Uno de los más sentidos recuerdos que tememos todos del pan es la cocina materna, en ella establecemos los lazos primarios de los recuerdos que unifican nuestros sentimientos, con el pan están las cenas en familia, el dicho «las penas con pan son buenas» es una de las más socorridas en momentos difíciles, un bocado de hogaza siempre lleva lo que sobro en la heladera y se convierte en una delicia.
Son bocados que recordamos con aprecio, son las remembranzas de un tiempo que se fue y que vuelve cuando nos damos a la tarea de replicar la receta de la abuela. Antaño la propia familia realizaba sus panes, trituraba los trigos y confeccionaba a la masa para la comida del día a día, con el paso del tiempo se divide las tareas y el panadero se convierte en un señor que especializa su labor y sus confecciones para quienes buscan deleitarse con ellas.
Se necesitaba de un hombre fuerte para darle a la masa el trato requerido, tal vez, pero es muy recurrente recordar al panadero y no a la panadera, ella encontró un ámbito más delicado y social llamado pastelería, los diseños y los sabores y combinaciones eran delicadas obras de arte dignas de todo festejo que se diera por prestigioso.
Las familias recurren al pan como una forma de agrandar el volumen de sus comidas, no es lo mismo un trozo de carne, que un trozo de carne envuelto en bolillos de sal; con el paso del tiempo se ha industrializado el pan y muchos dicen que es pobre en nutrientes como el delicioso bocado que llevaba tiempo para lograr que su levadura y los elementos que lo iban a acompañar tuvieran la fermentación y los ingredientes adecuados, de ser un elemento de la dieta enriquecida termino en la devaluación de un alimento con puros carbohidratos que engorda y no da valor al que lo consume.
La vida diaria impone retos muchos no se dan tiempo de ir a la cocina y prefieren todo lo que sea rápido y les quite de momento el hambre, algunos se organizan para comprar la baguette que el panadero de la esquina ha hecho por años y ven como ha tenido que cambiar de precio, no es lo mismo, no es la misma y su tamaño se ha reducido por necesidad.
¡En busca de un beneficio gourmet algunos ahora acuden a los robots que les indican que ingredientes colocar en sus sofisticadas maquinarias para entregarles una masa que solo tienen que meter al horno, qué sé yo tal vez el robot también hornea la masa y la entrega lista para servir… Vaya!
Muchos han de mirar con nostalgia lo que ya no tienen, lo que probaron de niños y solo es recuerdo, algunos otros aún tienen la gloria de contar con un panadero que pese a todo riesgo y carencia sigue adelante brindando sus confecciones, bollos y panes diversos en su estantería. Otros acuden tal vez a la casa de una abuela que les insta a que le dejen la masa lista para hacer el pan que comían de niños.
Como sea y en todo momento el pan que nos llevamos a la boca esta enriquecido de los gratos recuerdos y su fabulosa facultad de ser lo que necesitamos con un poco de mermelada y mantequilla o simplemente la verdura con carne fría que nos quedaba en la nevera….
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