Los Antiguos Creadores de Estrellas
Tercera Parte
Hob
I La Guerra del Millón de Años
A las afueras del planeta más alejado de la vía láctea, un pequeño grupo humano resistía la embestida de sus antiguos conquistadores, los cuales estaban dispuestos a recuperar aquel mundo y dirigirse al tercer cuerpo celeste del sistema solar, donde yacía la cuna de la raza humana. Las naves invasoras y nativas peleaban con ardua rudeza en los cielos verduscos. Los tanques recorrían los suelos azules mientras el polvo se alzaba por los aires, haciendo nula la visibilidad.
Los Carbonitres, una raza meztiza de seres de carbono y nitruro, llevaron a cabo su último plan, el cual consistía en acorralar a la Alianza Revolucionaria Contra Asterium (ARCA) en el desierto de lapizláuli, llevando toda la armada disponible. Naves, tanques, Carbonitres armados con armas de nitrato de carbono beta (armas beta), el cual era sumamente peligroso para los humanos. Un arma tan letal que si un humano recibía un simple disparo de aqurlla sustancia quedaría hecho pedazos, cual martillazo al hielo.
Los Carbonitres avanzaban rápidamente, los humanos no podían seguir repeliendo las armas beta. Llegaban a las bases para ordenar retiradas y alistar las naves, pero nada podía detener a los Carbonitres. En un acto de total desesperación, la última resistencia humana hizo lo imposible, detonó sus armas primitivas, esas de hidrógeno y de composición nuclear, y entonces todo el planeta voló en un millón de pedazos.
La flota Carbonitres, ahora llamados Terráqueos (como humillación a la raza terrícola) avanzó a la Tierra y la conquistó. Los habitantes del planeta restantes fueron usados para experimentos más allá de lo aterrador, todo por una sublevación de hace un millón de años, cuando la estrella errante decidió ir en contra de los demás.
Los humanos que pudieron escapar se exiliaron en los rincones más lejanos de la galaxia pero no del universo. Un dirá regresarían por lo que siempre fue suyo, su planeta natal.
II La Raza de piel de Diamante
Un largo tiempo puso una brecha distante entre los terráqueos y mis terrícolas, estos últimos eran vistos como basura esclava en los sistemas estelares donde se conocía abiertamente la historia de su conquista. En otros, eran rebeldes y destructores junto con demás guerrillas cósmicas que buscaban paz por todo el universo. Pero el humano encajaba en todos lados. Un eterno extranjero sin madre tierra a dónde regresar.
A al distancia equidistante entre la tierra y Umi se encuentra el planeta Jacs, primer lugar que albergaba humanos desde la tierra. Los primeros terrícolas que arribaron se vieron acogidos por los nativos de ahí, los Jaces, quienes eran una raza en extinción. Eran altos, de dos metros, sin cabello abundante, tenían un poco. Su tez era color arena. Sus ojos azules contrataban fuertemente.
Los Jaces les enseñaron a los humanos a vivir ahí y adaptarse totalmente. No había temor de que los terráqueos los buscasen, Jacs era un planeta sin ningún interés comercial o de armamento para la armada de Asterium (Órgano Rector del Órden de la Vía láctea, comandando por el Supremo Asterium, donde los terráqueos eran la armada principal).
Los humanos vivieron cientos de años ahí, al cabo de hacerse uno con los Jaces, quienes una vez extintos no quisieron utilizar más su gentilicio (eran muy creyentes del cambio y tenían en cuenta que el tiempo de los Jaces estaba por terminar), por lo cual no tuvieron problema en que los meztisos se llamasen Terrícolas, pues aún debían volver a la Tierra, quizá algún día.
Los híbridos humanos y Jaces eran altos, no corpulentos en sí pero podían serlo con el trabajo de sus músculos. El color de la piel no era único, los génes de los Jaces no eran tan dominantes. Lo que los hacía diferentes del resto, es que su piel era tan dura como el diamante. Estos humanos no tenían idea de que los primeros terrícolas no tenían este don, sin embargo lo descubrían cuando Hob, el capitán de los Terrícolas se encontrará con Jonás, líder de la nueva ARCA.
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