El ingrediente secreto

El ingrediente secreto

Era una tarde de verano, de aquellos veranos infernales que solo se pueden sentir donde nací, San Juan Argentina. Se sentían los 40 grados de temperatura, casi si podíamos respirar. En casa de mi abuela, Lela, estábamos con mi hermana Valeria y mi tía Encarnita. Con pies descalzos, salíamos de la mini piscina de tres metros por cuatro, con 60 centímetros de profundidad y corríamos por el patio de baldosas coloradas a la velocidad que nos permitía llegar ardiendo con las plantas de los pies quemadas. Nada importaba a esa edad, mi hermana tenía 5 años y yo 7, dos trencillas en los cabellos dorados y rostros sonrientes. Llegar hasta la cocina, atravesando descalzas el patio del infierno era la diversión, era la travesura. En aquella cocina, nos esperaba mi tía Encarnita, loca linda si las hay, con su bikini enroscada sobre sus caderas y su remerón que dejaba ver su hombro, su pelo corto y decolorado casi blanco, al mejor estilo Roxette. Lucía un dorado en su piel que denunciaba sus horas en el patio infernal. De fondo sonando la música de los años 80, en la pequeña cassetera, se escuchaba Like a Virgin de Madona. Mi tía nos había llamado a tomar la leche, la chocolatada con un ingrediente secreto que ella llamaba «polvo mágico». Esa leche, estaba en un gigante vaso de vidrio, que transpiraba por fuera, fría como un témpano de hielo, y sabrosa como ninguna. Esa era la leche más sabrosa y divertida que nunca podría olvidar. La diversión de intentar descubrir aquel ingrediente secreto que la hacía saber tan especial y única, pero nuestro paladar y olfato poco desarrollado no nos permitía descubrirlo. Mi tía no dejaba que viéramos la preparación y allí estábamos intentando escabullirnos husmeando en las alacenas, intentando encontrarlo. Nunca lo logramos… 

Pasaron los años, crecimos, y al desarrollar nuestro  gusto y olfato, sin llegar nunca a ver la preparación, descubrimos de que se trataba ese deseado «polvo mágico», el «ingrediente secreto» era canela en polvo. Fue divertido descubrirlo. Nunca olvidaré esos recuerdos, aquellas anécdotas de las tardes de verano en casa de mi Lela. Mi tía ya no está con nosotros en vida, pero siempre estará en nuestros recuerdos. Desde el cielo debe sonreír cuando escuche esta historia. 

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