La invite a tomar un café, estábamos cerca de uno muy pintoresco en el casco antiguo de la ciudad. Era de esos lugares que cada cuadro que colgaba en la pared tenia años de colocado y otra cantidad de años de historia, esa historia tanguera rioplatense que tanto me gustaba, sabia que era inusual que a mi edad escuchara tango, pero me remitía a una época que hubiese deseado haber vivido, el lunfardo y la libertad de vivir de café en café era algo que me encantaba imaginar. Sonaba en la radio “Mi noche Triste” de Carlos Gardel, era un tema perfecto para el ambiente, y mas perfecto porque ella me acompañaba en la misma mesa en donde alguna vez escribió Eduardo Galeano. Ya entraban por la ventana los primeros rayos de sol de la mañana y la ciudad despertaba lentamente.
Recuerdo que pedimos dos americanos y 2 medialunas, yo tenia una sensación extraña en el estomago, mi apetito era escaso, quizás era ese nerviosismo tonto que tenemos los hombres cuando estamos frente a alguien que tanto nos importa. Gardel en la radio cantaba, se apenaba y extrañaba a su amor. Quizás yo pronto este en su misma encrucijada. Nos debíamos esta charla desde hacia mucho tiempo y no era un tema fácil de tratar. Justo enseguida de terminado el tema del Zorzal me levante lentamente y le di un beso en la frente, ella mostro una ligera sonrisa, Era ese beso en la frente que atesoraba lo que yo tanto amaba y apreciaba, quería que ese beso denotara protección y cariño, no era un tema sexual, eso era demasiado banal para lo que buscaba expresarle, que aunque los desenlaces de la vida nos llevaran por otros caminos siempre iba a querer lo mejor para ella.
El tema que nos llevo a estar en ese café esa mañana de primavera era que tenia que emprender un viaje, uno de esos viajes en donde buscas encontrarte contigo mismo, lo difícil era decirle que no era ella, era yo. Estábamos saliendo de una crisis mundial que se había llevado muchas vidas, eso me impacto, y creo que fue mi esencia la que se vio mas afectada. “¿El sentido de la vida era ese triste desenlace que vivieron tantas personas?” – Me preguntaba.
Entonces, no es tiempo de cruzar los brazos, hay que vivir, explorar y generar nuevos recuerdos. Todo lo que paso fue un volver a empezar para muchos, “¿cuando uno esta listo para decir que ya hizo todo lo que soñó y se entrega a la muerte?», no lo veo posible en estos días, hay tanto que ver, tanto que sentir, tanto que aprender.
Lo único que me quedaba en esa ciudad era ella, tenia que buscar las palabras correctas para decirle lo que nunca pensé que le diría, que me alejaría de su lado.
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