Abordaje

Aquella tarde calurosa en la que todo cambio las nubes se coloreaban de un precioso color anaranjado, anunciando así la llegada de la noche.

-Claro señor, usted no se preocupe, esto será pan comido-Decía Lucas mientras colgaba el celular y abordaba el avión que lo llevaría a su junta en China, pues como era Jefe de asuntos internacionales viajaba de un lado a otro. “Bien, tengo que ganar el contrato con los chinos y con eso me haré socio de Jeff” Pensaba mientras ponía una pequeña maleta en la parte superior de su asiento. Se sentó junto a la ventana y miró el bello atardecer “No puedo pedir más en la vida, tengo un trabajo estable, ganó demasiado, estoy viajando a todos lados, no tengo hijos ni deudas ni enemigos y aún no llego a los 40, ja, supongo que a esto llaman felicidad las personas”

Lucas sacó unos auriculares y se puso a escuchar música viendo la ventana. La gente llegaba y el lugar estaba casi lleno; atrás estaban una madre y su hija de unos 9 que no paraba de llorar, adelante un anciano y su joven hijo que lo ayudaba a sentarse, en la otra fila una pareja discutía por olvidar algo importante, la azafata pelinegra iba seguramente a la cabina del piloto. Pero nada de eso importaba para el sonriente Lucas Meart, que al delicioso sonido del jazz noventero movía la pierna de abajo hacia arriba al compás de la canción, con su saco azul, zapatos marrones elegantes y sus lentes negros que no permitían ver si se estaba quedando o no dormido.

A su lado se sentó una persona, Lucas no le prestó atención, el jazz es más importante. De pronto la música se apaga de la nada “Maldición no lo cargué” La batería se había agotado y recordó que había un cargador en su maleta, así que volteó.

-Buenas tardes, amigo ¿Podrías darme pasó? Solo quiero sacar un cargador-Dijo mientras miró al sujeto. Pero entonces no hubo respuesta alguna, ni una sola palabra y de la nada Lucas comenzó a sudar y en vez de preguntar otra vez miró a el sujeto por unos segundos, nadie decía nada, la respiración de Lucas se aceleró, entonces puso la mano sobre sus lentes para apoyarlos sobre su cabello. Un aire incierto recorrió el lugar, los ojos de Lucas parecían temblar, la transpiración era bastante, y él solo lo miraba sin recibir respuesta alguna del chico con capucha gris que sostenía un celular. Lucas temblando y sudando en frío espió de reojo el celular y solo terminó más consternado, estaba tan consternado que no podía moverse, mucho menos hablar. Entre todo el desconcierto que llevaba solo se volvió sobre su asiento mirando el asiento de adelante totalmente quieto.

“¿Esto es real? ¿Él es real? Sus ojos….. están huecos… no tiene boca y…..en su celular solo hay código binario..¿Qué debería hacer ahora? ¿Irme? ¿Llamar por auxilio?” Pensaba mientras sus pupilas se dilataban y empezaba a sofocarse.

-Que mal. Me encontraron -Exclamó entonces una voz gruesa, casi robótica que desconcertó más a Lucas– Es predecible en cierto sentido, existen muchos secretos que guardan las personas para mantener, hasta ahora, las comodidades que les ofrece este mundo absurdo, otras de buen corazón lo hacen para proteger a los que aman de la verdad. Pero lo que todos tienen en común es que lo esconden, a como dé lugar, tienen que pararme-

Lucas quedó fuera de sus cabales al darse cuenta que no había nadie más hablándole que el ser que yacía sentado a su costado, con la mirada siempre hacía el celular, si es que tuviera una.

-¿Quién eres?- pregunto entrecortado Lucas al reunir toda su valía.

-Ah, persona, ¿Tú me escuchaste? Que desafortunado, que desafortunado. Lamento arruinar, tu tranquila y feliz vida. Las probabilidades nunca serán del todo acertadas. Desde que me escuchaste, desde ese preciso momento sufrirás, y la desgracia te acompañará, ellos irán por ti, escóndete -Decía el ser mientras se volteó hacía Lucas ­-Yo era un humano, un humano que lo descubrió, y al intentar llorar, me hicieron esto. Mis lágrimas nunca tocaron el suelo y hoy anhelan la muerte. Perdón, pero yo me rendí, me toca darte mi desgracia -Terminó y con la otra mano que permaneció en su bolsillo le entregó a Lucas lo que parecía ser una memoria USB.

Lucas por alguna extraña razón se sentía más tranquilo, al saber que era un humano. Pero era aún más extraño sentirse tranquilo después de todo lo que le había dicho sin abrir la boca, pues no tenía una “¿Qué quiere decir con todo eso? ¿Será un terrorista? ¿Por qué ya no me asusta?”

-No me queda tiempo- Dijo y puso el USB en las piernas de Lucas, y con un dedo toco su pierna y sintió como una aguja perforándolo.

Los últimos pasajeros entraban y el que se sentaba al lado de Lucas se paró, caminó hacía la entrada, y sin hacer caso a las llamadas se fue del avión. Lucas lo vio por un momento mientras los últimos rayos del sol desaparecían en el horizonte citadino donde la duda reinaba.

“¡¡¡¿Qué diablos acaba de pasar?!!!” Pensaba mortificado en cada palabra que escuchó, en el USB, en lo que le inyectó, mientras el avión tomaba vuelo. Había pensado en llamar a la policía, pero algo, un instinto que le vino luego de escuchar aquello le dijo que no lo hiciera. Entre todo esto se olvidó por completo de la junta, y es que mil dudas lo habían invadido. Además, la madre de la humanidad lo consumió, es decir, la curiosidad. Claro, estaba asustado, no sabía que carajos acababa de pasar, pero el deseo de saber, de conocer a ese ser, y esos secretos de los que tanto hablaba. La humanidad había evolucionado por la mano de la curiosidad, podría ser un descubrimiento increíble o la perdición de una raza.

Lucas estuvo paranoico, miraba a todos lados intentando ver alguna acción sospechosa, le vino a la mente, que el gobierno lo estaba persiguiendo, tal vez si sea un terrorista y lo arrestarían a él también por aceptar material ilegal. Los espías del estado, nadie sabe si existen o no, pero en una nación tan grande sería difícil controlar todos los atentados sin estar vigilando todo el tiempo. Estás y otras ideas estaban por la cabeza de Lucas que no funcionaba bien por el incidente. Al final Lucas escondió el USB en su zapato que por cierto le quedaba una talla más grande. Luego se durmió, sin darse cuenta, se puso el cinturón ya que avisaron por turbulencia. Decidió ver el USB cuando llegara a China.

Eran las 2, plena madrugada. Lucas se levantó luego de un extraño y largo sueño de unas cuantas horas. Se puso en si mismo y analizando si todo lo que pasó fue también parte de su subconsciente se sacó el zapato y para su mala suerte estaba allí, una memoria USB “Enserio paso esto, incluso parece que alguien me gastó una pesada broma, aunque ya no es graciosa”

Lucas miró pensativo el cristal que lo separaba del exterior. Él era no era el tipo de persona que entraba en pánico y se desesperaba o al menos intentaba no demostrarlo al exterior, pero claro, esa situación casi rompe consigo mismo, ahora más sereno, analizaba con lujo de detalles cada palabra, cada movimiento, razonando con lógica “¡¿Pero qué diablos tiene que ver con la lógica un tipo sin ojos, sin boca que me habló y me dio una memoria USB sospechosa luego de mandarme un tipo de maldición profética?… señor oficial le juro que digo la verdad y no estoy bajo ningún efecto de drogas!” Deambulaba así, diciéndose que aquel tipo le confió algo realmente peligroso y que lo estaban persiguiendo hasta acorralarlo, lo buscaban seguro y a ese USB, así que ahora vendrán por él, si va a denunciar esto, lo más probable es que termine en una clínica o muerto para callarlo, todos los programas conspiranóicos y películas nunca habrían estado tan cerca de él como ahora “Lo primero será bajarme a salvo en Hong Kong” Pensaba. Entonces sus ojos se fijaron a algo que le erizó la piel, un avión de combate pasaba frente a su vuelo, no, eran más “Mier…” No terminó cuando el impacto despertó a todos en gritería. El humo de una turbina salía sin control, las mascarillas bajaron y los niños gritaban desconsoladamente en intentos fallidos de sus padres que también desconsolados intentaban calmarlos. Lucas miró un bebé en una silla adelante y sintió una tristeza profunda. La velocidad de la caída que aumentaba le hacían perder la conciencia, solo quedaban imágenes borrosas del infierno que se desató en dos segundos, en tres Lucas estaba inconsciente y en cinco el impacto cerró el telón del acto.

Fuego, había fuego ciertamente, gente, poca, gritaba por auxilio o agonizaba moribunda entre los restos del avión que estaban regados por ese valle extenso. El cielo cubría con estrellas la escena.

-¿E..Estoy vivo?- Decía ensangrentado Lucas, que yacía aún lado abrochado con el cinturón de seguridad, despertando a un lado de todo. Se desbrochó lentamente y con dificultad, pero lo logró cayendo al suelo. Al pararse vio la muerte que lo rodeaba, al frente y atrás todos estaban muertos; el anciano y su hijo, los esposos, los niños.. todos. Atravesados con algún escombro, mutilados. Esta escena terminó por derrumbar mentalmente a Lucas, que entró en pánico desesperándose, sin saber qué hacer, solo le salieron lágrimas “To…Todos, están muertos, no puedo moverme, tengo que salir de aquí, ¡¡Rápido!!” Se dijo mientras caminaba con dificultad sin rumbo intentando ignorar inútilmente el desastre.

-Ma..ma…mami… me duele-Dijo la voz moribunda de un niño. Lucas volteó y vio como tenía un fierro atravesado en su pierna y sin pensar se lanzó a ayudarlo.

-No te preocupes pequeño-

-¡¡Lucas ¿Qué haces?!!- reclamo aquella voz que reconoció enseguida como la del sujeto –Lucas ellos están por llegar, mira a lo lejos esas luces son sus autos, Lucas te matarán, huye, si quieres vivir huye, deja a ese niño que nada podrás hacer por él-

Lucas se detuvo -¿Cómo? Explícame cómo quieres que deje a un niño que aún respira para salvarme a mí. Un niño que no tenía la culpa de nada maldita sea y ahora está muriendo frente mí- Decía entre lágrimas Lucas.

-Lucas, ¿Recuerdas lo que te dije? Vivirás sufriendo de ahora en adelante, pudiste arrojar el USB, pero la curiosidad humana es más grande. Lucas, el niño ya murió, todo valdrá la pena si miras el contenido de lo que te di. Corre Lucas, que por el norte estarás seguro, ellos la vienen-

Lucas empezó a caminar asía el norte, su cara estaba llena de lágrimas y sangre. Él corrió totalmente destrozado, lleno de culpa y remordimiento, como un cobarde, como una escoria, Lucas solo huyó, sabiendo que él había causado la muerte de inocentes, de niños “soy la peor escoria, soy peor que escoria”

Corrió en ese valle verde mientras la fina lluvia sellaba el campo en la horrorosa escena, él solo corrió con ganas de morirse..

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS