La novela La insoportable levedad del ser el autor narra la oposición cuerpo/alma y levedad/peso; frente el cual me dedicaré a abordar y enfatizar las múltiples facetas y dimensiones alrededor de estas polaridades, sobre la relación de Teresa y Tomás.
A lo largo de la novela, se desarrollan los personajes Teresa y Tomás y se observa que, en cada uno, se manifiestan unas “energías” de polaridades que representan la unidad del ser. Desde un punto de vista metafísico, los personajes representan simbolismos de dos polaridades que se derivan de la misma creación, del mismo origen de dónde emana la conciencia universal que se expresa en sí misma. Esto significa que el cuerpo no existe sin el alma y el alma no existe sin el cuerpo, ambas coexisten desde la misma sustancia abstracta de lo que sería la percepción humana. En mi opinión, para lograr trascender del cuerpo y contemplar una armonía entre ambas partes: es importante que se logre un equilibrio. ¿En qué medida el concepto de cada una de las polaridades, define la esencia del ser de Teresa y Tomás? Durante la narración, se desarrollan estos personajes y sus voces internas que implican tanto sus introspecciones más profundas como la relación existente entre ambos que converge en una “conexión”. Esto lleva a que, sobre la base de sus vivencias y deseos innatos, Teresa represente el alma y Tomás, el cuerpo. Cada uno de estos personajes de la ficción representa un extremo potencial de las dicotomías. Sin embargo, al intentar por naturaleza ocultar su propia sombra, en efecto contrario, esa sombra se va apoderando de los personajes.
Por un lado, Teresa, al representar el alma, es totalmente perceptiva hacia sus sentimientos y pensamientos. Sin embargo, está atrapada en su prisión de carne y huesos, llevando consigo día a día las heridas que guarda en su alma, arraigada a la necesidad de solamente ser, sin deseos de tener un cuerpo, que, de esta forma, lo percibe como una cárcel.
En la segunda parte, Teresa se observaba frecuentemente en el espejo, se asombraba de su propio “yo”, que intentaba ver, descubrir, desmantelar ese “algo”, ese enigma misterioso que se ocultaba a través de sus ojos. Su ser no es un “cuerpo y alma”, sino que se mantiene en la “negación” del cuerpo y su alma; la negación de su propia existencia en la realidad material y superficial. Esto la lleva a no aceptar una parte de ella misma, como consecuencia se convierte en una persona incapaz de amarse y no respetar sus propios límites. Esta negación de Teresa la sumerge en una profunda angustia, puesto que, no siente su cuerpo como algo propio. Su conciencia se constituye por el alma. En contraste, aquella negación se manifiesta en el cuerpo (forzando su no-existencia) como una carga, una asfixia, que se vuelve insoportable para ella.
Ampliemos este sentido, Teresa proyectaba su propia imagen en los rasgos y el cuerpo de su madre, quien no solo se parecía a ella físicamente, sino que era un seguimiento de su vida. En su infancia, su madre no le brindó el amor suficiente y negó su individualidad y libre albedrío. Esto transformó a Teresa en una persona autodestructiva y dispuesta a servir a los demás para sentirse merecida de amor. Nunca pudo forjar su cuerpo como su templo, como una trinidad que le hace ser parte de sí misma en complemento con su alma. Indirectamente, la madre le enseñó a Teresa a percibir su cuerpo como una enfermedad incurable que le tocó; esto lleva a que, la madre sea culpable de todos sus males. Ese es el origen de su carencia, su alma invisible está envuelta de tristeza y su necesidad de ser amada es tan fuerte que se olvidó de su esencia.
“La madre pide justicia para sí y quiere que el culpable sea castigado. Por eso insiste en que la hija permanezca con ella en el mundo de la desvergüenza, donde la juventud y la belleza nada significan, donde todo el mundo no es más que un enorme campo de concentración de cuerpos que se parecen el uno al otro y en los que las almas son invisibles. Ahora podemos comprender mejor el sentido del vicio secreto de Teresa, sus frecuentes y prolongadas miradas al espejo. Era una lucha para su madre. Era un deseo de no ser un cuerpo como los demás cuerpos, de ver en la superficie de la propia cara a los marinos del alma que salieron corriendo de la bodega. No era fácil, porque el alma, triste, tímida, atemorizada, estaba escondida en las profundidades de las entrañas de Teresa y le daba vergüenza que la vieran.” (P. 22)
El cuerpo, para Teresa, era una carga, una asfixia, un peso que no la permitía estar plena, todo lo relacionado con los placeres del cuerpo le resultan ajenos si no era con una conexión inteligible. Enfrentaba la enorme pesadez del cuerpo y a través de su alma, traslucía su esencia pura y sensible. Ella tiene el peso de una culpa imaginaria, de unos valores retorcidos inducidos por la madre, tiene el peso de la condición de la configuración de su psique, que trata y trata de escaparse en un laberinto de búsqueda eterna de su identidad. En los pequeños destellos que pude observar la manifestación de su levedad, fueron sus sentimientos que expresaba sobre su perro, Karenin, que ella se permite imaginar cómo ve Karenin la vida de forma carente del peso del ser. Teresa siente una fuerte conexión emocional y entiende que el perro es su verdadero hogar, y no Tomás. Teresa se ve a sí misma reflejada en Karenin; Karenin representa su álter ego, el álter ego en la que Teresa es un alma libre y conocedora del idillio (“:..Imagen que nos ha quedado como recuerdo del paraíso” p. 128). Karenin la hace feliz y Teresa a él, y viven en la presencia del uno con la otra y están en serenidad deslindandose del peso. Sin embargo ¿Qué sucede con Teresa cuando niega su totalidad del ser? ¿Pasa al no-ser? Aunque sea una contigua sucesión de cosas que suponemos que categorizan al ser, sí, Teresa no se deja ser, reprime sus deseos y está ciega ante su falta de amor propio.
Por otro lado, Tomás representa el cuerpo y vive sobre la base de sus sentidos sensoriales, es un hombre sensual y apasionado que se centra en las relaciones sexuales. Tomás es desapegado y le tiene miedo al compromiso. No tiene necesidad de tener una conexión más allá de lo físico. Abandonó a su esposa y su hijo, y no tuvo remordimientos con la ruptura de la relación con sus padres. Vive con la ligereza del placer eterno. Sin embargo, a lo largo de la novela, se muestra un contraste con el alma; la afecta el padecimiento de la compasión y culpa que tiene por Teresa y tiene un vacío por cargar con la consciencia de la insignificancia de la vida. Si bien Tomás representa la levedad (lo que hace mucho más llevadero), su ánima se manifiesta en las ideas y formas que presenta sus más inquietos vacíos, y de esta forma, intenta hallar una respuesta para dormir profundamente sin culpa. Como, la justificación que se crea sobre su infidelidad hacia Teresa, él cree que “el creador” implantó en los hombres un “mecanismo de relojería” en la excitación de las mujeres; se imagina la idea hipotética de que fuese reemplazado por golondrinas, en vez de mujeres. Él cuestiona en que no influye su amor hacia Teresa la sensación de excitación sobre lujuria y banalidad, y siente que encontró la llave del universo, de esta forma, permite sacarse la culpa de su egoísmo.
Ahora bien, en la relación de Teresa y Tomás eran esencialmente opuestos. En el transcurso, no existe punto de entendimiento entre ambos sobre sus ideas existenciales y como cada uno percibe su visión del mundo, los pensamientos íntimos y profundos de cada uno solo mantienen relación entre el narrador omnisciente y el personaje. Pareciese que dentro de las ideas y formas requerían únicamente la relación con su propio “yo” y no con la del “otro”, solo viéndolo desde un punto de vista superficial con el único deseo de satisfacer sus propias carencias internas. Esto solo me hace pensar en que estaban juntos por una necesidad y no por un amor real. Como analizamos anteriormente, en cada uno le domina el cuerpo y el alma, el peso y la levedad en su mayor extremo, y lo que tienen en común ambos es que conviven con sus propias luchas internas sin comunicarlo a su exterior, ellos, no eran parte de uno, sino que eran parte de la conformidad de las relaciones por un inconsciente deseo primigenio de ser amados, de no quedarse solos. Ambos, también, intentaban hallar soluciones para conseguir ese deseo de felicidad, Tomás, sobre la base del conocimiento, y Teresa, emplea el discernimiento en sus sentimientos más profundos.
En contraste, tenían muchas diferencias: una de ellas es la infidelidad de Tomás, Teresa no entendía la levedad de Tomás y la divertida intrascendencia del amor físico que él tanto disfrutaba, no soportaba que le fuera infiel, puesto que ella se entregaba ante alguien si hay un compromiso emocional, profundo y duradero. Para Teresa, el amor y la intimidad iban más allá del sexo casual y requerían una conexión de almas y una entrega total. La infidelidad de Tomás socavaba esa conexión emocional y creaba un conflicto fundamental en su relación. Otra diferencia es la percepción del cuerpo: Teresa tiene una negación de su cuerpo y se siente atrapada en él. No obstante, Tomás tiene una actitud más desapegada hacia el cuerpo y disfruta de la libertad y el placer físico sin sentirse atrapado en su apariencia.
El punto de roce entre ambos es lo insoportable, la insoportable dualidad del no-ser, la insoportable dualidad del cuerpo y alma, la insoportable levedad y peso ¿Acaso no es más que la negación de la existencia humana? ¿Qué es lo que hace insoportable? Los personajes se enfrentan en una constante incertidumbre ante las causalidades que le deparan en todo efímero instante, que puede generarse categóricamente como insoportable. Esta “insoportabilidad” puede también estar vinculada a la conciencia de la muerte y la inevitabilidad de la finitud, esta es una interpretación de la muerte de ambos; al final, Teresa le pide disculpas a Tomás por conducirlo a la pesadez de la vida, y Tomás la contradice alegremente al narrar lo feliz que es viviendo en el campo con ella, sin carga de las ocupaciones en la ciudad. Mas ¿Realmente era así o solo era un escapismo? Tal vez, Teresa no soportó la búsqueda eterna de su propio sentido de pertenencia, y Tomás no soportó el afrontar una relación de pareja, representado por una especie de muerte metafísica de Teresa y Tomás. Y tal vez, esa muerte pudo haber representado un renacer de ambos que conviven en el equilibrio que propuse, podría ser un motivo de la enredadera de apotegmas que escribe Kundera, pero basándome en la naturaleza de ambos personajes, descarto esa posibilidad.
Otra “insoportabilidad” puede ser el vacío del todo; como una carencia de nuestro poco alcance que tenemos de llegar a una verdad metafísica, que, de algún modo, solamente nos quedamos con la presencia de un seguimiento cotidiano inerte, que, con poca certeza de saber o entender porqué estamos en esta dimensión. Me transporta a una falta de zona de confort con esta realidad difusa y hasta atemorizante que puede llegar a ser insoportable. A su vez, al ser consciente de estas afirmaciones, no podemos cometer su no-existencia, sino solamente la insoportable existencia. Por otra parte, se me ocurre la idea de que tal vez la pesadez sea denominada como una carga de creencias, por la que, no hay consciencia plena: por eso, relaciono a Teresa con el no-ser. Sin embargo, en la levedad se puede llegar a alcanzar un estado pleno de ser, en cierta forma, como aceptación a experiencia humana, en la que uno se vuelve consciente de este estado, y esto lleva a que se convierta en insoportable, también puede ser vista como un proceso de evolución humana.
En conclusión, tener solamente el alma conduce a lo ideal, lo abstracto, el pensar, la infinitud, la inmortalidad y el cuerpo supone decir lo real, la finitud, lo mortal, la sensorialidad sobre un sentido físico. El cuerpo sin el alma no termina de cumplir su función en esencia y viceversa, tampoco. Son inseparables de la experiencia humana; un equilibrio de estos opuestos, permite una potencialidad de energía en el ser, un alma regada, nutrida y cosechada, permite que sea consciente, habite en el mundo de lo corpóreo y puede hacer una función coherente con lo etéreo que le puede llegar a dar un significado a la vida trascendental.
Lo mismo ocurre con la levedad y el peso, se necesita el peso del individuo para cargar la responsabilidad de cumplir una meta en complementación con la levedad, que sugiere relacionarse con la libertad y la capacidad de elegir, percibe nuestras acciones contingentes y no están predeterminadas por un destino o un propósito superior, en exceso de levedad, se halla la incertidumbre de una guía o sentido último. Un equilibrio entre la levedad y el peso implica encontrar una armonía entre la libertad y la responsabilidad, entre la capacidad de elegir y la disposición para asumir las consecuencias de nuestras acciones. Para finalizar, quizás haya que vivir en la “insoportabilidad” de la existencia humana, enfrentando la eterna paradoja de la levedad y el peso, buscando constantemente el equilibrio entre el alma y el cuerpo, y navegando por las diferencias y tensiones que surgen en las relaciones humanas. A pesar de la angustia y la incertidumbre que conlleva, es en esa “insoportabilidad” donde encontramos la oportunidad de descubrir el hallazgo de nuestra identidad y explorar nuestro propósito en medio de la fugacidad de la vida.
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