Se trataba de un muchacho elegante: en los pantalones tenia incrustaciones de diamantes, era un empresario, de familia numerosa, se llamaba Armando. Elegante pero sencillo en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo. El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosa mente, se emocionaba en los...
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