Un viaje imaginario

Un viaje imaginario

Gema Luna

13/06/2018

Desvelada, andando por el pasillo a oscuras, con la taza en la mano pensando en hacerme un café, y teniendo claro que si fumase, este sería el momento idóneo para fumarme un cigarro.

Recuerdo tus ojos perdidos, llenos de dolor causado por terceros, y herido como un niño que busca un poco de comprensión y cariño.

Conversamos lentamente, aunque no puedo evitar que en algunos momentos mi mente se aparte de la realidad. Es ahí cuando subo el telón con mi imaginación, y disfruto de sentir como acaricias mi pelo, disfruto de tu presencia y me veo contigo mirando el mar desde la ventana de un hotel. Me obligo a volver a la realidad para escucharte con toda mi atención.

Es entonces cuando siento la necesidad inminente de escribir. Expresar la rabia contenida por tener una necesidad que no puedo, ni debo cumplir. Y plasmar lo que me callo para no asustarte.

Miedo, respeto, todas esas palabras que sería capaz de olvidar por pasar este instante abrazada a tí. Soñando despierta, subiéndome a tu coche sin tener clara la dirección que tomará, pero seguro que vaya donde vaya, me hará sentir viva.

He olvidado lo que es vivir sin miedos, sonriendo a todo lo que me gusta. Sintiendo, dejándome llevar por una pasión prohibida que todavía me remueve. Entregando mi alma al diablo si fuera necesario, porque no soy perfecta, y tengo claro que no he venido aquí para serlo.

Mi parte oscura también tiene cabida en este cuento imaginario que he creado con los años, y que carece de juicios por parte de terceros.

Tantos y tantos recuerdos. Tanto amor escondido que no puedo permitirme el lujo de expresar. Tú eres parte de este momento, y sé que aunque te dieses por aludido, mirarías hacia otro lado.

No voy a suplicar tu abrazo, ni voy a pedirte amor eterno. Queda claro que eso no es posible en nuestras vidas. Tengo claro que me quieres y yo también a tí, y eso ni el tiempo ni nadie nos lo va a quitar porque nos costó lo nuestro llegar a la cima de un sueño común, para bajarnos ahora de golpe sin sentido.

Nos engañamos pensando que todo está genial, que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, pero ¿te has parado a pensar que con adormecer la mente no se callan los deseos ocultos? esos deseos sí que te llevan a la felicidad sin tener que forzarla.

Me resulta muy difícil digerir la ausencia de un amor sabiendo que fue correspondido.


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