Corría la década del sesenta cuando Antonio llegó al mundo. El parto fue muy complicado pues el niño venía de pie. Los médicos, lucharon por apurar el alumbramiento pero no lo lograron. El niño sufrió las consecuencias de este hecho. Su padre, un hombre con poca preparación, por las creencias de la época y por vergüenza, a los pocos años decidió internarlo en una casa de reposo y abandonarlo a su suerte.
Casi al mismo tiempo en una pequeña ciudad vecina, una pareja de jóvenes padres llegaron al hospital, la mujer estaba a punto de traer al mundo a un nuevo ser. A poco de atravesar la puerta de emergencia fue atendida por los médicos y nació una hermosa nena. Pero el infortunio estaba esperando a la recién nacida. Mariluz sufrió un terrible accidente, se le escapó de las manos a su padre y un golpe contra el suelo le causo un daño cerebral irremediable que la acompañaría por el resto de sus días. Pocos años después Mariluz fue internada en un sanatorio en su pueblo natal.
Veinte años más tarde, el destino quiso que las vidas de Antonio y Mariluz se cruzaran, ambos llegarían a una casa de reposo en Córdoba (España). Ella ayudaba en la limpieza y Antonio se ocupaba de temas de carpintería. El día que se conocieron, los dos quedaron fechados. Se enamoraron de inmediato. Mariluz se sonrojaba cada vez que veía a Antonio que también se ponía extremadamente nervioso sin saber que decirle. Ambos se buscaban con la mirada y al verse volteaban bruscamente tratando de disimular y avergonzados. Un día, Antonio no pudo más y decidió declararle su amor. Dibujó en un papel “algo parecido a un corazón” como diría Víctor Manuel en su canción, y se lo entregó a Mariluz. Los ojos de ambos se humedecieron de felicidad, ya no ocultaban ni disimulaban sus miradas, y así, juntos de la mano fueron a caminar por el jardín.
Antonio y Mariluz realizaban sus labores diarias esperando con ansias que llegara la hora del almuerzo para poder estar juntos un momento. Conforme se iba acercando la hora de verse comenzaban a sentir esas mariposas en la panza, eran momentos mágicos para ellos. Luego, ya por la tarde una vez terminados sus quehaceres, Antonio iba a buscarla a toda prisa para pasear tomados de la mano. Antonio recogía las flores más hermosas del jardín y se las obsequiaba a Mariluz colocándolas entre su cabello, ella correspondía el gesto de amor con un tierno beso en la mejilla y un abrazo interminable. Eran felices.
Al cabo de un tiempo, Antonio y Mariluz decidieron casarse. La noticia en la familia de Mariluz no fue bien recibida. Se opusieron rotundamente a que se lleve a cabo esta unión a pesar de ser testigos del amor que se tenían. Por otro lado, la noticia corrió como reguero de pólvora en el pueblo, todos se creían con derecho a opinar sobre si debía o no realizarse el matrimonio. Fue tanto revuelo el que causo la noticia que se convirtió en el tema de conversación principal en la mesa de cada familia, en los bares y cafés. ¿Cómo iban a permitir que dos personas con ese tipo de discapacidad se casaran? Los prejuicios de la época eran tan fuertes que obligaron a la pareja a sortear muchos obstáculos. El amor inmenso que existía entre ellos y la enorme bondad de un amigo entrañable hicieron posible conseguir una cita con el obispo de la ciudad frente al que tuvieron que declarar su amor para que autorice el matrimonio.
Mariluz y Antonio tuvieron tres hijos, José Manuel y los gemelos Francisco y Antonio. Los primeros años fueron de inmensa felicidad, pues ellos mismos se encargaron de la crianza de los niños, hasta que las autoridades decidieron que lo mejor para ellos era ser dados en adopción. La hermana de Antonio se hizo de esa responsabilidad aliviando de alguna manera el golpe tan fuerte para la pareja. A pesar de que los veían con bastante frecuencia, la separación fue muy dolorosa para ambos, sobre todo para Mariluz, que hasta el día de hoy no ha podido reponerse. El Alzhéimer que acecha a Antonio en la actualidad le ayuda, de alguna manera, a pasar mejor este trago amargo.
Los días hasta hoy, corren entre la carpintería para Antonio y la limpieza para Mariluz como hace cuarenta años. Ahora ya no viven juntos porque ambos necesitan de algunos cuidados especiales, pero de 9 de la mañana a 5 de la tarde comparten tiempo en la casa de reposo donde se conocieron y disfrutan como dos chiquillos enamorados de su paseo diario por el jardín tomados de la mano, Antonio aún coloca flores en el cabello de Mariluz y ella sigue correspondiendo el gesto con un beso en la mejilla y el abrazo interminable. Su amor sigue intacto.
La navidad es una fecha especial para ellos y la esperan con ansias, porque como todos los años podrán estar reunidos con sus tres hijos y ser completamente felices por unas horas.
– Basado en una historia real
– La canción “Solo pienso en ti” compuesta por Víctor Manuel está inspirada en la historia de Mariluz y Antonio.
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