tanto! Pero no te preocupes. No voy a defraudarte en éste, mi gran viaje a la existencia.

— ¿Te gustó mi texto, papi?

El mono, con un nudo en la garganta, solo atinó a abrazarlo.

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