Siento su lengua en mi boca, no puedo creérmelo. Es ella y me está besando. Concéntrate, quiero recordarlo todo, quiero despertarme mañana y sentir todavía su calidez alrededor de mis labios. Pero cómo me voy a concentrar en el beso si está sentada en mi regazo. Me excita sólo pensar cómo me ha cogido de la mano y sentado en este sofá, casi empujándome y sentándose a horcajadas sobre mí. Céntrate. Es la primera vez. Qué sientes. Llevo tanto tiempo esperando esto que no se cómo me siento. ¿Realmente me está gustando más que cuando besaba a los chicos? Hace tantos años que renuncié a todo que me cuesta comparar. Dios, es tan suave. Desde luego no estoy sufriendo. Capturo su labio inferior entre los míos, lo muerdo suavemente, tanteando, jugando, y ella se vuelve más ansiosa. Casi se abalanza sobre mi boca en un envite de excitación, su lengua se vuelve un tsunami. Pero yo quiero lentamente. Porque quiero grabarlo a fuego y para eso necesito una cámara lenta en cada poro de mi piel que recoja todo movimiento. Me separo ligeramente, lo justo para que su lengua tenga que parar los envites. Se frustra un poco, me río internamente pero no me separo de ella y mi lengua la llena por completo, la saboreo, la acaricio, es toda mía y ella se aprieta más. Parece que mi cambio de ritmo ya no le molesta tanto. 


¿A qué sabe? ¿No hablan todas las novelas de sabores y aromas? ¿Tiene que saber a algo? No sabe a nada. Pero sabe a gloria. Sobre todo porque hace un rato estaba fumando, así que esos cigarrillos electrónicos y yo, no nos vamos a llevar tan mal. Céntrate. Tienes que ser capaz de revivirlo mañana porque no te lo vas a creer. Era la chica más impresionante de la fiesta y se ha fijado en ti. Ya no recuerdo cómo era besar a los chicos. Pero desde luego voy a recordar este beso eternamente. Beso su labio superior, lo succiono, le doy pequeños besos y vuelvo a jugar con su labio inferior. Lo capturo entre mis dientes y la lengua, tiro de él casi sonriendo para cerrar el primer juego del partido con un sonoro beso en sus labios más apto para menores de edad. “Besas muy bien” dice. “Es la primera vez que beso a una chica” confieso. “No puede ser verdad” replica. Me encojo de hombros. Qué puedo decir. Ya me lo habían dicho antes. Y vamos a por el segundo asalto.

Ojalá lo hubiera sabido. No la hubiera dejado ir nunca. Era 7 de marzo de 2020.

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