Pálpitos, su ausencia, dibuja una ecuación lineal en el electro de mi vida. Derivando tus aromas; mi bioquímica, metabolismo sincronizan con el vacío del tiempo donde no estás.

Allí afuera, la vida sigue: nuestra gente como siempre circula, nuevas miradas se cruzan al alcance de la vista. Amanecen, anochecen los días y las horas. !Si¡ ,sigo aquí, viviendo paso a paso, superando retos, cumpliendo metas, sonriéndole al vacío y al mañana… aun así, algo falta. Pálpitos, ¿regresarán? Me cuestiono cada instante. 

Aunque cien porciento funcional en materia, sufro asíntotas en el alma. Integro variables, sustituyo componentes, la entropía de esta ecuación no cede. Renuncio, renuncio a su solución, me supera.

Al límite de mi derrota, la línea infinita se curva como parábola ascendente. Mis x devienen logaritmos que activan engranajes, restituyen el movimiento, encienden la maquinaria. Colores, ¡oh colores!, cómo los extrañaba.

Al fin, su esencia regresa al algoritmo. Volvemos a ser polinomio, y aunque a veces dividamos por cero, en el fondo, siempre tendemos a infinito.

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