El ciclo dependiente

El ciclo dependiente

Isabel Emilia

03/08/2020

Ya bautizada la hija de Rodrigo, con mi mamá salimos a tomar aire y a compartir con los otros invitados, el lugar era espacioso y se disminuía cada vez más al recorrerlo por todos lados. Rodrigo había arrendado un espacio alado de la iglesia, para poder compartir con su señora, hijita e invitados, ese lugar estaba dividido en dos ambientes, uno al aire libre, donde estaban los fumadores como yo, y otro donde estaban las mesas, bocadillos y tragos exquisitos. Después de acabar mi segundo cigarro, entré sedienta, y por desgracia solo había tragos con alcohol (que de todas maneras tomé, cuando mi mamá no estaba mirando) en ese entonces, yo tenía unos inútiles 17 años por lo tanto no pude tomar en ese instante ya que mi mamá no soportaba verme tomar alcohol. Estaba angustiada en el espacio ya recorrido, aburrida y desanimada, ahogada por tanta gente en un solo lugar, conversamos un rato con la madre de la bautizada y con una de sus amigas llamada Laura que nos contaba sobre su hija, y su amor al arte, luego se empezó a unir más gente a la conversación, en eso miré detrás de Laura, y había un hombre, un hombre que me llamó la atención, estaba de perfil, y la gente se cruzaba en el espacio entre nosotros por lo tanto no podía verlo con claridad, estábamos bien distantes, asique decidí acercarme para mirarlo bien, pedí permiso para salirme de la conversación e ir a su encuentro, me paseé de mesa en mesa, quería hablarle, él estaba en la mesa de bocadillos, de esos bocadillos que tenían salsas con ajo que me daban tanto asco, me acerqué a ´´mirarlos« y sentí su mirada en mi ser, la de él, me puse tan nerviosa que tuve que sacar uno de los canapés con ajo, y comérmelo, por suerte no vomité, aproveché de sacar una copa de espumante, y empecé a mirar a mi alrededor, luego lo miré, me miró y me pregunto si yo era hija de Amanda, solo asentí y seguí mirándolo de una forma provocativa, sonaba una canción que me hacía tener tal mirada hacia él, entablamos una conversación, hablamos sobre películas y sus directores, ambos amábamos a Clint Eastwood, y conversábamos como si nos conociéramos de otra vida, una vida pasada, conversábamos como si no hubiera nadie alrededor, nos mirábamos de una forma increíble, me sentí increíble. Él me contaba que era pintor y que estaba emparejado con una mujer, la cual no había podido venir, la verdad no me importó que el estuviera con alguien, total no lo conocía, solo me había gustado, hablando superficialmente, luego mi mamá con otro de sus colegas se unieron a nuestra conversación. Ya era tarde, y mi mamá quería volver a casa, tenía que preparar comida para mi papá que trabajaba todo el día.

Empecé a pensar en abundancia, tenía ganas de explorar, ganas de vivir al máximo, no me importaba nada, solo quería pasarlo bien, me metí a Instagram, la red social que en ese entonces la mayoría ocupaba, conversé con un chico que se llamaba Miguel, el me gustaba, pero me aburría a la vez, me hablaba de lo típico, carretes etc. Estaba aburrida de siempre vivir en la soledad de sentirme diferente, quería sentir más, si me ponía triste, quería estar triste al máximo, y si me ponía feliz, quería estar eufórica, quería vivir algo interesante, quería que pasara algo interesante en mi vida, algo que me despertara, y me dieran ganas de vivir, pasaban los meses, y ya se acercaba mi cumpleaños, fueron meses aburridos y solitarios, me fui a mi ciudad favorita con mis primos de Concepción a pasar mi mayoría de edad. Justo en el mes de mi cumpleaños, en concepción, había un festival de rock chileno al cual nosotros con mis primos nunca faltábamos, eran 4 días de pura música al aire libre, empezaba a las 9pm y terminaba a las 4am, el primer día fue fabuloso, cantamos y hasta bailamos, eran mis tres primos hombres, y yo. El segundo día, 10 de Enero justo calzaba con mi cumpleaños, el día anterior, empecé a revisar mi Instagram después de mucho tiempo, y me di cuenta, que me habían etiquetado en una foto que nos sacaron en el bautizo de la hijita del colega de mi mamá, y de todas las caras que aparecían en la foto, una me llamó la atención, la de Gabriel, el hombre con el que conversé y me encandiló, busqué en las etiquetas su usuario de Instagram y lo encontré, y decidí estar entre sus seguidores.

Gabriel me llamaba la atención de una forma increíble, no sé si fue porque era 20 años mayor que yo, o porque pintaba de manera majestuosa, quería iniciar una conversación con él, hasta que el me ganó y empezó a saludarme. Pasaban las horas y seguíamos conversando por chat, se me ocurrió preguntarle por su pareja, y me escribió que ya no estaban juntos, me disculpé. También se me ocurrió ´´tirar la talla« con él y le insistí en que viniera al festival de rock en concepción, que mañana era mi cumpleaños, y que me tenía que regalar un beso por mi día, nunca pensé que el pudiera aceptar, o quizás si lo pude sospechar, soltero, solitario y apasionado con el arte y la música. Tenía muchas ganas de jugar con él, de provocarlo, le dije que se viniera ese mismo día, antes de mi cumpleaños y que me regalara su beso, ya estábamos entrando en un ambiente más sensual, pero solo de parte mía, ya que en ese tiempo era menor de edad aún, y supongo que él no quería tener complicaciones. Llegó el anhelado día, decidimos encontrarnos en la esquina superior izquierda del escenario vacío, antes que empezaran a tocar los músicos, cuando nos encontramos sentí mucho calor y nerviosismo, que por cierto no se me notaron en ningún momento, uno de mis primos, Fabian, el mayor de los tres, se nos acercó y lo saludo amablemente con cara de duda, yo los presenté y le dije a mi primo que por casualidad nos habíamos encontrado, que él era amigo de mi mamá, Fabian sonrío y nos trajo unas cervezas, ya iban a empezar a tocar los músicos. Estuvimos los 5 viendo tal espectáculo, el lugar quedaba alado de una especie de Lago, le dije a mis primos que Gabriel no conocía esta parte de concepción y que le mostraría el lugar, ellos asintieron y nos dijeron que estarían ahí cualquier cosa. Cuando llegamos a la especie de lago, lo miré y simplemente me saque la ropa, y me metí al lago, el me miraba impresionado de lo que acababa de hacer, eran las 12 de la noche, y no hacía nada de calor, quería saber que tan interesado estaba por mí, asique le insistí en que se metiera al lago y me diera mi regalo, lo vi dudar, y me sumergí en el agua, cuando asome la cabeza, lo vi entrando, y ahí lo supe, supe que nosotros tendríamos una historia juntos, todo esto empezó como un juego y se fue transformando en algo denso, romántico y triste en todo ese año.

En febrero pasamos 3 semanas juntos, nos divertíamos y escuchábamos música que nos fascinaba, el me enseñaba a pintar con óleo y acrílico, le encantaba sacarme fotos con árboles frondosos, y a mí me encantaba posar para él. El día en el que ambos estábamos comenzando a sospechar que estábamos de alguna manera estrechando lazos, y teniendo sentimientos cada vez más fuertes, uno de los dos se preocupó, el, obviamente. Me dijo que no nos viéramos por un tiempo, que dejáramos que las cosas se calmen un poco, yo lo tomé a mal, pensé que quizás quería estar con otra persona, o que quizás ya no le gustaba, que solo era una aventura o un pasatiempo, ese mes me perdí por completo, y me derretí en la depresión de mi alma.

Estaba muy enojada, y por primera vez en mi vida, experimenté la terrible dependencia emocional, necesitaba estar con él, sentir sus brazos y sentir la mirada del mientras yo dormía. Estaba tan apenada y sentía tantas cosas a la vez que decidí contarle todo este amorío a mi mamá, siendo que ambos prometimos nunca contarle a nadie, mucho menos a su colega, mi mamá.

Cuando ella se enteró de todo, me pidió disculpas anticipadas, ya que ella si o si lo iba a llamar por teléfono, para que se juntaran, y hablaran como adultos, ella quería saber que mierda pasaba por su cabeza al meterse con su propia hija. Nunca me había arrepentido tanto de algo, lloré toda la noche, y cuando llegó mi mamá de su junta con Gabriel, quiso conversar conmigo, me dijo que el efectivamente me quería mucho, pero que lamentablemente estábamos en una ciudad y en un país prejuicioso y juzgador, que si estuviéramos juntos la sociedad nos destrozaría, y yo en esos momentos no estaba lo suficientemente fuerte y preparada para recibir críticas.

Quería dejar de pensar en él, pero me encandilaba la idea de ´´un amor imposible« sabía que eso le daría más énfasis a mis emociones, y que quizás podría seguir viva más tiempo, porque eso, es en realidad lo que me mantenía con vida, experimentar emociones, sensaciones muy intensas o complicadas que me hacían sentir que no estoy muerta, porque la mayoría del tiempo me sentía así, cruelmente muerta. Empecé a desahogarme en mis escritos como:

´´El cruel sonido que destruye mi alma y me hace tiritar de horror es transformado en hombres monstruosos que desgarran mi piel, hombres atormentados por su inestable pasado y cada vez, escucho más de sus palabras que me hacen desvanecerme en un Febrero alegre y en un Abril fugaz, siento autodestrucción abundante, siento llanto descontrolado influenciado de amargura, veo el gris en todas partes, otras veces veo azul y poca veces veo celeste, un náufrago me ofreció todo, su vida y sus encantos, pero es mejor hacer que una no siente nada, el rugido de la ventisca interior, me rompe todo desde adentro, hasta llegar a mi triste piel llena de lágrimas y sumergirse por el rojo de mis venas recorriendo todo el brazo, preciado el día en el que estalle, preciado el día en el cual llegue al mar, también anhelo el día en el que pueda dejar de ser un sucio cadáver lleno de incontrolable pena. Sueño con el día en el que pueda nadar en mis profundidades, y tocar mi propia estrella fugaz, prefiero autoengañarme y pensar que estoy viva, aunque mis manos no sientan, aunque mi corazón ya no palpite, aunque mis ojos no vean, aunque mi alma no sienta absolutamente nada.«

Con Gabriel habíamos decidido no volver a hablarnos ni vernos nunca más, ya que era ´´incorrecto«. Un día con mi amigo Osvaldo y un chico que él me quería presentar, fuimos a un pub, para poder distraerme y empezar a conocer gente nueva, tomamos en exceso, eran las 12 de la noche, y de pronto mi corazón se aceleró al ver que por la puerta luminosa del lugar entra Gabriel y unos amigos de él, como habíamos decidido nunca mas tener contacto, no lo saludé ni quise mirarlo en ningún momento, yo quería hacer las cosas bien, y no meterme en más líos, menos en líos amorosos, a pesar de que no quería mirarlo, ambos nos mirábamos muchísimo, miradas bellas y mágicas, el chico que me quería conocer se llamaba Víctor, a el yo le gustaba de alguna manera, empezó a conversarme mucho, pero yo ni puedo recordar de que me conversaba tanto, estaba pendiente de otro hombre, no de él, en un momento Gabriel se levanta de su silla, (estaban en la mesa de alado nuestro) y se acerca a saludar, le presenté a mis amigos y luego se fue con la excusa que iba al baño y pasó justo por ahí, cuando él se iba yendo nuestras miradas chocaron e inspiraron romance, el de la otra mesa, expresaba un ´´te extraño«, y yo de la otra un ´´lo sé«.

Me levanté para ir al baño ya que estaba muy ebria, cuando iba saliendo de ahí, me encontré con él, me dijo que me veía hermosa y que nos necesitábamos, que volviéramos a estar juntos pero prometernos (nuevamente) a que todo sea un secreto.

Fue el mejor día de mi vida, empezamos a vernos muy seguido por las noches, empezamos a cada vez conocernos más y más, todo era color rosa, hasta que todo empezó a tomar un color gris, empecé a cada vez necesitarlo más, y él no me daba la atención que yo necesitaba, empecé a cuestionarme muchas cosas, las dudas abundaban en mi cabeza, un día seriamente después de haber tenido sexo, que por cierto teníamos mucha afinidad sexual, le dije que lo amaba, y el solo se quedó callado, después de eso solo dormimos, ahí lo entendí todo, yo solo era un pasatiempo, o alguien para estar cuando estaba aburrido. Mi intensidad por el empezó a disminuir. Decidí terminar con el y desaparecer de su vida, yo sentía que me amaba, pero valoraba mucho la valentía en una persona, asi que decidí alejarme.

Pasaron semanas y solo quería verlo de nuevo, pasaron meses y solo quería sentir sus labios.

Después de 3 meses, decidí hablarle, y volver a sus brazos, no me importaba que no me amara como yo quisiera, o que no me diera la atención que necesitaba, pero estaba dispuesta a todo, porque estaba enamorada de el.

Pasó seis veces lo mismo, si, seis veces, seis veces que decidí dejarlo y siempre volvía a sus cálidos brazos, me sentía una tonta, sentía como mi amor propio y dignidad se iba esfumando.

Soy Anastasia, y deseo con todo mi corazón dejar de verlo.

Etiquetas: amor desamor prohibido

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