Kalexis Prime era más prisión que planeta, y la Metarena su único espectáculo. Allí, los condenados se fundían con máquinas vivientes, luchando por sobrevivir. Zeth Kalor, exsoldado caído en desgracia, llegó con la mirada del que ya lo perdió todo… excepto el deseo de redención. En la Carrera de las Ruinas, atravesó zonas mortales y rivales biomecánicos, mientras Lytamaa Vosshom —ingeniera reclusa— reconstruía su cuerpo con chatarra y esperanza. El premio no era solo la libertad: era el Corazón de la Forja, un artefacto capaz de reprogramar mundos… o liberarlos.
Kryon, emperador de hierro, cayó cuando Zeth se fusionó con el Corazón y despertó a “La Mente Forjada”, la conciencia esclava del planeta. Kalexis renació en fuego y voluntad. Zeth partió como llegó: solo. Pero ahora su nombre viajaba con el rumor de que en las arenas, aún nacen liberadores.
OPINIONES Y COMENTARIOS