Herida
La herida que dejaste es profunda, sí.
No lo niego.
Pero aprendí a vivir con ella,
a cargarla como se carga un pesar en el pecho.
Y desde ahí, desde ese dolor que no se apaga, te deseo lo mejor.
Que te vaya bien, de veras.
Que encuentres la paz, aunque ya no sea conmigo.
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