El Amor es un viaje Cósmico.

Parte I

Aurora

Después del incidente en el puente, sospecharía que Calisto no asistiría a clases; temas de esa índole no son fáciles de tratar. Lo mejor sería visitarlo después de clases y mostrarle mi apoyo, pensaba mientras me alistaba para ir a clases.

— ¡Que no se te haga tarde, Aurora! —decía mi papá. —Recuerda que hoy puedo llegar tarde al trabajo, y me da tiempo para irte a dejar.

—Sí, ya estoy lista. —dije.

Durante el trayecto hacia la escuela, solo reflexionaba en cómo podría ayudar a Calisto, igual no era mi responsabilidad, pero recordando lo sucedido tiempo atrás con Kelly, me hacía sentir fatal el haber pertenecido a su grupito durante el primer año y no haber hecho algo al respecto; igual y a Leo le parezca buena idea apoyarlo. Así es él y sin duda es una característica de su personalidad que me parece de lo más linda.

Debo admitir que después de la conversación que tuvimos ayer, nunca me había sentido así, la conexión que se dio fue increíble. Es algo tonto, ya que con Apolo no he tenido esa sensación, y de alguna manera me siento culpable, es mi novio y parece que Leo me provocó cosas que no había imaginado que sentiría desde el día que lo conocí en el planetario.

—Hemos llegado, hija. Me sorprende que hayas estado todo el viaje en silencio —decía mi papá.

—Eh… Solo estaba repasando mentalmente unos temas para una clase —respondía para evitar otros cuestionamientos. — Muchas gracias por venir a dejarme, nos vemos en la noche, posiblemente salga con Apolo después de clases., Te quiero. —era buen momento de salir del auto y preocuparme de otras cosas.

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— ¡Hey Aurora!, ¿Dónde te metiste ayer después del juego?, Andrómeda me dijo que decidiste no continuar con la celebración del equipo —cuestionaba Zaniah, mientras colocaba sus libros en el locker que se encontraba a lado del mío.

—Me fui a mi casa, necesitaba descansar un poco —respondía con cierto desinterés. — ¿No has visto a Calisto o a Leo?

— ¿A Leo? ¿El chico de nuevo ingreso?, No, no lo he visto. ¿No me digas que estuviste ayer con él? —decía Zaniah, poniendo un rostro de intriga y misterio.

—No, no… Bueno sí. Después te cuento, necesito decirle algo. —confesaba mientras cerraba mi locker y dejaba sola a Zaniah.

No tardaría en sonar la campana para qué iniciarán las clases, la ausencia de Calisto apuntaba que lo ocurrido ayer podría tenerlo en vergüenza con nosotros, así que tenía que tomar otras medidas para poder conversar con él y brindarle mi amistad cuando lo desee, por otro lado, tenía que contarles a mis amigas una parte de la historia, esperando que igual apoyaran la idea de hablarle.

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—Muy bien jóvenes, saquen su libro en la página 26, lean las dos páginas de ese apartado, mientras yo escribo unas cosas en el pizarrón —decía el profesor de Física.

Aún con unos minutos de tolerancia, Leo entraría al salón con su amiga Maia, hecho que paso por desapercibido por los demás compañeros, sin embargo, para el profesor no fue así.

—Por poco muchachos, pasen y tomen asiento —señalaba el profesor—. En un momento iniciaremos la clase.

Y justo detrás de ellos entraba Calisto, intentando pasar de incógnito por la puerta, pero el ruido que sus tenis emitieron, genero exactamente lo contrario.

— ¿Usted también?, parece que hoy es el día para llegar tarde. —susurraba el profesor apuntando fórmulas en el pizarrón.

—Bueno, Einstein dijo que el tiempo es relativo —agregaba Calisto.

Cosa que me pareció graciosa, logrando que riera por el comentario y que por lo visto causo el mismo efecto en el profesor y en Leo.

Antes de finalizar la clase de Física, mientras guardaba mis libros, una nota llegaba a mi.

—Te lo manda Leo, bueno yo dije que te lo escribiera —decía Maia apartándose de mi lugar.

El profesor no era fan de que los alumnos se enviaran notas, por ello todo debía ser de manera discreta. Pero el misterio no podía esperar, así que no tarde en abrir el papelito.

«Hola, con lo ocurrido ayer, pensaba en hablarle a Calisto e invitarlo con nosotros, espero y este de acuerdo. Hoy en la mañana me mandó mensaje, pidiendo una disculpa por lo sucedido y agradeciendo que estuviéramos con él. Supuse que necesitarías saberlo, así mismo, si te interesa unirte, nos vemos en la hora del almuerzo.

Atte.: Leo.»

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Al sonar la campana, sabía que Apolo no tardaría en venir a verme para ir juntos a la cafetería y sentarnos con los chicos de americano, cosa que ya era costumbre desde hace medio año. Mi amistad con Andrómeda y Zaniah la respetaba él y dejaba que en ocasiones se sentarán con nosotros, contrario a Kelly, que siempre procuraba rechazar a otras personas que no fueran populares o que pertenecieran al equipo de porristas o de americano.

Pero fue una sorpresa no ver a Apolo esperándome, en realidad, era algo bueno, así podría saber cuál era el plan de Leo y no tener que explicarle a Apolo ciertas situaciones, para evitar que se pusiera celoso y pensara que le soy infiel. Así que puedo ir a la cafetería sin problemas.

—¡Oye Auro! Corre antes de que nos ganen una mesa —decía Zaniah tomándome la mano para seguirle el paso.

—Esperen, tengo que hacer algo primero, las veo en la cafetería, chicas, me apartan una silla —respondía.

—Okey… —La expresión de inquietud en los rostros de Zaniah y Andrómeda me hacían tener la necesidad de explicarles lo sucedido ayer en la noche.

—Después de clases les explico todo —concluía.

Cuando llegue a la cafetería gran parte de las mesas ya estaban llenas, los demás alumnos entraban y salían del comedor, los bullicios no se hacían esperar, entre tantos compañeros no lograba ubicar a Leo y a sus amigos.

—Ven, por acá estamos —dice Maia, que toma mí mano y me guía—, sinceramente no pensé que vendrías, te juzgue mal. Leo me ha contado un poco lo que sucedió ayer con Calisto —dice con una media sonrisa.

—Espero que podamos ayudar a Calisto de alguna manera. —Me encojo de hombros—. De momento, estar con él es un buen inicio, ¿no lo crees? —El rostro de Maia reflejaba la respuesta, aquella media sonrisa pasaba a ser una gran sonrisa. —Así que manos a la obra —y nos dirigimos a la mesa con los demás.

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—Hola, ¿qué tal? —digo para saludar a todos—, Disculpen la demora.

— ¿Qué hay?, Bienvenida a la mesa de los populares —anunciaba Orión extendiendo los brazos—, bueno, en realidad no somos populares, pero algún día lo seremos.

—Conmigo no cuentes Orión, no quiero pertenecer a ese lugar —soltaba Maia con su peculiar forma de decir las cosas.

—Bueno, solo estamos Leo y yo —admitía con desesperanza.

—Me alegro de que vinieras—. La voz de Leo me parecía de alguna manera muy hipnótica, lo sé, suena, cursi, pero algo provocaba en mi cuerpo cada vez que la escuchaba. Esa delicadeza y el tono varonil con el que se expresaba me encantaba.

—En un momento vendrá Calisto, así que todos actuemos normal.

Podía sentir como me sonrojaba después de escucharlo hablar.

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Apolo y el equipo de americano en los vestidores.

— ¿Ya listo para la fiesta de esta noche, Apolo?, Porque tengo un par de sorpresas para ti, una rubia y otra pelirroja —. Las sorpresas de Oliver no me sonaban nada mal, sabía que él siempre llevaba a chicas muy atractivas a las fiestas. —Tú Pitt, ¿alguna chica para hoy?

—No, no, no, sabes que estoy con Kelly, ella mataría a cualquier chica que se me acercará y después me mataría a mí, así que no, así estoy bien, gracias —decía Pitt al mismo tiempo que los demás integrantes se burlaban.

— ¡Le pegan, le pegan! Se volvió mandilón el muchacho —bromeaba Henry.

—Mi carrera de seductor está en pausa, muchachos, en otra ocasión con gusto, además hay que dar oportunidad a los nuevos —expresaba Pitt colocándose unos pantalones vaqueros.

— ¡Oye Apolo! ¿Sabes si irá Aurora con sus amigas? —. La voz de Steve me tomaba por sorpresa mientras guardaba el equipo de americano en el locker.

—No lo sé, a lo mejor no, no creo que Aurora vaya, ¿Por? —respondía.

—Su amiga Zaniah me parece muy atractiva, además siento que se mueve muy bien. Así que si va, me apartan una habitación de la casa de Marcus.

—No seas idiota, Steve, ella no… —expresaba Pitt, pero era interrumpido por Oliver.

—Sí, no seas idiota, si quieres tenerla en la cama, mejor invítala a la fiesta y ya después haces lo que quieras con ella—.

Después de escuchar sus palabras, los demás reafirmaron lo dicho, pero Pitt fue el único que no le agrado la idea.

******

En la cafetería.

—Les comenté a Orión y a Maia por mensaje lo que ocurrió con Calisto, no sabía qué hacer, así que opte por pedir su ayuda, supuse que estarían de acuerdo y no dudarían en apoyar, me alegro mucho que estés aquí, Aurora—me explicaba Leo.

—Gracias por tomarme en cuenta, sinceramente es muy lindo de tu parte —digo. No dudaría que mi rostro sigue sonrojado. —Estuve toda la noche pensando como apoyarlo, sin duda es algo fuerte, mi mamá tiene un colega que es psicólogo, igual puedo pedirle ciertos consejos e informarme de alguna manera sobre algo que podamos hacer por él.

— ¡Es una gran idea!, pero hay que estar conscientes que no hay que agobiarlo o estar encima de él, necesita su espacio y aunque queramos ayudar, él debe de abrirnos esa oportunidad de ayudarlo—. Las palabras de Maia no podían estar mejor, tenía mucha razón. —Hay que empezar con los primeros auxilios psicológicos, si bien ayer ocurrió el suceso, no es malo iniciar con algo.

—Se me ocurre una idea, tal vez sea algo temprano, pero hay que empezar a invitarlo cada vez que salgamos, o incluirlo en las actividades de la escuela, así empezará a socializar otra vez y sentirá confianza para contarnos las cosas que sean importantes para él —sugería Orión con su peculiar forma de expresar: efusiva y esperanzadora.

—Cuenten conmigo —dije. Al mismo tiempo, en mi mente pasaba la idea de que Zaniah y Andrómeda me apoyen, tengo que contarles de alguna manera esto para evitar futuras preguntas sobre por qué no pase el almuerzo con ellas, pero sobre todo, el por qué hablo con otros compañeros que no sea ellas o el equipo de americano.

Al llegar Calisto a la mesa, su rostro me pareció tierno, la sonrisa en su cara demostraba lo emocionado que estaba por sentarse y comer con sus compañeros. A veces hacemos cosas que para nosotros podrían ser insignificantes y no nos damos cuenta que para otras personas, son momentos invaluables.

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Aurora

Antes de sonar la campana, el equipo de americano entraba a la cafetería. Gran parte de los alumnos aplaudían la victoria de ayer, sin duda este año podía ser uno de los mejores, el campeonato estaba a unos cuantos juegos. Desde que inicio el torneo hace medio año, la escuela mantiene un espíritu triunfal por seguir invictos.

— ¡Esta noche, fiesta en mi casa! —Anunciaba Marcus, después de subirse a una de las mesas — ¡Todos están invitados!, Si, también los Loser’s del fondo —señalando a la mesa donde se encontraban los chicos que les gusta lo geek y lo informático.

La gente aplaudía y gritaba con júbilo dicha fiesta, aunque el equipo suele ser muy burlón con otros compañeros, siempre dejan la invitación abierta para que ellos se unan.

— ¿Oye Apolo, esa no es tu novia? —cuestionaba Oliver.

De un momento a otro, Apolo dejaba al grupo y se dirigía a nuestra mesa. La forma en que caminaba reflejaba hostilidad.

—Amor, con razón, no te encontraba. No sabía que ya te juntabas con perdedores como ellos —decía, dándome un beso en la mejilla y escrutando a mis nuevas posibles amistades.

—Es, es… —Tartamudeaba esperando tener una respuesta rápida.

—Estamos organizando un proyecto para la clase de Física —argumentaba Maia. La firmeza de su voz me pareció increíble, a pesar de que Apolo le doblaba la altura, no titubeo en tomar las riendas de la conversación. —Así que si nos disculpas, estamos trabajando en algo.

—Está bien, te dejo seguir trabajando con estos perdedores, amor —decía Apolo lanzando una mirada retadora a Maia.

—Sí, nos vemos en la salida —Le conteste.

Al alejarse Apolo, podía sentir las miradas y un silencio incómodo. Sabía que podría malinterpretarse que él fuera violento, pero en el fondo es una persona dulce y amorosa, solo que su exterior es algo dura.

—Lamento que les haya dicho perdedores —digo lamentando lo sucedido —. No es la mala persona que aparenta.

— ¿Oh en serio? —dice Orión de manera sarcástica, provocando que Maia le dé un pequeño codazo en el estómago, pretendiendo que ya no diga más —. Digo, bueno, me imagino.

—Tranquila Aurora, no pasa nada. Mejor sigamos en lo que estábamos —menciona Leo de manera amable—. No estaría mal ir de fiesta, total estamos invitados y es viernes, ya sabemos qué significa.

— ¡Que el cuerpo lo sabe! —pronuncian a todo volumen Orión y Calisto, generando que el ambiente tenso se convierta en uno de alegría y diversión.

—Los veo en mi casa a las 7:00, para comer algo antes de la fiesta —mencionaba Leo terminando su sándwich—. Bueno…Aurora, supongo que tú irás con tus amigas, así que allá nos veremos.

—Sí, me parece bien. Además, tengo que hablar con ellas sobre estas cuestiones del almuerzo —digo.

—Chicos, hoy no cuenten conmigo para ir a la fiesta, tengo que ayudar a mi papá para mover algunas cosas en el garaje, así que no podré ir —decía Calisto.— pero estamos en contacto.

En ese momento la campana sonaba y todo el mundo empezaba abandonar el comedor para regresar a clases.

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Leo

Después de ayudar a mi mamá con los deberes de casa, el timbre sonaba exactamente a las 6:59, mientras me acerco para abrir la puerta, puedo escuchar como Maia regaña ha Orión, algo muy típico de ellos. Entre nosotros tres, la que siempre nos está cuidando y regañando es Maia, es esa amiga que parece nuestra mamá, es también aquella que nos motiva a divertirnos y tomar riesgos.

—Ahora, ¿qué tanto lo regañas Maia? —digo, después de abrir la puerta y ver lo bien que lucen. Maia, estaba usando una falda; su complexión delgada le ha favorecido para poder jugar con los estilos de sus outfit’s y la verdad es que con todos se ve espectacular.

La elegancia y el porte que lleva en esta ocasión es de otro mundo: las botas negras que le rebasan las rodillas, la falda color camel y la blusa negra de manga larga hacen resaltar su tez trigueña, convirtiéndola en una de las chicas más atractivas de ValleyCity.

Por otro lado, Orión finalmente decidió dejar un día sus gorros y el estilo “cómodo”, cambiándolo por algo más juvenil, con su camisa manga corta de rayas café y verde esmeralda, acompañándolo con un pantalón de mezclilla de la misma tonalidad de verde de su camisa y tenis color blanco.

—Me está haciendo burla, sobre mi lado más femenino y dice que guarde en casa mi estilo Badass —responde Maia a mi cuestionamiento, dándole un golpe en el hombro a Orión después de entrar a la casa.

—Es que hoy luces mucho más espectacular que de costumbre Maia —susurro, notando un ligero sonrojar en su rostro—. De igual manera, Orión, es una sorpresa verte con este estilo.

—Ay, gracias Leo, por eso te quiero —contestaba Maia haciendo con sus manos un corazón—. Y ¿Tú ya estás listo?

—Pensaba en ir en pijama —decía en tono de broma—. ¡Nah! Estoy jugando, en un momento me cambió, primero comamos algo.

******

Al llegar a la fiesta, la música electrónica podría escucharse a todo volumen, el ambiente era inmejorable. Unos cuantos bailando al ritmo de los Beats de Martin Garrix y Hardwell, otros jugando beer pong y flip cup; el equipo de americano bebiendo cerca de la piscina, a lado de chicas en traje de baño que disfrutaban del agua.

—Es la primera fiesta de esta magnitud a la que asisto —anunciaba Orión, que ya no resistía más la oportunidad de entrar a la pista para sacar sus pasos prohibidos.

—Pues entonces a divertirse —decía, motivando a Orión y a Maia a pasar una de las mejores noches de nuestras vidas.

Después de unos minutos de estar bailando, era momento de ir por algo de beber. Quedé sorprendido con la cantidad de alcohol que había traído el equipo de americano, entre barriles de cerveza, botellas de tequila y whisky y refrescos, sabíamos que la fiesta seguiría por varias horas.

—Oye Leo, mira quién acaba de llegar —murmuraba Orión después de tocarme el hombro para que volteara.

Al verla, quedé cautivado con su sola presencia. Su silueta de alguna manera emitía un brillo hipnótico; su mirada con esos ojos color miel, el suéter color rojo, la falda de cuadros color rojo, blanco y azul, el cinturón negro que adornaba su cintura, la medias oscuras y los botines negros con cierre plateado me hacían recordar a la frase de una de mis películas favoritas que dice algo así:

«Su cara parece tallada por los mismos ángeles», sin duda era motivo para que mi estómago se llenara de mariposas.

—Toma, para que te limpies la baba —decía Maia, después de aventarme sus Kleenex.

—Ja, ja, ja, ja, gracias Maia, siempre tan adorable —respondía en tono sarcástico.

—Es momento de regresar a la pista, así y chance pueda invitar a bailar a Zaniah —dice Orión al mismo tiempo que guiñaba su ojo izquierdo.

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—Hey Leo, me alegro de que hayas venido —pronunciaba Aurora con su dulce voz—. Te presento a mis amigas, ella es Zaniah. —Tocando su hombro—. Y ella es Andrómeda. —quien estiraba su brazo para saludar de mano.

—Mucho gusto, chicas —respondía, haciendo el gesto de amor y paz.

—Bueno, iré por algo de beber —decía Zaniah, esperando encontrándose con alguien.

—Iré contigo, espera —. Marchándose Andrómeda detrás de Zaniah, generando que la plática se diera entre Aurora y yo.

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Aurora

La noche aún era joven, la música estaba en su apogeo, las luces de la pista incitaban a bailar aunque no supieras y eso se podía notar por algunos chicos de la preparatoria solo seguían el ritmo de la canción.

De alguna manera venir aquí fue por obligación, no suelo estar en demasiadas fiestas, a pesar de que mi novio es uno de los chicos más populares que literalmente aprovecha para poner su casa de cabeza o sonsaca al equipo de americano para realizar una. Pero, hoy es un poco distinto, la presencia de mis amigas y de Leo, fueron los motivos que realmente me motivaron a venir.

Aún no logro entender por qué la presencia de Leo me genera demasiada paz y seguridad, algo que nunca creí que pasará en la vida real, solo en los libros que suelo leer sobre romance y el amor que se da entre los protagonistas, de manera casual y espontánea.

No puedo decir que me gusta o esté enamorada de Leo; sería fallarle a Apolo y aunque hemos tenido ciertos problemas, considero que es parte de una relación, no siempre deben ser perfectas o eso me han hecho suponer los estereotipos actuales que se representan en las películas y series; pero hay algo en Leo que me hace pensar y sentir cosas que con Apolo no siento.

Su manera de ser, la forma de expresarse, la ternura y dulzura con la que trata a los demás, la forma perfecta en que luce su cabello, esa sonrisa, sus ojos color café oscuro; la camisa color azul petróleo hace que se le marquen sus bíceps en ciertos movimientos, un abdomen algo marcado que cualquier chica desearía tocar; donde su pantalón de color arena y tenis blancos lo hacen irresistible a la vista.

Por ello no debía desaprovechar la oportunidad de bailar para conocerlo más esta noche de fiesta.

—Ven, vamos a bailar un poco —digo, tomando la mano de Leo para llegar a la pista de baile.

******

Leo

Pasaban las horas y el baile no terminaba, la sensación de diversión seguía. La misión de Orión en su fase inicial había sido un éxito, tuvo la oportunidad de bailar en tres ocasiones con Zaniah, su felicidad era totalmente visible en su rostro; en mi caso, la pista de baile había tenido la dicha de vernos bailar a Aurora y a mí, convirtiéndonos en una gran pareja, cuyos pasos se robaron la noche, algo que a su novio Apolo no le hizo gracia, quién no dejaba de mirarme después de bailar con su novia.

La madrugada indicaba que era momento de empezar a poner fin a esta travesía, esta noche sería inolvidable para nosotros; Orión y yo habíamos iniciado las cosas con el pie derecho, Maia no dejo de robar miradas, y varios chicos de americano quisieron conquistarla, pero como era de esperarse, ella a cada uno de ellos puso en ridículo, y eso es algo admirable de ella, no cualquiera puede robar su corazón.

La velada sería interrumpida con el episodio de rabia que Zaniah protagonizaría después de bajar por las escaleras y nos sorprendería a todos.

—¡Déjame en paz!, no quiero volverte a ver —decía Zaniah mientras se limpiaba las lágrimas del rostro.

—Espera, ¡te estoy hablando! —gritaba Steve mientras se abrochaba la camisa.— ¿Creíste que quería algo serio contigo?

Aquellas palabras de Steve habían terminado la fiesta, todos permanecimos inmóviles y asombrados.

—Eres un estúpido Steve —pronunciaba Zaniah antes de abandonar la casa.

—Tú te lo pierdes, zorra —escupía Steve sin pensar.— Hay más chicas y mejores que tú.

—Cierra la boca Steve, eres un idiota —decía Andrómeda a punto de salir a buscar a Zaniah.

El equipo de americano había optado por empezar a decir que la fiesta había acabado, lo mejor era que todos se fueran, antes de que todos abandonaran la casa de Marcus, Orión sin pensar fue a buscar a Steve, pues de alguna manera el enojo se había apoderado de él.

No me dio tiempo de reaccionar, todo había sucedido demasiado rápido y no pude sujetarlo; ante la mirada de todos, Orión había soltado un gran golpe a Steve, provocando que este cayera a la piscina.

Mientras el equipo de americano ayudaba a sacarlo, lo único que pude hacer, fue decirle a Orión y a Maia que huyéramos antes de que Steve o los demás decidieran vengarse.

—Vámonos, mejor aquí corrió, que aquí murió —decía empujando a Orión para que corriera.

Al vernos correr, los demás compañeros no dudaron en hacer lo mismo, se había esparcido el rumor de que algún vecino había llamado a la policía.

Después de escondernos entre los árboles, veíamos como los demás buscaban dónde ocultarse. Pasaban los minutos y la calmaba empezaba a llegar a la calle, tanto así que la poca luz que emitían las lámparas nos hacían pensar que el peligro había cesado.

—Parece que ya no hay nadie —decía Maia mientras se asomaba de entre los árboles.

Así que decidimos salir y caminar un par de metros, fue entonces cuando seríamos sorprendidos por Aurora, que se encontraba buscando a Zaniah y Andrómeda.

—Que bueno que los veo, creó que estoy perdida. ¿No han visto a Zaniah? —decía Aurora angustiada.

—No, no la hemos visto —respondo—. ¿Has intentado llamarla?

—Sí, pero no me contesta—. Su preocupación es tal que me contagia y me olvidó por un momento que teníamos que alejarnos de la casa de Marcus. —Espera, deja vuelvo a marcarle —dice con esperanza.

— ¿Dónde están?, Te he estado marcando —dice Aurora.

Al ser altas horas de la noche, lo mejor era invitarlos a mi casa y que se quedarán a dormir, total estábamos a un par de horas del sábado y no había que levantarse temprano para ir a la escuela.

—Oye Aurora, si gustas se pueden venir a dormir a mi casa, Maia y Orión se quedarán conmigo, así que no pasa nada si tres personas más lo hacen —digo esperando que mi mamá no lo tome a mal.

—Me parece bien, así me aseguro de que se encuentren bien —contesta Aurora con una sonrisa. —Eres muy amable Leo, gracias.

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Al llegar a casa, mi mamá ya tenía lista la habitación donde se quedarían Maia y Orión; un cuarto extra que tenía la casa para recibir visitas, qué gran parte de mi niñez, la ocupábamos para hacer pijamadas.

—Pónganse cómodos, en un momento traigo más cobijas —digo.

—Gracias Leo —responden Maia y Orión, quienes avisaban a sus padres que se quedarían conmigo.

Al regresar al patio, veo Aurora hablado por teléfono, sin duda alguna su presencia me llenaba de paz, dulzura y calidez, desde la primera vez que la vi, la vida la ha puesto en mi camino una y otra vez, generando el sentimiento de querer estar con ella por el resto de mi vida, pero su relación con Apolo complicaría mi interacción con ella y conociendo al equipo de americano, las cosas no saldrían bien.

—Leo, Zaniah y Andrómeda están bien, afortunadamente —dice con una tranquilidad que se le puede notar en la mirada. — Están en la casa de Andrómeda, así que creo que es mejor que también vaya y apoye a Zaniah, después del mal trago con Steve.

—Claro, es lo mejor por el momento —respondí.

—Pediré un Uber, dudo que por la hora encuentre otro transporte —agregaba Aurora. — Esta noche vaya que tuvo sorpresas.

—De eso no tengo dudas. En lo que esperas la llegada del Uber, entremos a la casa, ya se empieza a sentir el frío.

Durante ese lapso de tiempo, el ambiente solo eran risas y bromas por la manera en que Orión se atrevió a golpear a Steve, un hecho que dudaría bastante tiempo en boca de todos.

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