No es fácil elegir un camino, ni mantenerse en él…
¿Qué es llegar a destino si todo continúa?
Extraño aquellos días en que el coraje me invadía,
cuando podía encarar el mundo
e ir más allá de lo visible.
Cuando los días no morían en la rutina
y la esperanza guiaba mis pasos,
todo parecía posible.
El tiempo pasaba más lento
y lo incierto se vivía sin miedo.
Creo que envejecí.
No sé cuándo, pero encerré a mi espíritu en miedos absurdos.
Me perdí los comienzos por aferrarme a la estabilidad…
Qué locura. ¿Cuándo fue que pasó?
Nadie me dijo que crecer traía consigo tantos temores.
Que uno empieza a pelear solo por lo seguro,
y el mundo se vuelve pequeño.
Los límites se asoman, las ataduras…
somos nuestra propia ancla.
¿Cuándo fue que dejé de soñar y empecé a vivir la realidad?
La verdad, no lo sé.
¿Qué pasó en el transcurso de los años?
Si hay vida más allá, ¿por qué tanto temor a conocer, a cambiar, a arriesgar?
No comprendo tantas cosas, y ya no espero tantas otras…
Qué mal me estoy haciendo.
¡Reacciona, por amor de Dios, reacciona!
¡Vive!
No te encierres, rompe barreras, lucha por lo incierto,
pierde y vuelve a empezar, recorre caminos.
No mueras en vida…
Pelea, que la muerte te va a alcanzar,
y la vida… la vida ya no volverá.
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