TODO SE ESCAPA DE MIS MANOS.

TODO SE ESCAPA DE MIS MANOS.

Esta mañana desperté con una certeza amarga: hacía tiempo que las cosas no iban bien. No fue un golpe repentino, sino más bien como la grieta en un cristal que, sin notarlo, se fue extendiendo hasta quebrarlo todo.

Mientras te observaba en silencio, recordé aquellas manos que un día me cuidaron, que me sostuvieron en cada caída, que se enredaron en mi cabello y me juraron amor eterno.

Ahora, esas mismas manos se sienten vacías, incapaces de provocar y retener el amor que se escapa entre mis dedos.

No mentí cuando pensé: Sin ti, nada es lo mismo.

Porque esta soledad es una presencia constante que me acompaña incluso en los días soleados. Como hoy, un día cualquiera, donde ya no estás.

Y entonces me pregunto:

¿Qué más podría doler? ¿Qué puede ser peor que la certeza de perder a quien alguna vez llamé Amor de mi vida?

Y me respondo:

El momento de aceptar tu partida, pues el verdadero veneno no está en la despedida, sino en la lenta dosis de indiferencia que, irrigarías día a día, hasta terminar con mi vida.