La calle y sus animitas

La calle y sus animitas

Héctor González

03/03/2018

Esta pequeña Animita inspiró lo que leerán a continuación.

•Primer encuentro:

•»Había una mujer sentada al lado de ella

sus ojos miraban el horizonte frío…vacío.

lágrimas hacían brillar sus mejillas.

inmóvil con una flor en la mano

limpiaba una y otra vez

sollozaba,miraba…limpiaba».

Simple visión en las creencias de la gente. En esta casita había una mujer sentada. La vi desde mi automóvil, pude sentir la pena que ella tenía; fue el primer encuentro con este extraño mundo de las animitas…

Recorrí la carretera, la cantidad encontrada habla del enlace entre realidad y mitología, creada por el común de la gente.

A ocurrencia de un accidente con resultado de muerte de una o más personas nace de inmediato la animita con su respectivo epitafio y fotografía.

Vamos al corazón de la ciudad. Con sorpresa vemos que no está exenta de ellas.

Asociamos la calle al lugar por donde viajan sueños y esperanzas; van y vienen viajeros de todos lados…A veces, sufren percances y quedan a la orilla del camino, calle o carretera, tirados o apretados entre los metales del vehículo en que viajaban. En otras es un transeúnte distraído, que se encuentra volando por los aires, desarticulado.

Viajeros que nunca llegarán a sus destinos.

Estos lugares quedan marcados a la orilla del camino por «animitas» donde cada pariente mantiene el recuerdo de un ser humano que murió de forma abrupta; en ellas encendemos velas, adornamos con flores, dejamos botellas con agua. En otras dejamos en exhibición banderas del equipo de sus amores o el emblema patrio del caído. La foto del que se fue con una frase grabada… «nunca te olvidaremos».

Pegamos placas recordatorias agradeciendo el supuesto milagro acaecido a consecuencia de un ruego de alguien que pensó que ella lo ayudaría, deja toda su esperanza en esa suerte de templo creado a consecuencia del accidente donde un pasajero dejó su alma en brusca separación.

Pasa el tiempo y estas van creciendo en cantidad a lo largo del país, en las ciudades… a veces, son muchos los caídos, entonces se convierten en memorial obligado de instituciones, organizaciones o de la nación.

Espacios sagrados que no importa donde estén. Se mantienen en el tiempo y nadie se atreve a sacarlas.

Las formas son variadas de religiones diversas y arquitecturas acorde al bolsillo de cada deudo.

segundo encuentro

El perro fiel, espera, no sabe que su amo no volverá, ella murió en un accidente, provocado por un grupo de ebrios que jugaban a rebasar vehículos a exceso de velocidad.

El bus con trabajadores de el mineral El Teniente bajando la cordillera .El conductor toma la curva a exceso de velocidad el vehículo queda en el fondo de la quebrada.

Las animitas, en mi país son el reflejo del sentir del pueblo y forman parte de nuestra idiosincrasia.

La calle… el adios

Dormida sobre tierra olvidada, guarda esos recuerdos con religiosa misticidad.

•La calle, olvido del poeta, que prefiere hablar de los que vivimos en ella y no de ella

•Solo eso, la calle y sus Animitas del recuerdo del caído…

•buen viaje…una sonrisa y adios.

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