La luna y el Lobo

En un antiguo y lejano bosque habitaban todas las criaturas de la naturaleza, muchas vivan en grupos que se ayudaban los unos a los otros, a excepción del enorme lobo gris que era temido por todos y nadie se cruzaba en su camino. El lobo no le daba importancia a esto, ya que no necesitaba a nadie para conseguir comida y refugio.

Con el tiempo el lobo empezó a notar que todos reían y eran más felices, él también quería participar porque se sentía solo, pero sabía que no sería fácil.

Se acercó a un grupo de conejos que hablaban y reían y salto desde atrás de unos arbustos mostrando una sonrisa amistosa, pero los conejos al ver esos enormes y afilados colmillos corrieron despavoridos a esconderse.

El lobo al ver esto quedó confundido, pero no se rindió, por lo que a lo lejos vio un corillo de aves que cantaban en armonía y de nuevo se acercó, esta vez lentamente trato de unirse a ellos silbando, pero cuando las aves escucharon su silbido se les heló la sangre y volaron asustadas en todas direcciones.

Finalmente, ya en la noche el lobo muy triste se sentó en la cima de una colina y miro al cielo — ¿Dime luna hermosa, porque nadie me entiende, no quiero estar solo, quiero reír y ser feliz como todos en este bosque o ¿acaso no puedo?–.

La luna vio al triste lobo y le respondió — No estés triste mi pequeño ser, aunque hoy estés solo no quiere decir que lo vas a estar siempre, es solo que no has buscado en el lugar indicado, te aseguro que muchos otros desean tu amistad y compañía, porque no tratas de levantar tu voz al cielo y yo te ayudaré a llevarla a todos aquellos que desean lo mismo que tú. —

— y me aseguras luna brillante que podré tener amigos??– dijo el lobo entusiasmado.

— no puedo asegurarte nada, ya que el único que puede cumplir tu deseo eres tú, yo te guiaré y te ayudaré, pero debes poner tu corazón y tu fe para hacerlo realidad– dijo la luna.

El lobo asintió con entusiasmo, miro hacia arriba y con todas sus fuerzas dejo salir su voz hacia la luna, un poderoso y prolongado aullido se escuchó en todo el bosque y luego todo se quedó en silencio.

— ¿dime luna, funcionó? Dijo el lobo que no podía parar de mover la cola por la emoción.
Pero la luna no respondió.

— ¿Luna?– repitió el lobo, pero nadie respondía.

Paso un rato y todo seguía en silencio, el lobo muy triste se dio la vuelta para regresar al bosque y fue en ese momento que muy a lo lejos escuchó un aullido, y luego otro y otro hasta que el silencio del bosque se convirtió en un concierto de aullidos.

El lobo estaba muy feliz y no paraba de mover la cola, entonces la luna le dijo — ves que no estás solo, ven te llevaré a ver a tus amigos.–

Entonces la luna hizo un hermoso camino de color azul pálido que el lobo empezó a seguir hasta que se perdió su silueta muy lejos del bosque.

Nadie en el bosque volvió a ver al lobo después de eso, pero todas las noches de luna llena se pueden escuchar aullidos llenos de alegría y emoción, pues se dice que son de agradecimiento a la luna, que en esas noches brilla con mucha más intensidad.