En territorio incomprendido

En territorio incomprendido

“A mi lado, reposa un hombre que cuando sale de casa, se convierte en un heroico y brillante ‘artista de cerebros’; sin trucos, sin vara mágica, sin disfraz ni careta, anda desactivando bombas en medio de los sesos”

Él insiste, en que la emoción de desactivar un explosivo, en medio del orden y el caos tiene algunas distinciones;

  • – “Hay temor, hay miedo y un susurro al oído, susurra el inevitable sentimiento de angustia; intimida pensar que esta estalle, pero aterra aún más… saber que si esto ocurriese, no te lesionas un solo dedo; pero tú, con la culpa chuzándote la conciencia, eres atormentado un buen tiempo en silencio, juzgándote como cualquier inescrupuloso criminal”

Una noche, en plena polémica cinematográfica, con crispetas y de más; me surgió una sensación de “extrañeza” – Imaginé mi íntimo cómplice, a la cabecera de una camilla quirúrgica, con ambos ojos inspirados; armado de guantes, bata y mascarilla; y sus manos, precisas y delicadas, manipulan una pinza.

Olvidé la escena en el quirófano, le miré fijamente, y por no más de un minuto, lo desconocí por completo, y me surgió una irreverente necesidad de confrontarlo.

  • – ¡Amor ¿Qué putas se siente operar un cerebro?!
  • – “Una Interminable emoción”. Fue su conclusión al interrogante.

  • – ¡Cuándo comienza a sangrar da un susto! Pero después, esas frágiles y estorbosas emociones son ignoradas.

  • – Y lo que corresponde al suelo del pensamiento, se acaricia con más cuidado ¡Pues escarbar la conciencia e inconciencia, se puede correr el riesgo de aspirar accidentalmente alguna emoción!

Seguía siendo él, mi listo amor; ahora, con: menos pelo, más barriga, menos sentimentalismo, más duro, menos romántico, más distinto, menos común, más único, menos humillado, más carácter, menos ñoño, más loco, menos terco, más seguro, menos sumiso, más dominante, más perezoso y más desordenado, pero… menos aislado, y más libre.

Y es que entender la enigmática función de esa masa eléctrica, compleja, impredecible y poderosa; y súmele manipularla con la razón ¡Es indispensable tener los huevos bien puestos! Intrépido y seguro lo abre; en él, explora, encuentra, succiona, pica, pule, diseca, repara y sutura cuan escultor renacentista.

  • – ¿Y qué es lo más especial? Le pregunto.
  • – ¿Especial? ‘La fosa posterior’; estrecho y exclusivo ‘terreno de dioses’, allí, se atesora: equilibrio, movimiento, coordinación, latido y respiración ¡Es erizante tanta vitalidad!

  • – Y más sofisticada es ‘la corteza prefrontal’, en sus pliegues alberga complejidad, misterioso vinculo cerebro-comportamiento, es algo que no vez a simple vista… pero es: lo verdaderamente más humano.

  • – ¡Y para llegar al clímax emocional! Navegar en ‘el tercer ventrículo’, es sumergirse en medio de corales, y ya en el fondo, observar la imponente culebra basilar sobre una manzana, animal salvaje y exótico ¡Verdaderamente asusta, pero tienes que disfrutarla!

Y ahí finalizó, una de nuestras tantas conversaciones nocturnas, no tardé nada en admitir, que “un súper héroe de carne y hueso” sale diariamente a enfrentar villanos que impiden la real e intangible libertad humana; vive conmigo, y además es mi esposo.

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