Cuando eres fuerte, las personas se creen con el derecho de herirte.

Piensan que es tu deber soportar, porque eres fuerte.

Piensan que eres un guerrero cuya armadura es irrompible,

Que tu fortaleza no se rompe,

Que estás ahí para aceptar cada una de las puñaladas que lanzan sus filosas lenguas,

o los fuertes golpes de sus acciones egoístas, pero no es así.

Eres fuerte, más que nadie, y ellos lo saben.

Pero no saben que tu armadura no es irrompible.

Que lo que ellos ven como un fuerte metal, es sólo aluminio.

Y que cada herida duele. Duele mucho.

Que en realidad sólo quieres que te vean fuerte,

Para que no sufran por ti.

Porque a lo mejor no eres tan fuerte, pero sí eres empático.

Porque a los débiles hay que cuidarlos, pero a nosotros, los fuertes, no nos cuida nadie.

A nosotros nos culpan, nos atacan, nos hieren y luego simplemente piden perdón creyendo que la herida se habrá borrado, porque somos fuertes.

Y la vida es así, la gente cree que no sientes tanto, porque eres fuerte.

Pero ambos sabemos que te estás rompiendo, y cuando no quede más aluminio,

¿Quién va a cuidar de ti y los “débiles” a los que proteges?

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Johana. 

Marzo 19, 2021.

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