El Secreto Escondido en mis Suspiros

El Secreto Escondido en mis Suspiros

Milagros Augspach

09/02/2021

¿Cuántas veces habré tentado a la muerte? Jugando en sus palmas, ansiosa por sentir la emoción que me producía su cercanía. Siempre salí con las mías, a veces me costaba una cicatriz o dos, pero nunca fui suya. Nunca…

Habrá sido porque nunca estuve tan cerca como creía, porque nunca la sentí lamerme la nuca y congelar mi cuerpo, dejarlo inmóvil. Su ácido sabor recubrió mi lengua, y la enredo haciéndome imposible hablar. Sus garras afiladas se aferraron a mí, reclamándome. Ardientes susurros me acariciaron la oreja, tentándome a entregarme, prometiéndome alejarme del dolor de mi cuerpo para siempre.
Pero otras manos se aferraban a mí, otros susurros suspiraron mi nombre, otras cicatrices tatuaron mi piel y otro calor me mantuvo viva. Una tormenta azul reinaba en sus ojos, mirándome, gritándome que me quede. Vi las promesas que hicimos, brillar entre los distintos tonos Cobalto en sus ojos. Los secretos que compartimos, partiendo sus labios en suaves gemidos, que bailaban por el aire, libres. 

Murmura cosas que no entiendo, sonidos ahogados detrás del delirante latido de mi corazón, palabras que nunca me habrían dicho más que sus ojos. Su mano, siempre tan fuerte, ahora débilmente recorriendo desde mi pecho a mi mejilla. Todos los recuerdos que tuvimos juntos se pintan frente a mis ojos, y los veo pasar rápidamente, demasiado rápido, lo quiero frenar quiero apreciar cada uno de esos momentos. Estiro la mano, he intento arañar uno, adueñarme de lo que alguna vez fue mío. Cada segundo que compartimos, desvaneciéndose en la suave niebla del amanecer.

Una brisa peinó nuestros cuerpos, pero se sentía helada contra mis mejillas, empapadas de lágrimas. Otro tipo de ardor me recorrió el cuerpo, y marcó mi piel. Cada lugar donde sus labios presionaron un beso, quemándome, aferrándome a la vida. Un caminito de besos en mi cuello, donde una vez sentí su sonrisa tentando mi boca. Mis nudillos, donde me tatuó promesas invisibles a los ojos de cualquiera, pero brillantes a los míos. Suaves ríos de lágrimas recorrieron sus mejillas, y cayeron sobre mi pecho, cada una dañándome más que la anterior.
Me besa, y siento como el suave roce de sus labios calienta los míos, que se congelan con cada segundo que pasa. Me besa como si pudiera mantenerme con vida, como si pudiera devolverme lo que el mundo me sacó. 

Todo se escapa, al igual que los latidos de mi corazón. Lento, muy lento. Las estrellas adornaron el cielo, brillaban fuerte sobre el oscuro velo de la noche. Ellas contemplaron, en toda su gloria, la desgracia de dos seres amados.
Gracias. Me enseñaste a enamorarme de las espinas y de la rosa muerta, no del capullo brillante y audaz. Me ensañaste a amar lo que queda, las espinas, las sombras, y la pelea. «Te amo…» Se deslizó por mi lengua, justo antes de que las sombras se adueñaran de los bordes de mis ojos y me arrastran a un vacío inmenso. 

Te amo.

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