Qué triste aquel que sólo odio transpira

haciendo de ello la razón de su vida.

Tenebrosa, solitaria es su guarida

igual al delincuente que conspira.

En sitios oscuros de destellos azules

sus bajezas y miserias exponen.

Sus lenguas bífidas componen

mil habladurías, falaces difamaciones.

En hordas se agrupan de tribus tuiteras.

Del orco la voz gutural levantada.

Del tonto troll, la inteligencia arrebatada.

De ellos, nada bueno se espera.

Navegan en falsas redes sociales.

Sus palabras destilan veneno.

Siempre al límite de lo obsceno,

se arrastran en grietas virtuales.

En su loca mente fiebril alienada

su opinión es la única que vale.

No hay nadie que los iguale.

Su juicio es menos que la nada.

Nadie se salva de ser lapidado.

Niña, anciana, pobre, enfermo

y aun aquellos en el vientre materno.

Frío, escarchado corazón condenado.

La mentira en su mente arraigada.

Del cielo blasfeman el nombre.

La verdad en su boca asesinada.

Oscura es su alma igual a la noche.

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