Interminable, comenzando desde que tus ojos perciben por primera vez la luz del mundo, terminado en el segundo en que das tu ultimo suspiro con los matices de la muerte acariciando tus ojos que han visto todo para una vida mortal; pero, no han visto nada para una existencia eterna como la es el tiempo entre nuestros cuerpos y sueños. Porque nuestra existencia parece ser nada para alguien tan estricto y sin tolerancia como el tiempo, porque nuestro paso en este universo depende del descorazonado y abandonado tiempo. Simplemente tenemos lugar en este plano terrenal por los caprichos de los que algunos llaman destino, que casado con el tiempo hace de las suyas en nuestras vidas insignificantes, solamente somos factores en esta eterna y desalmada ecuación, llena de tonalidades grises y contrastes blancos. Tiempo, una palabra tan corta con un trasfondo mas grande que nuestra misma existencia en el polvo de las brillantes estrellas. Tan veloz, pero lento cuando menos debe, tan lento, pero veloz cuando menos se le necesita. Notas musicales desesperadas en el piano del universo, mariposas volando sin rumbo alguno en los bosques del destino, uniéndose con la vida, manteniendo el equilibrio. El tiempo, despreocupado de lo que paso y preocupado por lo que pasara. Lleno de misterios y significados abstractos, figuras difusas perdidas entre la niebla de los recuerdos. Inexistente, sin forma ni cuerpo, corriendo detrás de nuestra existencia, listo para alimentarse de nuestro sufrimiento. Es todo y nada. Es la luz y la oscuridad mezclándose con nuestra existencia, el tiempo esta lleno de rencor y no perdona, el tiempo es…
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