Desconozco la cantidad de ira que utilizó, bastante coraje fue suficiente para olvidar ese futuro. Aun con remordimiento en su interior, actuó como toda una maniática y huyó de ese loco que tanto la quería. Su ida significó mucho, partió sin previo aviso. Mi psique desentendía lo que sucedía ese día de agosto de dos mil dieciséis.

Separaciones había tenido; ora pelea, ora muerte. Ahora la suerte me juega con su ser inerte. Importancia amorosa de volver a verla, o de estar consciente de que se fue pensando en que yo la siguiera, pero yo qué más quisiera. Después de enterarse el loco, conflicto dimensional en la mente de nosotros.

Busco razones, intento comprender cuáles son las motivaciones que la impulsaron a perder todo lo que ofrecí en sus manos y suponer que sus convulsiones no fueron las de un tirano. Ahora compilo resultados sobre ese, su traslado.

De ciudad desértica a ciudad desértica, de dominio de su madre a terreno paternal, de una fe nueva a una idea frenética; de un corazón que en hielo arde a una comodidad condicional.

Borró todo contacto conmigo, también con él, ¿habrá sido nuestra culpa? Doble personalidad que superó mi nivel; resulta intrigante escuchar sobre tu sexo que, en coincidencia con mi situación, también pretendió ser confundido. Ahora eres vista con otra.

Veré tus fotos cada 6 noches, no importa; leeré nuestros mensajes una vez al mes, no importa; destruiré las posibilidades con otras chicas con tal de esperarte, no importa… pudiste con ambos, pudiste con todo.

Concupiscencia. Después de tanto tiempo, me doy a la tarea de buscarte. Desconozco la cantidad de ira que utilizaré, bastante coraje será suficiente para olvidar aquel presente. Aun con desprecio en el exterior, actuaré como todo un maniático y huiremos ese loco y yo, porque tanto la queríamos. Llega ya, día de agosto de dos mil veintiséis, que tres fueron, cuatro partieron, siete volverán y tres estarán siendo una vez más…

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