Me dijo: “pon el cronometro para ver en cuanto tiempo se termina”. Y sin saberlo, 3 minutos de un reloj de arena me marcaron el inicio de su presencia y ausencia.
Una palabra me bastó para no querer dirigir mi atención a otra cosa que no fuera él.
“Ustedes dos no estaban en este planeta”. Me dijo mi hermana, y fue la descripción perfecta. Nunca lo estuvimos y nunca lo estaremos.
La vida es, cruelmente o sabiamente, decidir tomar otro camino. Pero también la vida es beso y caricia. Ese beso y esa caricia. La vida es mirada fija y profunda. La vida, se te escapa un segundo
cuando te preguntan si eres feliz y ves que esa persona está ansiosa por escuchar tu respuesta. La vida es la cantidad de veces que me preguntó si estaba segura, aun sabiendo que “inseguridad” era lo único que no estaba presente en ese espacio y momento.
¿A dónde va la frustración de entender que no nos vamos tener?
¿A dónde van las lágrimas de resignación?
Con la mirada fija y un leve movimiento de negación escuché “tú me cambiaste la vida” y entonces razón y sentimiento empiezan el debate sobre como pude cambiar una vida a la que no puedo pertenecer.
No hubo tiempo para el miedo de perderte porque, así como viniste te desvaneciste.
Caminatas infinitas en donde no registro mi alrededor. Y rezo, como si pudiese hacer que cada paso llene el vacío. Vacío lleno de respuestas porque así fue tu presencia. Incongruente y perfecta.
Escuché una vez que somos un pequeño puntito en la nada y que hay dos formas de ver ese hecho: o somos muy ínfimos e insignificantes en la inmensidad, o que suerte es poder ser un algo dentro de tanta inmensidad. Y SIN dudas, él me hizo confirmar que mi presencia en ella, es única e irrepetible.
Mi alma gemela nunca me dijo ni una palabra de mi escritura, pero dentro de nuestras horas fugaces me afirmó: eres una GRAN escritora. ¿Tú lo sabes? Porque si tú lo crees, yo lo creo.
Mi alma gemela me acarició y el mundo se paró. Mi alma gemela me enseñó. Mi alma gemela me guío.
Si tienes mucha suerte, seguro tu alma gemela va a compartir la vida contigo.
Si tienes suerte, seguro comparta un ratito de la vida contigo.
Y si no tienes suerte, olvídate de la suerte y aférrate a la esperanza de vivir alguna de las suertes anteriores.
“no te pido que me esperes, pero te prometo qu
e yo voy a buscarte, aunque no sea pronto” me dijo. Y mi rebeldía acompañada de tristeza respondieron que Me niego a vivir una vida de espera que desespere, entonces suelto. Aferrarse a algo que no te pertenece solo causa angustia y dolor. Sentimientos antagónicos a lo que causó dos días de su presencia: plenitud y amor.
Me quedo con que no existe el bien y el m
al, solo puntos de vista y moral.
Me quedo con la búsqueda de independencia.
Me quedo con que todo en la vida es arte
.
Me quedo con perseguir la felicidad sea lo que sea, pase lo que pase.
Mientras yo no muera en su mente, él no morirá en la mía. Y ese será nuestro gran consuelo.
Me tomó poco y nada sacarle el título de desencuentro a esta historia porque la realidad es,
que nunca un encuentro había sido tan acertado. Y entonces, si hay algo allá afuera que conspira a favor de las almas gemelas, nos veremos en la vida, pero si no, yo entonces sé que gané, porque hay gente que se va de este mundo, sin haberla conocido nunca.
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