La historia se me ha complicado por haber vivido a tres cursos por año, banquete y medio por boda y barra libre de ruina desde que dejé la cuna. Y ahora, con la cara que amanezco, brújula de vacaciones y el dinero en otro banco me aburro like a Virgin, que me huelo que se acabó lo que se daba y como encima de esta que respira tengo dos cosas redondas que parpadean cuando pasas, las he visto de todos los colores. Para comer en blanco y cenar en negro prefiero pasar hambre Máster chef. A fuego lento no le salen pelos a mis huevos y sin lana no me interesa pasar más inviernos. Es mejor sentarme por aquí y ver la vida pasar, la mía no, que ya me la sé, la del resto de toreros que amenizan mi camino, porque me pasan las balas rozando las orejas y ni me entero, vendo despiste a granel, pero tenerlo presente evita trankimazin. Y es que creo que cuando llega el momento en el que le has dado salida a la primera vez de casi todo seguir buscando primeras veces es mucho pedirle a Google. Que todo refrán trabaja y el «cada cosa a su tiempo» debí borrarlo hace años de mi cuaderno dorado. También perdí el cuaderno, pero lo cuento otro día que me levante inspirado. Y es que desde que me di cuenta que mi historia no es tan golden como yo hubiera querido, tengo más pena que tiempo y esa fórmula es castigo.
Que como me va la vida? Me da lo mismo. Como todo. Y eso es hacer mal las cuentas.
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