Perfil público

Aunque fui criado en Marseille hasta los siete años, mi verdadera escuela de la vida me la enseñó Badajoz, tierra donde nací. Antes de cumplir los veinte ya no había nada nuevo para mi allí. Así que partí hacia Salamanca a estudiar "como Dios manda" (o los padres, vaya). Pero a los dos años la psicología me había dejado claro que mi camino iba oscureciéndose, así que decidí coger la maleta e irme a la capital a formarme en el arte de la actuación dramática. Con veintipocos ya tenía raíces gatunas y una pareja para toda la vida. Por eso soy aprendiz de actor, en la vida, y de espectador, de mi mismo y mis circunstancias. Me paso el día escribiendo, actuando y dirigiendo el papel de mi historia. Y aunque, parece ser que esto no tiene fin, he descubierto que ahí está la gracia. Definitivamente, ya no soy un desgraciado sin alma sino un agraciado por los dioses. Tomo lo que la vida me ofrece y lo que no me da se lo pido con buena actitud. Y si no hay más, por algo será, ¡señores! Amén