Lo siento y oigo acercarse, 

aproximándose sin miedo alguno,

y con las esperanzas de dañarme.

¨

 Ya logro verlo en la lejanía, 

se lo ve perfectamente hermoso, 

incapaz de lastimarme.

¨

Frente con frente,

nariz con nariz

y sin miedo.

El Mai estaba conmigo para quedarse dormido.

Facundo Verardo D’Agostino

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