El ternero volador

El pequeño ternerito la vista alzó,– quiero poder volar–, eso deseo, mientras sus amigos reian sin control, pero el ternerito no se rindió y amigo se hizo de un gorrión —Como puedo volar le pregunto— y el gorrión sonriendo le respondió– no puedo ayudarte mi gran amigo porque el volar nació conmigo, mi mamá me enseñó a volar solito.

El pobre ternerito triste se puso y con su madre se fue a llorar–
Que es lo que te pasa mi pequeño hijo–le pregunto su madre, –dime madre mía porque el volar no puedo si tantos pájaros veo volando en el cielo–.

—Mi precioso hijo, tu deseo es bello, pero tu naturaleza no está en el cielo, pregúntale a tu amigo cuál es su anhelo, todos hemos deseado lo que no tenemos, pero eso es porque en verdad no nos conocemos, debes mirar bien tu reflejo y ver las cualidades que el señor te dejo–.

Al siguiente día el pequeño ternero, vio en un cedro a su amigo del cielo, emocionado corrió a su encuentro, al verlo el gorrión asustado voló a lo más alto, y luego de un rato bajo del palo —perdona mi amigo el susto de hace rato, desearía no asustarme tanto, tú eres enorme y fuerte, seguro no temes a nada, quisiera ser grande para no asustarme–.

Los amigos rieron y jugaron hasta que sus madres a dormir los llamaron —madre soy grande y fuerte, mi amigo el gorrión me dijo— —claro que lo eres mi bella bendición, el señor del cielo ese don te dio, no pienses en lo que no tienes porque eso no te deja ver quién eres, piensa de dónde vienes y sabrás dónde estarás, pues algún día grande y fuerte serás al igual que tu papá–.