Bajo la piel, la vida me regalo lo más maravilloso e inexplicable.

Este amor que siento por ti, esta fuerza imparable para defenderte de cualquier enemigo, 

para luchar por ti cualquier batalla.

Estas ganas que corren por mis venas, que solo viven 

para procurar tu paz, para velar por tu felicidad.

Solo pedí desde la infancia 

conocer el amor real, el amor que pulsa en cada célula

solo pedi ese amor 

que regala la vida y solo te pide entregar el alma.

Mis plegarias eran tan solo eso…

Hasta que un día, después de una bendecida espera

llena de dicha y alegria.

Dios me elijio, me bendijo para siempre

y me permitió mirarme en tus ojitos,

me dio la ventura de sentir tus manitas

y de conocer tu olorcito.

En ese instante supe que no necesitaba más,

que la vida era una maravilla

y que todo mi existir latía ahí frente a mis ojos.

Me ocupe en perpetuar cada momento en mi alma

en la tuya.

En dejar marca de mis pasos en los tuyos,

en cuidar mi andar para abrirte camino.

Nunca, nada volvió a ser igual

mi corazón palpita en mi pecho y en el tuyo,

mi alma ahora tiene una extensión independiente y libre,

la cual me quita el aliento, me regala el placer mas puro.

Cada mañana, cada atardecer y cada noche 

solo ruego porque tus sueños se cumplan, 

porque tu hacer sea el mas esplendoroso.

Cada mañana me basta con mirarte ser 

y que mi espíritu alerta te acompañe.

Cada atardecer me basta con saber 

que tu alma vive, siente y existe 

rodeada de amor, de mi amor

y que tu vida será siempre la que yo soñé.

Y que en la entrega más sublime y desinteresada

y que en la espera más eterna y fugaz

y que en los brazos más cálidos y tiernos

siempre estaré, siempre me tendrás. 

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