Los fantasmas de la noche

Los fantasmas de la noche

Alas y tinta

06/09/2025

La noche cae y con ella, un lastre invisible se posa sobre mis hombros. Es el peso del día, de la semana, del mes…

Un peso que nadie más parece notar, que nadie más siente, y se arrastra silencioso, como una sombra a mi lado.

Esta noche no solo debo lidiar con el cansancio… Hoy, como tantas otras veces, ellos han vuelto.

Aparecen en cada rincón.

Solo yo los veo, solo yo los escucho…

Escucho que susurran, los siento moverse, como se acercan…

Quieren que caiga, que me rinda, que olvide quién soy.

El miedo me invade.

Por momentos, me debilito, porque cuando aparecen me arrastran, aunque sea por un instante, hacia la oscuridad.

A veces siento que no podré más, que es demasiado, porque cada susurro me impulsa un poco más hacia el abismo.

El cansancio se mezcla con la rabia, con la impotencia y me pregunto si tendré fuerza suficiente para resistir otra noche…

No me dejo caer.

Cada golpe que recibo me hace más consciente, más alerta.

Mi mente quiere abandonarme, pero no lo permito.

Respiro hondo, intento planear estrategias para sobrevivir, para mantenerme en pie, recordando que hay una salida…

Busco aclarar mi mente, ahuyentar las sombras.

Entonces comienzo a crear frágiles barreras, que no detienen a nadie.

Cada muralla que levanto es una línea trazada contra el vacío que amenaza con engullirme.

Cada encuentro con ellos imprime en mí una nueva huella…

A pesar de todo, hay algo en esta lucha que me recuerda que sigo aquí.

Después de tanta batalla, desesperación y agotamiento el sueño me venció.

Con el primer rayo de sol, me levanto y observo a mí alrededor. Todo está en calma, en silencio.

No supe diferenciar si ellos se fueron o los ahuyenté.

Entonces comprendí que: no son reales.

No hay sombras externas, ni fantasmas…

Son mis propios pensamientos, mis miedos, mis dudas.

Las voces que intentan derribarme no vienen de fuera, sino de adentro.

Reconocerlos es el primer paso para enfrentarlos, para recuperar mi poder, para mantenerme en pie.

Porque aunque sienta que me quiebran, sigo aquí.

Sigo avanzando.

Esta batalla es mía, y solo mía. Y no voy a ceder.

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