Plástica de una generación espontánea

Plástica de una generación espontánea

Siles Cobara

06/07/2023

Parece un hombrecillo emergiendo de la vegetación artificial. Sobre la mesa, desde el arbusto verde, rígido, muerto (¿el arbusto decorativo?), la figura humanoide olvida sus ojos y facciones en alguna dimensión imperceptible, enmarca un orificio sin labios, una boca reverberando su comunicación, tamizada por la agudeza de quien la escuche. Grácil desciende del contenedor, se pega a mi mano, quieto, arqueando su segmento superior en ángulo hacia el mío, ¿estará pensando? Da curiosidad, porque mis dedos responden y lo alzo de un pie en el aire, su textura es similar al lugar sintético de donde emergió, todo origen responde a regresos, son leyes que no pretendo desobedecer y lo regreso a la planta artificial. 

Desvío la mirada a mi cuaderno, escribo: «artificios de generar espontáneamente a un hombre», redirijo los ojos, suelto la pluma y observo su exploración propia del orificio, luego el follaje extrapolado del agujero negro, inserta un pequeño fragmento del follaje artificial en su orificio, dilata la apertura para ocupar la mitad del rostro, parece disfrutar de la actividad y continua moderado, hoja por hoja, ¿será que pensó en dilatar la experiencia? Finaliza dejando pelón al objeto decorativo, condenándolo al desperdicio ¿habrá trascendido en la consecuencia de no dejar nada? Se sienta, toma su brazo, lo somete al pozo negro, ¿podría migrar al universo desconocido?, desaparece. Pondero su canibalismo, ¿sería transmutación su finalidad, conducto, transpolar entre planos o liberarse del contacto que brevemente practiqué en su pierna? La conducta operante me sugiere continuidad, desapego. Tengo razón, sigue la tarea con sus piernas y su última extremidad, quedando su torso más la supuesta cabeza. Sin dilación se arquea en un vaivén inútil por engolfarse. Empieza a hacer sonidos o eso creo, asemejan  quejidos, ¿querrá ayuda o solo permite emociones? ¿experimenta emociones siquiera o sensaciones, sentidos, respuestas programadas, biológicas, artificiales? La vibración se perpetúa por un minuto, en el que solo puedo intentar ver a través de su orificio abierto, desde una distancia prudencial, pero se detiene. 

Falto a comprender como le cabe tanto en su módico cuerpo, no resisto, tomo el lapicero, rememorando aquel veintiuno de mayo, la mano de Slotin, el destornillador. Consabido del posible desastre en el orificio, temiendo por el desttino de mi mano, inserto al centro del halo ese destornillador, esperando alguna revelación, nada. El muñeco, separado de mis miedos o empatía, permanece inmóvil, sin reacción. Fuerzo la pluma, sin experimentar resistencia, el humanoide no responde. Extraigo el objeto, intento con un pedazo de mi cuaderno, a mi sorpresa se dilata su orificio y lo ingiere entero, mas parece haberlo fagocitado, fue demasiado rápido. No hay modificación en su fisonomía, me acerco a la negrura, aventuraría calificarle un albedo cero, no se ve ni resabio de mi cuaderno. 

Mi interés parece un neutrino, a distancia sin carga, separado de la criatura y al terminar mi café decido llevarlo a casa en el recipiente desechable de mi bebida. Le tomo por el torso, dejo que la gravedad se encargue, no se le ve incómodo. ¿Ahora qué hago con él o eso? Tomo las llaves de mi vehículo, observo de cerca esos impulsos de la existencia, me da algo de tristeza, pues se mancha con los restos del café, la crema y el endulzante. Decido verterle un poco de agua y destapo mi pachón, vierto pocas gotas encima. Me arremete el pánico, escucho gritos mientras se disuelve lentamente en el líquido. 

Supongo que todos jugamos en el jardín, ni las formas desconocidas sobreviven, los seres se propagan luego de las explosiones, todo en este contenedor que genera oxidación, líneas sin regreso, regresos donde no hay líneas. 

Crédito a la obra musical: Autor: Doug Kaufman, Título: Garden, Album: Elva, Casa Editorial: 2020 Doug Kaufman

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