Hace muchos milenios en La Tierra se había llegado a un acuerdo entre entidades más allá de nuestra compresión actual entre los protectores del planeta y los invasores, pero cada tanto los tratados son imperfectos y tienen sus escaramuzas entre bambalinas. 

En el año 1980 de nuestra era (d.c.) una pareja que viajaban en auto hacia Bariloche para unas buenas vacaciones. Tanto Ataman como Néfera necesitaban de las vacaciones, pagadas por los padres millonarios de Néfera de apellido Ōgenós, padres que los esperaban en la cabaña.

«Ata y Néfe», como se decían cariñosamente uno al otro, habían pinchado las ruedas en el camino, a 5 km de llegar a la cabaña, y no podían creer la mala suerte que tenían. Ata fue a ver si podía cambiar las ruedas, pero vio que solo había traído una y la cambio aunque realmente era inútil hacer esto. Necesitaban llegar a una gomería cercana o algún lugar que los ayude o sino se pasarían las vacaciones en la ruta, pero lo peor es que no se veía del otro lado de la ruta mas que árboles. Néfe vió los árboles y notó un extraño patrón que le comunicó a Ata: los árboles de ombú estaban en líneas rectas, como si se hubieran plantado, una rareza ya que el ombú tarda años en crecer y no da algún fruto conocido para consumir.

Ata le dijo a Néfe que, si bien era una rareza, eso significaba que allí había gente viviendo y eso era algo relativamente bueno. Ambos acordaron caminar por la ruta hasta ver si encontraban una estación de servicio o si aparecía un auto que los pudiera ayudar, ruta acompañada por un río cuyo flujo era bastante veloz, que corría al revés de lo que supuestamente debería y donde flotaban peces muertos. Ata alertó de esto a Néfe ya que los ríos vienen de la montaña y no pueden subir, pero Nefe dijo que tal vez era un efecto o algo así. 

Luego de una buena caminata, Ata y Nefe llegaron a una estación de servicio medio abandonado con una camioneta vieja y, tal vez, era síntoma de festejo. Ata y Nefe llegaron al lugar y, por suerte, había un señor mayor leyendo una revista. Ata y Nefe lo saludaron y el señor mayor, sin muchas ganas de vivir, se presentó como Martino. Nefe le preguntó si podía llevarlos a la cabaña con su auto o poder llamar a alguna remisería, cualquier tipo de forma de ayuda a cambio de dinero. Martino dijo que su camioneta no andaba y tampoco tenía teléfono, pero que a 200 metros estaba la entrada a la subida por el monte a una pequeña aldea conocida como Deimos, donde estaban los árboles de ombú plantados en línea recta. Ata le agradeció por la información y cuando salieron Nefe señaló la falta de preocupación de ese señor Martino ante una emergencia y Ata coincidió con Nefe.

Al llegar la pareja vio una tranquera que decía «Bienvenidos a la Aldea Deimos» y abrieron la tranquera para ir donde estaban pocas casas antiguas que se veían desde abajo. La pareja llegó a las casas, que parecían abandonadas, con las ventanas tapadas con telas y la pareja comenzó a golpear las puertas. En ninguna casa atendieron salvo en una donde abrió una señora ciega. Ata se disculpó de antemano y le explicó la situación a la señora, la señora se presentó como Beluna y había dicho a Ata que en ése momento no encontraron a nadie porque estaban trabajando en el campo. Beluna los invitó a pasar a comer algo ya que deberían estar agotados y la pareja agradeció la hospitalidad de Beluna (¡al fin alguien amable! – pensaba Nefe por dentro -.).

Beluna les dijo que estarían por llegar los trabajadores de la aldea muy pronto y que uno de ellos tenía una moto para llevarlos. Ata y Nefe se vieron alegrados por esta bendición y se sentaron en la mesa para comer, mientras Beluna fue a la cocina a buscar la comida. Cuando llegó Beluna a Ata y Nefe se le abrieron los ojos de sorpresa, nunca habían visto una pieza de carne tan grande. Ata atinó a tirar un chiste preguntando a que tipo de dinosaurio habían carneado y Nefe dijo que jamás vio una pieza de carne igual, preguntó si era algún tipo de vaca rara o algo así. Beluna empezó a cortar la pieza de carne horneada y se rió diciendo que la traen los habitantes que trabajan «allá en el fondo» y que tal vez era de alguna vaca grandota. Ata aprovechó que Beluna nombró el «fondo» y preguntó por los árboles plantados como si fueran lechugas. Pero, en vez de responder, Beluna corrió la cortina de la ventana y dijo que allí venían los aldeanos que trabajan en esos campos de Deimos.

Nefe miró por la ventana viéndolos llegar desde lejos y la puerta de Beluna se abrió con el viento haciendo que Ata y Nefe vieran el golpe violento de la puerta abrirse donde se podía ver nubes grises. Instantáneamente después un hachazo rompió la ventana y una mano intentó agarrar el pelo de Nefe mientras Beluna se reía. Ata y Beluna empezaron a correr afuera y vieron detrás de la casa de Beluna a unos humanos con la cara hinchada y deformada con ojos grandes, el del hacha grande que rompió la ventana era un grandote que media más de 2 metros. Ata le dijo a Nefe que corra a la tranquera y ambos empezaron a correr mientras Nefe preguntó que pasaba con ese pueblo. Uno de ellos apareció de costado y derribó a Ata lanzandolo al suelo, asustando a Nefe, y el aldeano se rió balbuceando palabras mezcladas entre un español antiguo con una lengua que no se entendía, como si hablara un bebé con voz grave. Ata le dijo a Nefe que corra y agarró un palo que encontró en el suelo intentando pegarle a ese mastodonte humano, pero el aldeano lo paró con sus manos diciendo «debuga» y se rió. Ata soltó el palo y corrió detrás de Nefe que estaba por llegar a la tranquera hasta que fue tapada por la camioneta de Martino, camioneta que él mismo manejaba y bajaron de ella 3 aldeanos que perseguían a Nefe. La pareja se reunió y cortaron camino adentro de los campos de árboles de ombú plantados en filas, haciéndose de noche y largandose una fina lluvia. Los aldeanos buscaban con una linterna a la pareja que corría adentro de ese bosque plantado y la pareja se escondió en uno de esos árboles que eran mas grande que los demás. 

5 de esos aldeanos, de ambos sexos, perseguían a la pareja mientras los ordenaba Martino y, detrás de él, la ciega Beluna con una sonrisa. 

La pareja trató de no hacer ruido y los aldeanos se acercaban buscandolos; por el miedo Nefe sacó un pedazo de corteza del árbol sin darse cuenta y sintió su mano mojada de un líquido. Cuándo Nefe se miró la mano vió sangre y pensando que estaban heridos se miró a si misma y a Ata mostrándole la sangre. Nefe y Ata vieron hacia donde estaba la corteza cortada y vieron con horror que el árbol era de carne roja, la misma carne que había servido esa vieja maldita. De la herida del árbol empezó a chorrear sangre y de repente pasó algo increíble, que al principio no creyeron, el árbol sufría pidiéndoles ayuda mientras movía muy levemente el hueco que tenía en el tronco, como si fuera una boca. 

Ata y Nefe empezaron a correr del susto justo cuando uno de esos malditos aldeanos clavó un hacha al árbol intentando matar a la pareja. El aldeano sacó el hacha del árbol donde empezó a expulsar chorros de sangre que mojó al aldeano.

Ata y Nefe corrieron en dirección a los alambrados, entre los árboles, así podían escapar por ahí mientras los árboles gritaban ayuda. Ata vió un cuchillo clavado en uno de ellos y lo sacó rápidamente para defenderse mientras el árbol pedía ayuda y le salía un chorro de sangre de donde sacó el cuchillo. Realmente no podían creer el horror que vivían, pero estaban tan desesperados que solo atinaban a correr y procesar todo después. Una aldeana se le apareció de frente a Nefe y la cacheteo de tal forma que la dejó en el suelo, una mano del tamaño de la cara de Nefe tenía la aldeana. Ata se abalanzó hacia la aldeana con la que empezó a forcejear y la aldeana lo agarró de la pierna para arrastrarlo, pero Ata comenzó a subir desde la pierna de la aldeana y el aldeano de la hacha desde lejos le quiso advertir a la aldeana gritándole «Odado». Ata empezó a acuchillar por toda la cabeza a la aldeana con una furia increíble y la aldeana cayó muerta, increíblemente lo había logrado. Ata levantó a Nefe aun conciente y el aldeano de la hacha grito enfurecido empezando a correr y perseguirlos como un toro embravecido, el aldeano los estaba alcanzando, cuando estaba por darle un hachazo a Ata, el aldeano se golpeó con uno de los troncos de los árboles y cayó desnucado con los pies en la boca. Evidentemente, el aldeano había muerto y el árbol con el que se chocó le dijo a la pareja que corran. Ata y Nefe agradecieron al árbol como si fuera una persona, pero en el camino se resbalaron cayéndose desmayados. 

Al despertarse ambos estaban en una de las casas de los aldeanos con una aguja y manguera mientras le sacaban sangre, estando debilitados. Beluna miró a Nefe y dijo que le encanta ver como su sangre salía de su cuerpo mientras se relamia con su lengua, mientras se escuchaba los 3 aldeanos afuera diciendo esas palabras raras. Martino se sentó en una silla, se limpio los lentes con un trapo y se los puso mientras le hablaba a la pareja. Martino les dijo que sabía que se preguntaban que era éste lugar y afirmo tener la cortesía de responder esa duda antes de que la pareja muera. Martino les explicó que hace unos años habían llegado unos «espectros» con armadura de metal que llevaban humanos cazados a esta aldea. Esos espectros usaban todo tipo de animales y humanos. Los espectros usaban los huesos, sangre y carne para tirarlos en un pozo de tierra donde ponían las semillas de los arboles, como si fuera un compost, para que crecieran ése tipo de árboles de carne. La elección del tipo de árbol daba igual, simplemente eligieron el que mas material daba. Martino siguió explicando que Beluna vino con ellos y él mismo se ofreció a ayudarlos con tal de salvarse. Beluna continuó la explicación diciendo que era carne en abundancia infinita, que ya no se necesitaba matar mas animales y simplemente necesitaban la sangre de las víctimas. Beluna informó que no era nuevo la existencia de estos árboles ya que crecían en los campos donde se libraban constantes guerras, acumulándose cuerpos con tal cantidad que afloraban este tipo de árboles de manera solitaria e individual, aunque ya era raro verlos en estos años. Lamentablemente, explicó Beluna, no podían dejar a la pareja con vida ya que ellos avisarían a las autoridades, aunque no los iban a matar violentamente ya que necesitaban la sangre; simplemente los iban a dejar morir desangrados. 

Martino le dijo a Beluna que llegaban tarde a la reunión con «ellos» y dejaron la custodia de la pareja a uno de esos aldeanos. Mientras el aldeano los custodiaba y comía carne de árbol, Nefe vio una tapa de lata encima de la mesa y le hizo seña a Ata para agarrarlo. Ata empezó a hablar con el aldeano para engañarlo mientras Nefe se liberaba y, si bien el aldeano le entendía a Ata, Ata no entendía las respuestas del aldeano. Ata empezó a insultarlo diciendo que era una bestia deforme sin dientes que no sabe respirar y el aldeano se enojaba respondiendole balbuceos hasta que Ata le dijo al aldeano que no era un humano, sino un mono cavernario. El aldeano se enfando parándose para pegarle a Ata y justo apareció Nefe para clavarle esa tapa de lata en el ojo al aldeano que sufrió de dolor y luego Nefe lo apuñaló con un tenedor largo que había en la mesa. Nefe liberó a Ata que la felicitó por la hazaña y se preguntó donde estaban los 2 faltantes hasta que se escuchó un ruido pidiendo ayuda en la casa del frente. Ata y Nefe agarraron unos cuchillos y fueron a ver por la ventana de esa casa donde se vió como los 2 aldeanos quebraban las patas con sus manos de algunos humanos encadenados y animales para ponerlos en una cubeta. Uno de los aldeanos se alertó del movimiento en la ventana y empezaron a perseguir a la pareja otra vez por el campo. La pareja volvió a correr hacia la tranquera, pero del otro lado de la casa apareció un aldeano que le agarró la cabeza a Ata y lo levantó. Nefe apuñaló en los pies al aldeano y Ata aprovechó para apuñalarlo en el hombro. El aldeano sostuvo a Ata contra el techo de la casa y agarró desde el techo un palo donde golpeo a Ata en la pierna arrancandosela de la fuerza. Nefe lloró por Ata e intentó atacar aldeano agarrando de nuevo el cuchillo clavado en su pierna mientras Ata gritaba de dolor y Nefe se subió al aldeano para apuñalarlo en el estómago. El otro aldeano agarró a Nefe que fue apuñalado en los dedos y la soltó, cayéndose. Ata empezó a apuñalar con su cuchillo al aldeano que lo sostenía en la oreja repetidas veces y le dijo a Nefe que escape. Nefe no quería, pero el aldeano lo agarró a Ata del cuello y lo sostuvo en el aire apretandolo hasta que le exprimió toda la garganta dejando solo la columna sostenida a la cabeza que quedó colgada. Nefe gritó, lloró, lamentó la muerte de Ata, pero debía correr. Cuándo Nefe estaba por llegar a la tranquera se figuró desde un portal un ser humano con una armadura hermosa de plata, vestimenta feudal y cristalería varia. Nefe pensó que eran ellos, los espectros con armadura, otra vez le habían cerrado el paso, no podía haber tanta mala suerte. Nefe tenía ya atrás a los aldeanos y empezó a correr otra vez para donde estaban los árboles, cuando estaba por ser agarrada ése ser con armadura salto por los aires y le cortó el cuello al aldeano haciendo girar su cabeza para arriba varias vueltas, tirando chorros de sangre de su cuello hasta que cayó su cuerpo. El ser con armadura de plata miró desde su casco a Nefe y le señaló la tranquera con su espada, en señal de que se vaya. El último aldeano que quedaba furioso fue tras Nefe para atacarla, Nefe abrió la tranquera y cuando estaba por salir el aldeano pateo la tranquera abriendola para perseguirla por la ruta hasta que una espada lo atravesó y lo cortó por la mitad, viéndose desde la mitad de su cuerpo al ser con armadura. Nefe agradeció al ser con armadura de plata y llorando se preguntó porque la defendía si había escuchado de Martino que los «espectros con armadura» eran aliados de los aldeanos. Efectivamente así era ya que el ser con armadura no era un espectro y se enteró Nefe, cuando el ser con armadura le hizo seña de que se de vuelta dándole una espada. Al darse vuelta lentamente vio como estaban Martino, Beluna y un espectro con armadura parados en la ruta, cortando el paso con su camioneta. El ser con armadura le hizo seña a Nefe y ambos fueron a atacarlos, el ser con armadura atacó al espectro y Nefe le cortó el cogote a Beluna mientras sonreía con esa sonrisa asquerosa, escupiendo sangre de su boca. Martino sacó un hacha y empezó a batallar con Nefe, batalla que Martino claramente ganaba. El ser de armadura plateada atravesó con su espada al espectro que lo tenía agarrado del cuello y él también fue atravesado por atrás por otro espectro mientras Nefe miraba con horror como caía el ser con armadura. Martino tiró un hachazo queriendo matar a Nefe, hacha que se clavó en la camioneta, y Nefe respondió atravesando a Martino diciéndole que se vaya al infierno. Nefe agarró las llaves de la camioneta y se subió intentando encenderla, pero la camioneta sonaba ahogada y no encendía. En la torrencial lluvia, el espectro de armadura metálica se acercó poco a poco a la camioneta y sacó a Nefe del auto siendo agarrada del cuello. Nefe vió los ojos en forma de humo y luz roja dentro del casco del espectro, un rostro que no tenía cara física. Mientras sostenía a Nefe en el aire, el espectro apuntó para apuñalar a Nefe con una de esas espadas raras que tenía y Nefe le dijo con poco aire que el espectro era un engendro que debería estar quemándose en el infierno. Después de eso, el ser con armadura de plata atravesó al espectro con su espada especial y luego lo agarró del cuello llevandoselo a arrastras por la ruta. Nefe le agradeció desde lejos al ser con armadura que volteó para verla y le hizo un «si» con su cabeza. Nefe encendió la camioneta y se alejo yéndose para el camino de la cabaña donde estaban sus padres, viendo por el espejo retrovisor como con su mano el ser con armadura de plata lanzó un plasma de fuego que quemó al espectro y se llevó ambos cuerpos de espectro hacia un portal. 

Nefe contó todo esto a sus padres y a las autoridades, pero cuando las autoridades llegaron solo vieron en la Aldea de Deimos un campo quemado, sin cuerpos, sin testigos, sin nada mas que árboles quemados y talados. Nadie supo lo que pasó, Nefe fue tomada por loca y declararon que se interne en un psiquiátrico, pero gracias a sus padres salió rápidamente. Pronto Nefe sabría que ese era el inicio de una investigación que la obsesionó toda su vida, fundando la empresa de tecnología Ōgenós con el dinero de sus padres, en búsqueda de esos seres con armadura. 

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