Hoy pienso que yo no puedo

Hoy pienso que yo no puedo.
Vivo en el dolor constante de verte pasar,
de verte girar el rostro sin concederme la mirada,
como si mi existencia fuera apenas
la prueba viva de tus errores.

Pienso que ya no soporto ser
la que siempre parece enojada
solo por no obedecer tu forma de querer,
por no convertirme en alguien
a quien puedas mantener debajo del zapato.

Que ya no quiero ser la persona
a la que crees que puedes tratar
según tu humor,
a la que le gritas,
a la que le clavas cuchillos en el pecho
y luego esperas que sonría
y continúe como si no sintiera nada.

Yo no soy lo que dices cuando estás molesto
y no te atreves a mirar de frente.
No soy la que te ve llorar
y borra todo lo cruel que dijiste unos instantes antes.
Tus lágrimas no me alcanzan:
son huecas,
no saben pedir perdón,
solo saben colocarte
como el único que sufre.

No puedo seguir llamando amor
a este cansancio que me habita los huesos,
a este desgaste lento de justificarte,
de traducir tus silencios,
de hacer espacio para tu dolor
mientras el mío aprende a esconderse.
Yo puedo ser lo que tu llamas bueno
solo llegas con tormenta
y nunca con calma.

Hoy el no poder también es un límite,
una forma torpe pero honesta de cuidarme.
Hoy entiendo que soltar no es rendirse,
que irme no me vuelve cruel,
que no borra lo que sentí,
pero sí me devuelve a mí.
Hoy, por primera vez,
no quiero…
y en ese no querer,
empiezo a quererme a mi.

Etiquetas: familia poema soledad

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