El mundo del amor, un lugar tranquilo, peligroso y emocionante al mismo tiempo. En donde te encuentras los mejores sueños que solo se alcanzan tras atravesar los siete mares, haber peleado con los monstruos más tenebrosos de cada mitología, derramar litros de sangre y sobrevivir comiendo trozos de árbol y termitas.
Un lugar que para conseguir lo que tanto deseas debes aprender a llorar, enojarte, sufrir y agonizar sin lastimar a lo que más deseas.
Un lugar en donde el peligro abunda y en donde la soledad y tristeza están observándote… Un vil lugar en el que debes aprender a vivir, en el que debes cruzar un hilo diminuto suspendido de un lugar a otro y que un mínimo error te deja caer al vacío…
Todo esto mientras tienes los ojos cegados, también comúnmente llamado «confianza en ti mismo» y hacia lo que tanto anhelas.
Debes sufrir todo esto para que al final de todo aprendas a decir orgullosamente, «lo hice por amor».
De mis experiencias, esto aprendí, que debo de amar, y todo lo anterior en una relación aplicar. Sin embargo, antes de ofrecer los dulces cobijos de mi ser y las suaves sábanas de mi corazón, debo aprender a amarme para no perder la razón. Quererme y darme la confianza suficiente para enfrentar un futuro caótico… solo.
Así que no hay prisa, tampoco desesperación, todo llega a su tiempo y algo bueno llegará a tiempo a mi corazón.
Es por ello que en un delirio mental escribí un dulce poema, que abarca un sentimiento ya perdido y extraviado, un sentimiento el cual ya no existe y no existirá…
Dicho poema está plasmado en el tronco más grande de esta ciudad, el tronco más viejo, el más anhelado, y que, entre el bosque y el cafetal, se encuentra enterrado. Dicho árbol místico que oculta un tesoro cerca de él. Un tesoro más importante que el oro, el dinero, los diamantes o las joyas más preciadas… Un tesoro que es peligroso y venenoso, un tesoro que en su aura oculta miles de recuerdos dentro de una cápsula del tiempo que será abierta en su fecha estimada…
En la recopilación del poema más peligroso del mundo pude extraer sentimientos inéditos y contraproducentes… Aquí les dejo mi gran aporte a un mundo de la fantasía que es consumida por el desamor…
-Corazón latente-
Corazón que late, no pares de latir, porque cada que no lates se pierde mi sentir.
Hoy siento tu cobijo, tan caluroso y letal, que entre cada sentimiento bombeas más y más.
Corazón que late, no vayas a fallar porque en cada contracción, puedo respirar.
Permitiendo el gozo, el amor y la felicidad, tanto que te cuido, pero ya no puedo más.
Ahora que lates, lo haces demasiado lento, dime, ¿por qué ocultas todo el sufrimiento?
Dime, ¿qué te pasa?, no puedo respirar, si es que ya a caso… ¿Has dejado de amar?
¿Por qué no quieres?, no te animas a bombear, bombea un poquito, así sea un poquito más.
Necesito sentimientos para vivir la realidad, y aunque esta sea horrible, la tengo que vivir, porque a pesar de las tragedias no puedo permitirme… Que dejes de latir, que empieces a llorar, yo vivo por ti y tú por alguien más.
No dejaré que te lastimen, aguanta un poco más, que el frío de su piel no te afectará, que las palabras pesadas no te matarán, que a pesar de todo, tú amándola seguirás.
No olvides su rostro mucho menos sus labios, pronto curarás en el monte de los sabios.
No dejes de amarla, no dejes de latirle, porque a pesar del daño, ella no desea exprimirte.
Piensa en su olor, que te enamoró
piensa en su mente, que te vuelve demente.
Piensa en su ser, porque como ella ya no hay, piensa en su esencia, porque es la única cautivadora.
Pero sobre todo piensa en su corazón, porque ambos duelen, pero se demuestran mucho amor.
Corazones, no paren de latir, no sientan remordimiento ni ganas de mentir.
Porque con sus contracciones pueden distinguir, que ambos se aman y nunca se dejarán ir.
Gracias por latirse, gracias por amarse, gracias por pensarse, respetarse y desearse.
Latan para siempre, no paren de latir, porque si juntos laten, el amor no tendrá fin.
Con tinta sangre te escribe mi corazón, quiero que me ames aún más y que hagamos el amor.
Tengamos mil hijos y vivamos la pasión, que entre tantas contracciones sentiremos el verdadero amor.
Lástima que la llama de este poema entre bombeos de llanto se apagará, porque ninguno de nuestros sueños se hizo realidad, ya que no me amaste y no me amarás, ya que te marchaste y amarme tu corazón nunca más.
Vete de mis sueños, vete mi amor, porque si ya no lates por mí, por ti no latirá nunca más mi corazón.
Si algún día deseas buscarme, ya no me encontrarás, porque lo único que quede de nosotros, cerca de ese árbol habitará.
Allí no solo te dejo las migas de nuestro amor, sino que también te dejé el último detalle a nuestro corazón.
Quizá lo mirarás, quizá lo leerás, pero de lo que si estoy seguro es que a mi vida no volverás.
-Escrito con sangre, mientras mi defunción se hace presente-
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