Querido Padre:

te quiero regalar un regalo

en el día del Padre;

espero que no sea malo:

va para ti, el mejor Padre.

Querría que fuera otra cosa,

no sé, más maravillosa,

pero eso ya me da miedo,

y precisamente por eso no puedo

prometerte, Papaíto,

más de lo que puedo

ofrecer

sin vender

lo que no puedo vender.

Pero a fe que es mucho

esto poco que te doy

porque hoy por hoy

mucho mucho,

es lo que yo te quiero a ti:

el padre gracias al que nací;

y crecí;

y aprendí…

… los pocos buenos principios que hoy sigo

–que bien pocos son, amigo.

Porque lo poquito que sé

en efecto, de ti lo aprendí;

al principio no me lo creí,

pero la niñez se fue

y, Dios mío, Padre:

bien le irá a quien a tus consejos se agarre;

hay que ver lo sabio que eres,

las cosas todas son como tú dijeres.

“Todo está relacionado”.

Cuanto más me lo decías

menos caso te hacía:

me creía excusado

de las relaciones que en el mundo son;

algo así como si un avión

volar pudiera sin aire

haciéndole un desaire

a las leyes de la gravedad

que este mundo rigen en verdad.

Y más.

“Tu pecado es el de la soberbia”.

El pecado de Satanás.

Y en verdad

que si de sobrevivencia

tengo alguna posibilidad

es a la vigilia de esa advertencia.

En fin.

Qué te puedo decir, Papá,

si, junto a Madre,

habéis sido para mí como el maná,

–la contradicción al “se matará”

que algunos, no pocos,

pronunciaron en tiempos

más o menos remotos.

Gracias a vosotros

todavía me tienen que aguantar los otros:

todavía vivo; estoy vivo,

me habéis mantenido vivo;

porque sin vosotros

no hubiera podido aguantar a los otros

–y me hubiera suicidado:

de antemano me hubiera entregado.

Ay papaíto papaíto

te quiero más

–valga la antítesis–

más que a mi hijito

–ése que no tengo,

ni a este paso tendré.

Y otra cosa más:

un mal hijo

–yo, por ejemplo, que tan mal me rijo–

no menoscaba a un buen Padre.

Jamás de los jamases

–aunque mil mal tragos tomases.

Así que ánimo,

mirada al frente y adelante

que no tienes de qué quejarte

–no por lo que a ti respecta–:

fuera esa mirada circunspecta,

y a vivir

con ganas de vivir.

Vamos, piedra angular

de esta familia

no me vayas ahora a recular

ante un par de problemillas.

Así que yo te rindo homenaje,

amigo Padre,

en este día del Padre:

muchas felicidades.

Ignacio,

a mucha honra tu hijo

 

Más en https://literaturafabulosa.com

Etiquetas: amor copla padre papá poema

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS