«A veces lobo, a veces oveja…»

«A veces lobo, a veces oveja…»

Me considero a mí misma plastilina en manos ajenas.

Me metía en problemas y salía con otra forma. Como adulto, la vida es costosa. Sobrevivir requiere sacrificar tu piel. Aprendes que la moral tiene muchas fallas cuando intentas practicarla… He cambiado de piel. Cambié los nombres. ¿Seré libre de mi conciencia así? Esto no es lo que quería.

Cuando Sarah me llamó ese sábado, sabiendo de mi situación; sin profesión, oficio o beneficio, (una “millennial”), me hizo una oferta. –Ésta oportunidad te dará lo que necesitas–aseguró. ¿Importa de dónde viene el dinero que nos da de comer? Un trabajo que no está en la nómina, ni maneja pagos por tarjeta o algo rastreable en papel. Me reí, y sin pensar que calificaría, acepté por el jugoso pago, sabiendo que el cargo de conciencia, ambiciones sociales y convicciones políticas requeridas estaban lejos de la persona que me decía a mí misma que era. Qué hipócritas (moralmente flexibles) somos cuando se trata de dinero. La realidad es una ilusión. Puedo resaltar el conflicto, la tensión, las insinuaciones, los juegos mentales que armaron éste diario en mi cabeza que debiera quemar, (cuando termine de cobrar).

Asistí a la reunión con mente abierta. Sarah hizo su trabajo a medias. Me reclutó, sabiendo que mi forma de pensar sería conflictiva para con quienes debiera trabajar. Comencé con la misma tarea que sus compañeros: capturar datos de los asistentes a dichas reuniones. Llamemos a estas reuniones “formaciones”. Hablemos de “una corporación” que sustenta un estilo de vida de un 1% de la población, una forma de promoverse para «gozar sus beneficios» registrados en un sistema que debieran saber de antemano, joderá a otros. “El sueño mexicano”. ¿El trabajo soñado? Al termino de ese primer día los jefes presentes, apresurados, vagamente me preguntaron algo crucial, apenas si tuve que mentir sobre mi compromiso con la causa y el trabajo. (Contaba con la validación de Sarah). Así que lo obtuve. Un estrechón de manos, mis datos personales y firmas. 1)Me asignaron con un equipo. 2)En dos semanas me otorgaron un chip para cobrar, registrado con un nombre distinto. 3)Escogí “Mikaela”. Porque no sonaba como yo. No podía ser yo; ser tú mismo es un lujo. Podemos ser flexibles hasta entonces. Sin excitarse. Hay un revolcón en toda buena historia, pero esto se volvió sobre espiar al vecino dentro de su propia casa y conseguir que dos lados opuestos te paguen… Tiene su forma de hacerte sentir sucia. El problema no era mi moral, o tener que escuchar las opiniones político-culturales en un ambiente opresivo; sino la oferta que me localizó poco después. Eres moldeable a las necesidades de otros, una atractiva fachada libre de sospechas… ¿Podrías conseguirnos información?inquirieron. (Sacaría dinero a montones). No preguntes cómo, el porqué está claro, y ésta asociación de personas ahondó primero en mi psique, algo que disfruté; la parada al psiquiatra gratuita, (hace rato me hacía falta). Ellos eran los buenos. Me pagaban doble por hacer lo correcto y aun así cobrar junto a los villanos. Como dije, “el sueño mexicano”. Y estaba dentro. Un lobo en otra manada de lobos más agrestes… Llegaba puntual, recopilaba datos, acataba los preceptos, aprendía el negocio, indagaba los conflictos internos, obedecía, escuchaba y repetía. Me movía siempre con mi grupo. De menor a mayor rango: “Zuzu”, “Luna”, “Torero”, “Los gemelos 1-2”, “El profesor”, “Mikaela”, «Sarah», “El gordo”, “Jones”, “Enigma” y “80”; nuestro jefe. Un grupo pintoresco. Pasábamos entre diez horas juntos a diario. ¿Qué evita que se vuelva personal? El concepto de familia es contradictorio. Me agradaban, desagradaban, pensaba en ellos como gigantes, y otros días eran simples enanos fabricando el dinero. Y me odiaba al llegar a la soledad de mi casa. Escribiendo reportes diarios a mis verdaderos empleadores. La información se volvía más valiosa. Lo pesado que se volvían los días lo reservaba para el loquero. (Mis obsesiones tenían un pasatiempo ahora). Los enviaba a medianoche desde el equipo que me asignaron, sin incluir los crímenes a nivel personal… Tener que soportar el acoso de “El gordo” intentando tocarme cada que nos encontrábamos solos. Comenzando a sospechar de «Sarah» de ser otra espía. Sintiendo lástima por “Luna” por la forma en que la trataba su padre. Simpatizar demasiado con “Jones”, una mujer de cuarenta, segura, brillante y sagaz a quien quería gritarle la verdad. Pasar tiempo con «los gemelos» que tendían a coquetear conmigo por separado. Hablar de mangas yaoi con “Torero”, que era más pervertido de lo que pintaba su seriedad. Y respecto al “Profesor”, con mis complejos “conflictos de papá” comedidos, me gustaba como me buscaba en privado para charlar, el aventón de cuarenta minutos en su camioneta… Y lo demás. Aunado a lo que se volvió una rutina retorcida; la visita al psiquiatra. “Mi tío”. Supervisando mi estado emocional y mental semana a semana, y como una oveja instruida a su sacerdote, se lo confesaba todo. Mi vida y sus líneas codificadas. Al principio estaba claro. “¿Cómo estás? ¿Qué piensas de tus compañeros? ¿Te sientes estresada? ¿Puedes manejarlo?”. Pero luego comencé a encogerme en su sofá, divagando entre ambas versiones de mí misma, intentando darle la razón a alguien. ¿Dónde está la línea? ¿En qué crees cuando juegas a ser igual de arrogante? Cuando piensas que tu «familia» merece caer y tú con ellos… Aunque hubiera intentado sacar a Jones; algunos se merecen el juicio. Y pensar que podría compartir un lugar con ellos en esa mesa, si acaso a la figura del todopoderoso le importase lo que tuve que hacer para comer fuera del Edén, para ser alguien que me agradara en un futuro mejor; ¿no sería digna? Vivimos sin más apuro que el de hacer dinero. Hacemos amigos y enemigos, evitando la invisibilidad. A veces somos lobos, a veces somos ovejas; pero todos vamos al matadero. ¿Cuál es la diferencia…? Como Yeats dijo: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores se llenan de intensidad apasionada”.

¿Cuál era yo?

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS