Llevaba alrededor de 20 años sin verla, desde la última vez que la había visto una noche en la que siendo muy jóvenes hicimos el amor. Ella se había convertido en una reconocida abogada del país, con muchos estudios y un trabajo muy importante en el gobierno nacional, yo en cambio un sucio y estropeado trabajador de la construcción, que dedicaba su vida a la juerga y una muy desordenada forma de vivir, nos conectamos por Facebook en diciembre de 2019, nos dimos los números de teléfono y empezamos a charlar, ella vivía en la capital y yo en la pequeña y calurosa ciudad donde comenzó esta historia. Pasaron varios meses en los que hablábamos y nos veíamos ocasionalmente por video llamadas, hasta que el gran día llegó, ella viaja con regularidad a visitar a su mamá a esta ciudad y decidimos que nos veríamos, eso fue el 30 de mayo de 2020, compré un aguardiente, empecé a caminar, decidí ir a pie para pensar en lo que haría y en lo que diría cuando la viera, todo en vano porque cuando llegué y ella salió no sé cómo ni de donde mi mano estaba untada de grasa, ella con esa linda sonrisa que la caracteriza me dijo ¨pero que mijito ya se volvió un 8 ¨ yo asentí y quedé como mudo, ni siquiera el aguardiente me quito los nervios que sentía de ver a la que considero el amor de mi vida, salimos de su casa y caminamos, como si fuera algo natural y ya un poco más ubicado tome su cintura, ella no dijo nada, solo hablábamos y caminábamos, de pronto en un momento la tome de la mano quité despacio su tapabocas y vi en esos ojitos la misma niña hermosa de la que me enamoré y lentamente me acerque a su boca y sucedió el más dulce beso que recuerde, solo con los labios, con una ternura indecible y con cierto grado de cariño de ese que uno siente cuando está besando a alguien especial, no aguanté las ganas y empecé a sollozar de alegría de nostalgia con la certidumbre de que esto era como un sueño que no duraría mucho, a ese delicioso beso le siguieron otros igualmente hermosos, la delicada naturalidad de este encuentro es algo que solo se ve y se vive una vez en la vida, somos grandes amigos que se quieren pero que llevan vidas muy diferentes y que en términos sociales no estaría bien visto que podamos estar juntos, desde ese día sueño con poder tener una vez más y por muchas veces esa dulce boquita que me ha vuelto loco, porque ahora hablo con la luna y le pido que traiga mi osita como le digo a ella y que no se vuelva a ir jamás, que me deje para siempre sus besos, los más bonitos besos de toda una vida.
OPINIONES Y COMENTARIOS