Etapa problemática

Sin darme cuenta dejé atrás todos aquellos años de infancia, donde no tenía que preocuparme de absolutamente nada y era feliz. No me importaba cómo me vestía o cómo me comportaba, porque para una niña era normal disfrutar lo que fueron años llenos de buenos momentos. Estaba conforme y ni siquiera me di cuenta hasta que la no muy esperada adolescencia llegó a mi vida. Durante varios años idealicé esa etapa de la vida como la mejor de todas, una donde podría hacer absolutamente lo que quisiera y que nada me iba a importar porque ya era más grande, donde me iban a pasar cosas maravillosas como en esas historias románticas.

Cuando la adolescencia tocó mi puerta, abrí llena de ilusión con solo el pensamiento de que serían los mejores años de mi vida; definitivamente estaba equivocada, pues nada de eso increíblemente maravilloso me sucedió. No salía diariamente, no tenía cien amigos, tampoco un príncipe azul vino a rescatarme de mi «castillo». Esta etapa de mi vida fue un enorme golpe de realidad; nada era perfecto.