Novela escrita por @Aurelio_B_T y @Seeyou11572 x.com
Prólogo
Hacía ya mucho tiempo, Miguel había propuesto una idea arriesgada y singular: establecer un convenio de cooperación con el infierno. El propósito de esta alianza era nada menos que comprender la esencia de la humanidad, que, con el paso de los siglos y el distanciamiento de los cielos, se había tornado un misterio casi insondable.
Miguel, con una mirada firme y visionaria, había planteado su propuesta directamente al Creador. “Si queremos conocer lo que realmente hay en el alma humana, debemos sumergirnos en la profundidad de sus virtudes y sombras. Las respuestas están en su naturaleza dual, y sólo observando desde ambas perspectivas, desde la luz y desde la oscuridad, podremos acercarnos a la verdad”. La idea resonó en los oídos de Dios, quien, con la sabiduría de la eternidad, supo ver en este proyecto una oportunidad única, aunque con riesgos innegables.
La propuesta también llegó a Lucifer, quien acogió la idea con su característica astucia. A sus ojos, la oportunidad era perfecta. Si enviaban un ángel de luz junto a uno de sus ángeles de oscuridad, no solo podrían comprender a los humanos; él también podría intentar corromper al ángel de luz, arrastrándolo hacia las sombras. “Quizás”, pensó con una sonrisa, “obtenga un aliado en quien hasta ahora fue incorruptible”.
Así, el pacto quedó sellado. Dos ángeles serían enviados a la Tierra: uno de luz, portador de la pureza y la misericordia, y uno de oscuridad, conocedor del deseo y la ambición. Ambos tendrían la misión de observar, analizar y someter a los humanos a pruebas que revelaran los pliegues más profundos de su alma. Sus perspectivas, inevitablemente opuestas, serían la clave para descifrar la complejidad humana.
Sin embargo, Miguel tenía una intención oculta, que ni Lucifer ni otros ángeles sospechaban. Había sido testigo de un suceso excepcional que lo inspiraba a realizar este experimento: un ángel oscuro llamado Gabriel había encontrado la redención a través del amor. Este ángel, conocido por su naturaleza sombría, había sentido en su interior una chispa de bondad que lo llevó a abrazar la luz. Ahora, Gabriel era uno de los guerreros más leales del cielo, y su historia era la prueba viviente de que incluso en las sombras podía existir redención.
Miguel soñaba con que, a través de esta misión conjunta, otros ángeles oscuros pudieran hallar la luz. Creía en el poder transformador de la compasión y la empatía, confiando en que la cercanía de los ángeles de oscuridad con los humanos podría despertar en ellos una humanidad olvidada, y, quizá, algún día, llevarlos de regreso al cielo.
Lucifer, por su parte, también tenía un plan en marcha. Con cada prueba y tentación a la que expondrían a los humanos, esperaba alimentar la oscuridad que veía latente en cada uno de ellos. Para él, la humanidad era el terreno fértil donde la ambición y el deseo podrían florecer, y su ángel oscuro sería la semilla de esa expansión. Tal vez, después de todo, podrían mostrar al mismo cielo que la sombra y la luz eran inseparables.
La idea del convenio de cooperación entre el cielo y el infierno fue tan trascendental que, para garantizar la imparcialidad y la armonía del experimento, se decidió realizar una lotería. En lugar de elegir a los representantes de manera arbitraria o según rangos divinos, se optó por un método aleatorio, con la esperanza de que tanto el cielo como el infierno enviarían a sus mejores representantes sin que ninguna de las dos fuerzas pudiera manipular el resultado.
La lotería fue organizada con solemne ceremonia en ambas esferas. En el cielo, el evento se llevó a cabo en la sala más resplandeciente de todas, un espacio de pura luz y transparencia, donde los ángeles se reunieron bajo el brillo de las estrellas para conocer su destino. El Creador observaba desde su trono, con una serenidad infinita, mientras los ángeles esperaban en silencio, sin saber qué depararía el futuro.
Finalmente, al resonar una campanada celestial, el nombre de Auriel fue pronunciado. Un murmullo recorrió el salón de ángeles, y todos los ojos se volvieron hacia él. Auriel era conocido en los cielos como un ángel de gran sabiduría, muy amante de la poesía, y de una calma que rivalizaba con las mismas estrellas. Aunque no era uno de los serafines más poderosos, su capacidad para comprender la naturaleza humana le había dado una posición respetada entre los ángeles del Cielo. A pesar de la intensidad de su tarea, aceptó el desafío con una serenidad. No sólo debía observar y comprender el alma humana desde la luz, sino que también sabía que tendría que confrontar la oscuridad de una manera que nunca antes había imaginado. Con un leve movimiento de sus alas blancas, Auriel se preparó para descender a la Tierra, consciente de que su misión era mucho más compleja que una simple observación.
Mientras tanto, en el infierno, la situación no era tan pacífica. Lucifer, de pie ante su trono de fuego y sombras, había convocado a todos sus demonios y demonias para conocer el resultado de su propia lotería. El aire estaba cargado de tensión, con risas sibilinas y murmullos maliciosos, mientras los ojos brillaban con una ansia de poder y venganza. El infierno no era un lugar de calma ni de orden, sino uno de constante actividad y desorden. Las almas condenadas se retorcían en los círculos del tormento, ajenas al destino que aguardaba a los escogidos para el proyecto.
Finalmente, el nombre que resonó en el aire infernal fue Sereth. Era una demonia temida y admirada en las profundidades del abismo, conocida por su agudeza mental y su habilidad para manipular las emociones humanas más sombrías. Sereth tenía la habilidad de ver más allá de la superficie, de detectar las pasiones ocultas, los deseos más oscuros y los miedos más profundos que acechaban en el corazón humano. Con su piel oscura como la noche más profunda y sus ojos de un rojo llameante, Sereth era una figura que imponía respeto. Pero más allá de su apariencia temible, su mente calculadora y fría la había convertido en una de las favoritas de Lucifer para esta misión. Aunque Sereth era completamente leal a las fuerzas oscuras, su astucia la había hecho también una pieza esencial para comprender la naturaleza de la humanidad a través de sus aspectos más sombríos.
Sereth aceptó la lotería con una sonrisa traviesa, sabiendo que su misión no solo era una oportunidad para explorar las debilidades de los humanos, sino también para poner a prueba su propia capacidad de influencia. Siendo la demoníaca contraparte de Auriel, tendría que estudiar a la humanidad desde el lado opuesto, incitándolos al pecado y la corrupción. Pero también sabía que esta misión podría poner a prueba su lealtad al infierno, pues enfrentarse a un ángel de luz podría generar tensiones que la harían cuestionarse a sí misma de formas que nunca había experimentado.
Así, dos seres, opuestos en su esencia pero unidos por una misión común, se prepararon para enfrentarse al mundo de los hombres. Auriel y Sereth descendieron hacia la Tierra, cada uno llevando consigo el peso de su misión y la complejidad de sus propios destinos. Mientras uno representaba la luz pura y la esperanza, la otra representaba la tentación y la oscuridad, y juntos, a través de su interacción con los humanos, debían revelar los secretos más profundos del alma humana.
I
Como todas las semanas, el ángel Auriel y la demonio Sereth dejaban sus alas a un lado, plegadas y ocultas, para mezclarse entre los humanos. Por unas horas, se volvían mortales, tan vulnerables como el resto. Esta vez, el plan era especial: pasar la noche en les cabanes de l’Oller del Mas, cabañas rústicas suspendidas entre los árboles, un refugio acogedor en el bosque. Había costado un ojo de la cara, 400 euros la noche, pero ambos sabían que sus jefes correrían con el gasto.
Sereth miraba a su alrededor con escepticismo; no entendía la obsesión humana con esa frágil paz en los árboles. Auriel, en cambio, sonreía. Para él, esos instantes de quietud justificaban cada desafío semanal.
—¿Cómo hacen para cobrar tanto? —se quejó Sereth, lanzando una carcajada que retumbó en el bosque—. Cuatrocientos euros… Menos mal que nuestros jefes pagan, porque si fuera por mí, no gastaríamos en tonterías así.
Auriel sonrió, una expresión suave, casi sin emoción, que resaltaba su semblante celestial y sereno.
—Es el precio de la exclusividad, Sereth —respondió con calma—. Y, además, estamos en un lugar donde los humanos vienen a desconectar. Justo el ambiente que necesitamos para nuestro reto de esta semana.
Sereth entrecerró los ojos, observando el entorno. Las cabañas colgaban entre los árboles. Había un silencio profundo, quebrado apenas por el susurro del viento y el crujir ocasional de las ramas. La noche estaba en calma, expectante, como si el bosque mismo supiera que algo extraordinario estaba a punto de suceder.
—Bien, ¿y qué les proponemos esta vez? —preguntó Sereth, cruzándose de brazos—. La semana pasada, lo del plagio fue tremendo. No veas la que armamos. Los humanos son muy susceptibles con esos temas.
Auriel dejó escapar una risa suave.
—Sí, aunque eso les enseñó algo importante—respondió, con tono filosófico—. Esta vez, quiero que trabajemos con un concepto más sutil. Algo que toque sus emociones más profundas…
II
Sereth lo observaba con una mezcla de curiosidad y exasperación. La calma y seriedad de Auriel le resultaban desconcertantes; él parecía haberlo calculado todo, pero rara vez se explicaba con claridad. Ella, en cambio, prefería ir directa al grano. Decidió interrumpir la pausa contemplativa que se había instalado entre ellos.
—Entonces, Auriel… ¿Cuál es tu propuesta esta vez? —preguntó con el ceño fruncido—. Sabes muy bien que el cambio climático y todas las desgracias que lo acompañan son cosas que ellos mismos han provocado. Y, mira, aunque soy una diabla y me encanta el caos, todo esto ya se pasa de la raya. Tal vez debamos darles un respiro… hacer algo que les ayude a olvidar sus lamentos, aunque solo sea por un momento. Así que dime, ¿qué propones para el reto de esta semana?
Auriel esbozó una media sonrisa y, con un movimiento elegante de las manos, materializó una imagen suspendida en el aire. Era enigmática: una figura rodeada de luces y sombras, atrapada entre dos caminos opuestos, uno que ascendía hacia una brillantez celestial, y otro que descendía hacia la penumbra.
—¿Qué te parece esto, querida Sereth? —dijo, señalando la imagen—. Les daremos una elección: bien o mal, luz u oscuridad, ascenso o caída. Vamos a recordarles que, en cada uno de ellos, siempre está presente la dualidad.
Sereth entrecerró los ojos, examinando la imagen con una sonrisa a medio camino entre la incredulidad y la fascinación.
—Bueno, esto podría dar mucho juego. Es inocente y perversa a la vez… intrigante. Quizás sí, sí tiene su encanto. A ver, ¿qué te parece si comenzamos como siempre? Les presentamos esta imagen y los dejamos reflexionar un rato antes de añadir el texto para darles el empujoncito final.
Auriel asintió, con la misma serenidad que parecía irritarla y calmarla a partes iguales.
—Exactamente. Sabes que los humanos necesitan tiempo para asimilar, para pensar. Les daremos algunas pistas, y cuando estén listos, lanzaremos el reto completo. He pensado que el jueves sería el día perfecto para ello.
Sereth suspiró y se recostó en su silla, observando a su compañero de misión.
—¿Sabes, Auriel? A veces creo que disfrutas demasiado de verlos debatirse entre sus dilemas. No eres tan diferente de nosotros, después de todo.
Él sonrió, sin contestar, y ella dejó pasar el momento, decidiendo no presionar más. Tenían un acuerdo tácito para no cruzar ciertos límites.
—Bueno, basta de planes celestiales e infernales. ¿Dónde vamos a cenar? —dijo, cambiando de tema y poniéndose de pie—. Espero que esta vez sea un lugar decente. Esto de mezclarse con los humanos me da hambre.
—Entonces que sea un buffet celestial… o infernal, no importa mientras tengan algo de pasta —bromeó Auriel mientras ambos se preparaban para salir.
Sereth lanzó una carcajada mientras caminaban, haciéndole un gesto cómplice.
—Y hablando de pasta… Con lo que te gusta, no entiendo cómo mantienes esa figura angelical —dijo con tono burlón.
—Eso es lo que tú crees, Sereth. La disciplina también tiene su parte en el cielo —replicó Auriel con una sonrisa divertida.
Pasearon entre la gente, adaptándose una vez más a los gestos y costumbres humanas. Durante el recorrido, hablaron de anécdotas, de los problemas que observaban en el mundo y, por supuesto, del reto que estaban a punto de lanzar.
El reto quedó así:
Auriel y Sereth están preparando el nuevo reto. Estos han quedado en una zona neutral…el inframundo y al parecer hasta los cimientos más consistentes tiemblan por sus discusiones y múltiples desacuerdos…
Que nos tendrán preparados estos seres etéreos? Que se cuece entre cielo e infierno? El domingo lo sabremos…
#RetoEsther
#Noalplagio
III
Auriel miraba el techo de madera, apenas visible en la penumbra de la cabaña. Las luces de la noche se filtraban por las ventanas y dibujaban sombras suaves, envolviendo todo en un resplandor tranquilo. A su lado, Sereth dormía profundamente, abandonada en el sueño, y… roncando.
No era algo delicado, ni un murmullo, sino un ronquido ronco y desafiante, como si en el sueño continuara siendo la misma demonio obstinada de siempre. Cada sonido sacudía el aire y a él lo arrancaba de cualquier intento de cerrar los ojos. Intentó moverse en la cama, colocarse un almohadón encima, incluso cubrirse las orejas con la manta. Pero nada la silenciaba.
“¿Cómo puede ser tan imparable hasta dormida?”, pensó con una sonrisa resignada, contemplándola. Sereth, con sus cabellos desordenados, parecía tan inofensiva y frágil en ese instante. Al menos, hasta que soltaba el siguiente ronquido que lo hacía estremecerse de sorpresa.
Finalmente, se rindió. No dormiría esa noche. En vez de eso, se acomodó para observarla, escuchando el ritmo de su respiración y recordando cómo, en el silencio de la cabaña, hasta sus diferencias parecían disolverse.
Que haces ahí parado, me da grima verte con esa cara!! Esas fueron sus primeras palabras, ni buenos días, ni nada al parecer no existían en su dulce y refinado léxico. Auriel sorprendido y con un rostro que parecía haber pateado medio siglo sin descanso, engulló sus palabras, aunque pronto le dolería el estómago con lo cual empezaron su nueva disputa
– No podía dormir….mejor dicho…no me has dejado dormir, roncas como un carro viejo, imposible conciliar el sueño con semejante serenata.
Sereth se incorporo dejando caer el tirante de aquella pieza que solo podría comprarse en el mismo infierno. Sus ojos se oscurecieron al mismo tiempo que la habitación…el amanecer desaparecía por momentos…
– que acabas de decir gañan de poca monta, como te atreves a decir tal infamia yo….NO RONCOOOO!!!- su aliento a salitre le dejó extasiado y su voz acompañada de turbulencias y viento huracanado despeinó ligeramente su cabello de …angel
IV
—Desde luego, eres de lo que no hay, Sereth —murmuró Auriel, masajeándose las sienes. —Si hubiera sabido que sería así, no me habría apuntado al «Convenio de Cooperación Cielo – Infierno». Esto es… tremendo.
—¿Ah, sí? Pues no te creas que yo lo llevo mejor. Estar al lado de un ángel todo el día es agotador —bufó Sereth, desperezándose en la cama. —En serio, no es lo que esperaba cuando firmé.
Auriel rodó los ojos, todavía medio incrédulo. —Venga, vístete, que tenemos que ir a desayunar. Y esta vez… ¡córtate un poco! ¿Te das cuenta de que ayer, en el buffet, comiste tanto que la gente empezó a sospechar que no eras humana?
—¿Y qué quieres? —replicó Sereth con sarcasmo mientras buscaba su ropa—. En el infierno solo tenemos carne asada y llamas. ¡Y de pronto veo toda esa cantidad de manjares en el buffet, y no me pude resistir!
—Ya, claro. Y ahí estabas, sirviéndote montañas de pasta como si fueras a entrar en hibernación —resopló Auriel, riendo.
Sereth lo miró con picardía. —Vamos, ángel, admite que a ti también te tentaron esos manjares.
Auriel suspiró y esbozó una sonrisa. —Tal vez. Pero la próxima vez intenta no devorar el buffet como si fuera tu última cena. Estamos aquí para investigar a los humanos, no para asustarlos.
– no te prometo nada- contestó rebuscando entre sus ropas aquel vestido rojo, solo para provocar aún más su enojo, Sereth bien sabía que era su preferido pero lo exhibía como un trofeo ante los humanos y eso no podía soportarlo más que nada porque fue el quien se lo había regalado. Al dar con el una pícara sonrisa se dibujó ven sus labios y se encerró en el lavabo
– Venga ahora no te restaures como un edificio apunto de ser desplomado que solo nos queda una hora
– no me seas ansias…y luego dices que yo voy a extinguit los manjares en el mundo terrenal- decía tras la puerta mientras dejaba caer su camisón lista para una rápida ducha. Auriel no dejabaxde resoplar pero parecía que los milagros aún viniendo del cielo se habían proclamado en la piel del diablo pues en cinco minutos la bestia se presentó como el alma más bella y delicada… Auriel no daba crédito, estaba preciosa hasta que abrió la boca
– que diantres estás mirando?? Anda vamos…vamos- le dijo empujándolo hacia la puerta.
El pasillo era inmenso hasta llegar al ascensor, mala idea y más siendo hora punta de desayunos
– no se te ocurrirá esperar dicho elevador? No te das cuenta decía hora que es? Esbozo cabreada Sereth
– te recuerdo que hasta llegar a la planta baja o es por aquí, o haciendo el mono por las ramas de los árboles, que quieres liarla ya…de buena mañana?
– no pienso esperar a que me dejen sin manjar, tu mismo !!- dijo arremangandose su largo vestido hacia el ventanal. Auriel negaba con la cabeza, aun y así le encantaba su ímpetu, su atrevimiento, su manera de ser.
Se encaramaron en aquel pobre árbol que culpa tendría el!!! Mientras tanto Sereth que había cogido la iniciativa bajo pero le cedió el privilegio de ser el primero para tantear el terreno
– maldición, lo que daría yo por desplegar las alas estaríamos…
– estaríamos muertos, sabes muy bien que debemos pasar desapercibidos en este mundo – le dijo alzando la vista y admirando esas gruesas y bien formadas piernas…
– pero que haces!!! Mira hacia abajo y deja de mirarme el tanga
– pero que dices si no siquiera me he fijado en esa prenda rojiza
– que no dice!!! Acuérdame cuando toquemos tierra firme de matarte
-si claro…más quisieras
-mas quisieras tú !! Que no pierdes ocasión para espiarme
– queeee?? Pero que mentirosa, bueno claro viniendo de una diabla
Sereth no pudo contenerse más y le pegó una sutil patada…bajo más deprisa…de lo que se esperaba….
V
Auriel perdió el equilibrio por el inesperado golpe y resbaló, aunque consiguió agarrarse justo a tiempo a una rama, balanceándose precariamente mientras Sereth se reía a carcajadas desde abajo.
—¡Eres increíble, Sereth! —farfulló Auriel mientras bajaba a trompicones—. Te prometo que el día que estemos en tierra firme, vas a pagarme esta.
—Claro, claro —respondió ella, todavía riendo—. Anda, mueve esas alas imaginarias, que nos estamos perdiendo el desayuno.
El salón habilitado para el desayuno era inmenso. Era una estancia muy iluminada y con amplios ventanales. Se sentaron en una mesa al lado de una ventana con unas vistas preciosas a la montaña. Al fondo estaban tres mesas con manjares de todo tipo. Sereth se levantó para ir hacia las mesas, pero Auriel, que conocía las normas la tomó por el brazo levemente mientras le decía
— Espera Sereth, tenemos que esperar a que nos traigan el café, antes de pasar al buffet
En pocos segundos se les acercó un camarero sonriente que empujaba un carrito lleno de jarras humeantes.
— Buenos días. Espero que estéis disfrutando vuestra estancia. ¿Queréis café, chocolate o alguna infusión?
— Café, por favor respondieron al unísono Auriel y Sereth.
Sin perder la sonrisa les llenó las tazas de esa infusión revitalizante, fuerte, como les gustaba a ambos, que desprendía un aroma exquisito. Ni siquiera en el cielo Auriel había probado nunca un café mejor.
— Si necesitan más me llamáis — comentó el camarero.
— Muchas gracias — respondió Auriel
No había acabado de hablar cuando vio que Sereth salía disparada hacia las mesas del buffet.
Había de todo
Una gran mesa de panes de todo tipo, bollería, con fuentes llenas de croissants dorados, de muffins de todo tipo, de bizcochos de vainilla, chocolate y frutas. En uno de los extremos había una gran tostadora que sacaba tostadas regularmente sin necesidad de poner el pan. A su lado decenas de tipos de mermeladas y mantequillas para acompañar las tostadas.
En la mesa siguiente había fuentes de embutidos de todo tipo, jamón de jabugo, lomo ibérico y una colección de quesos de todos las denominaciones posibles. No faltaba ningún tipo de queso.
También había un montón platos recién cocinados que impregnaban el aire con aromas que invitaban a cogerlos todos: bacon recién hecho, huevos revueltos, huevos fritos, tortilla de patata con y sin cebolla e incluso una sección de judías, salchichas y platos más fuertes, probablemente destinadas a los huéspedes ingleses.
La tercera era una mesa larga con fuentes de frutas de todo tipo, uvas, manzanas, bandejas con frutas peladas par que preparasen su propia macedonia, y frutos secos. A su lado varias máquinas que proveían zumos de todo tipo. Al final había una sección de postres tan surtida que hacía que Sereth se relamiera.
—Sereth, recuerda que venimos a observar a los humanos, no a dejarlos sin su desayuno —susurró él, tratando de que no lo oyeran.
—No te prometo nada… —repitió Sereth en tono desafiante, mientras tomaba un plato enorme y comenzaba a llenarlo sin pudor.
Auriel suspiró, tratando de mantener la compostura. En eso, un niño pequeño pasó a su lado y se quedó mirando a Sereth con ojos muy abiertos, asombrado por la montaña de comida en su plato.
—¿Es para toda tu familia? —preguntó el niño, inocentemente.
Sereth le dedicó una sonrisa afilada. —No, chiquillo, esto es solo el primer plato —dijo, sonriendo y mostrando al niño destellos de fuego sus ojos, mientras Auriel casi se atragantaba con su café intentando no reírse.
Mientras tanto, un camarero se acercó, al ver el plato rebosante de Sereth. Con una amabilidad forzada, le sugirió:
—Señora, recuerde que puede volver al buffet cuantas veces desee… No es necesario tomar tanto de una sola vez.
Sereth sonrió con una dulzura que casi daba miedo. —Oh, claro, claro. Pero es que en mi cultura valoramos mucho la abundancia —dijo, mientras Auriel intentaba no mirarla y mantenía la vista fija en su propio plato, mordiéndose el labio para no reírse.
VI
-uff por fin he llegado – decía con dos platos rebosantes de género abundante en grasas saturadas e hidratos de carbono.. Auriel no daba crédito
– en serio Sereth? De verdad vas a comerte todo esto tú sola??
– Noo estás loco!! Había pensado en compartirlo contigo no te fastidia – exclamó mientras comenzaba su festín, por un lado, una montaña de embutidos, huevos de todas las maneras habidas y por haber, quesos, salchichas, todo aquello bien armonizado de un montón de clases de panes, integrales, cereales, maíz, de centeno, y por otro lado por si acaso se extinguía el consumo de alimentos, agarró toda la gama de bollería expuesta, croissant, Donuts, rejillas de crema de chocolate, y por si no había suficiente, se había puesto fina en la fuente de chocolate que brotaba alegremente en sus dos tonalidades, blanco y negro.
Ella al ver que no le quedaban manos para poder sostener nada más se amorro a esa fuente como si no hubiera un mañana. Llegaba a la mesa, si, pero su rostro era una fiesta de bombones entorno a sus labios de diablesa.
Auriel que pudo ver tal escena y descontrol no sabía si abandonar el frente o luchar ante las miradas de los pobres humanos que sin poder evitarlo no dejaban de observarles.
– Bueno como era de esperar sigues siendo la protagonista de esta dura escena,estoy pasando tal ridículo que se me ha cortado el hambre.
– ehhh nuyccerfghjjgdrtjffu. – intentó balbucear mientras tragaba a dos manos.
– y luego te quejarás de que estás gorda!!! – tal como lo dijo ya se estaba arrepintiendo. De repente los ojos de Sereth cambiaron a un negro de tal intensidad como un Abismo sin fin. Auriel seguidamente le pidió perdón habían demasiadas almas inocentes que no tenían la culpa de ese comentario tan..inapropiado. Sereth intentando engullir todo lo que había zampado le miro con esa cara que ya era familiar entre ellos, esas ganas de matarlo, de desplumar sus alas una a una, de condenarlo a una muerte lenta y dolorosa…todas aquellas imágenes se le representaron en segundos sin embargo, la comida era más importante y Auriel hecho un ovillo de vergüenza ajena, intentó llevarse algo más que su orgullo a la boca…
– bueno Sereth después de este incidente que sigo intentando ser perdonado, creo que deberíamos hablar del reto,que vamos algo atrasados.
Ella, ni hablaba, el silencio era peor que si hubiese estallado la tercera guerra mundial eso..o que no podía hablar con la boca tan llena de manjares.
Masticaba devorando todo a su alrededor ni Bud Spencer perdía tanto los modales en aquella película del oeste como aquella gran señora, tan bella, y tan poco delicada pues al acabar su festín finalizó su hartura con un buen…erupto. Tal fue su bramido que atravesó la propia barrera del sonido y una vez más el flequillo del ángel lo hizo alzar…
– Dios dame paciencia.
– Eso, eso a ti Dios te da paciencia y a mí el diablo más ganas de comer.
Se levantó nuevamente, los humanos le hacían espacio no fuera que su furia les dejará desamparados y Auriel comenzó a pegarse cabezazos en la mesa, con su minúsculo plato apenas sin probar bocado…
VII
Sereth, imperturbable, volvía al buffet para una ronda más, mientras Auriel, resignado, intentaba hundirse en la silla. La escena era un completo espectáculo: humanos girando disimuladamente las cabezas, cuchicheando y observando cómo aquella mujer cargaba más platos que un banquete medieval.
—De verdad, Sereth —murmuró Auriel mientras ella se sentaba nuevamente—, no es necesario probar cada cosa. Nadie en la historia de los desayunos ha logrado comerse todo el buffet.
—¿Ah, sí? Pues hoy vas a presenciar historia, angelito —replicó Sereth, lanzándole una mirada retadora mientras untaba mantequilla en un croissant del tamaño de su cabeza.
Auriel suspiró, ocultando el rostro detrás de su mano. Pero cuando creyó que la situación no podía ponerse más absurda, el camarero volvió, tratando de ocultar su asombro.
—Señorita… Discúlpeme, pero ¿no querría… tal vez… dejar algo para los otros huéspedes?
Sereth lo miró con una sonrisa endiablada, que dejó al camarero un poco pálido.
—Descuide, que tengo espacio para todos los manjares y aún más —le respondió con tono desafiante, mientras le daba un mordisco a una salchicha y Auriel reprimía una carcajada.
—Además, si es un buffet, se supone que puedo comer todo lo que me apetezca, siempre que no lo tire, ¿no?
—Si, es cierto — comentó el camarero con resignación.
Al fondo, el director del complejo hotelero veía la escena con una mezcla de curiosidad y espanto. Había hecho un cálculo rápido y aunque pareciese increíble esa chica ya había devorado más de 500€ en comida. Habían amortizado sobradamente los 400€ de la reserva.
Un niño rubio, de unos 9 años, se acercó al lado Sereth, sin poder contener la curiosidad.
—¿Es usted una campeona de comer o algo así? —preguntó con genuina admiración.
Sereth lo miró de arriba abajo, orgullosa.
—¿Campeona? Niño, soy la reina del buffet —dijo, guiñándole un ojo mientras el niño se reía.
Auriel, sin embargo, aprovechó el caos para acercarse a ella y susurrarle:
—En serio, Sereth, después de esta exhibición, será un milagro si logramos pasar desapercibidos. Recuerda que nos han prohibido el borrado de memoria desde aquella vez que borraste memorias de más a aquel grupo de boy scouts. De todas formas, el chico me ha dado una idea.
—Bah, no seas aguafiestas. La gente está disfrutando del show —respondió ella entre bocados.
Auriel, se levantó de la silla, cogió una copa y empezó a golpearla con un tenedor. Había visto en alguna pelis, que era una buena forma de llamar la atención.
Cuando vio que todos lo miraban habló.
—Hola amigos, seguro que os sorprende la voracidad de mi compañera. Quiero explicaros lo que ocurre. Sereth lleva de días sin comer preparándose para este momento. Va a participar en un reto en un programa de comer, que se llama El Buffet Infinito. Como veis, la preparación ha sido exitosa.
La gente comenzó a aplaudir y hizo un corro alrededor de Sereth, que apuraba el último plato gigante de viandas.
—¡Come, come, come! —Animaban todos al unísono. Le recordaba a un programa de retos de comida que había visto en la tele.
Sereth seguía devorando, ajena a todo, como si fuera el último desayuno de la historia. Finalmente, después de lo que le parecieron años a Auriel, dio por acabado el desayuno y se limpió los labios con una servilleta.
Se levantó e hizo una reverencia al público, que arrancó con un estruendoso aplauso.
Auriel no pudo evitar sonreír. Porque, a pesar de los momentos vergonzosos, no podía negar que la escena era memorable.
De pronto, recordó un reto pasado, que había organizado con Sereth y vio que todo encajaba. Al fin y al cabo era una diabla, y por lo tanto estaba sometida a los pecados capitales. Esta era una demostración de Avaricia, porque lo quería todo para ella, e indudablemente de Gula. A pesar de que muchas veces veía que su corazón realmente no era de un ángel oscuro, también le constaban numerosos episodios de Ira incontrolable. Pensó con horror en el resto de pecados. Un escalofrío lo recorrió cuando la vio a su lado, guapísima como siempre y pensó en la Lujuria…
VIII
Pero poco le iba a durar su hermosura, Auriel ya tenía algo previsto ,ese episidio de vergüenza ajena, al bajar a la tierra implicaba ser humano y sentir como tal y aquello no se lo iba a perdonar, no tan fácilmente.
Abandonaron el lugar entre Vítores y alabanzas a la ya famosa del buffet y Sereth se acercó al ascensor, no podía con su alma de tanto comer.
Auriel la agarró del brazo y la llevo entre sus brazos, sereth lo miro con una mezcla de confusión y malhumor …
– que demonios estás haciendo Auriel…
– no blasfemes recuerda que estás ante un angel …a dónde crees que vas??
Su mirada pícara aún entre sus brazos le hizo temblar
– pues…a la habitación – le dijo mientras se separaba rápido dejándole allí, tirado. Auriel corrió tras ella y la volvió a agarrar del brazo,
ella le reto y el la dejo despacio como si de una bomba de nitroglicerina se tratara..
– a ver angelito, que quieres!!! Comenzó suave pero fue entonando el tono
– tenemos que preparar el reto
– ya lo sé por eso vamos para arriba.
– ni lo sueñes, tengo preparada una sorpresa, seguro que te va a encantar, eso sí, al final tendrás que subir, no veo apropiado ese vestido para lo que te espera…
Sereth le miro con incertidumbre…
– que quieres decir con eso? Acaso no voy bien vestida?
– no para,mi sorpresa – dijo frotándose las manos, Sereth con una mirada que podría cortar el aire suspiro y le dijo…
– a ver de que se trata…
– si te lo digo no será una sorpresa, solo te daré una pista, ves a cambiarte y ponte un chandal
– un…queeee???
– un chandal lo que viene siendo una ropa holgada y cómoda, cómo lo que llevo yo ahora..
Sereth lo miro extrañada y soltó una carcajada
– jajajaja, a eso le llamas tu… chandal, si pensaba que habías bajado con el pijama, fíjate que hasta incluso he rezado yo!! La diabla perversa en manos de tu santo padre para que nos dejarán entrar al buffet.
– bueno aunque hubiese ido en pijama solo tenían ojos para ti, que más da..
– unmh ese tono no me gusta nada!! Pero voy a hacer una excepción antes de matarte y me iré a cambiar tal y como has dicho, eso si, ten cuidado con la sorpresa a ver si se va a convertir en Boomerang jajaja. Decía mientras se adelantaba aún hablando en soledad…al darse cuenta se volteo pero Auriel se quedó fuera esperándola.
Empezó a husmear todas sus piezas de lascivia y abajo del todo encontró algo que podría pasar por un… chandal.
Caminaba con paso firme, enfundada en unos leggins de leopardo y un top a juego que alzaba aún más aquella belleza … Amarró su pelo en una cola alta haciendo que sus facciones se alargarán y sus enormes ojos se rasgaron como una felina en celo.
Auriel, al verla, no sabía dónde esconderse, este se había quedado atrapado en su hechizo y ni las palabras podía pronunciar. Está se acercó a su oído, sus labios rozaron suavemente su piel de humano y le dijo…
– a ver nene…donde vamos??
Pasaron unos segundos hasta que finalmente reaccionó de una bofetada que está le regaló..
-ains bestia maldita!! Gritó acariciando su mejilla por el dolor.
– joder es que te has quedado ahí, sin hablar, sin reaccionar, pues me he acojonado y sabes que tengo muy mal pronto
– pues…espera y verás..
– uyyy que pasa.
– nada venga comencemos a caminar que se nos va a hacer tarde
– Caminar??? Estás loco!!! Está es tu grata sorpresa hacerme caminar, con lo que he tragado!!! Que quieres que infarte? Que me de un corte de digestión? Te recuerdo que ahora…somos humanos, yo debería estar haciendo la siesta como la gente normal.. no pienso ir, lo siento …
Auriel viendo su intento un fracaso la agarró del brazo y casi arrastras comenzaron a caminar
– es por tu bien, con todo lo que has comido, lo mejor es quemarlo…ayer estuve estudiando los diferentes senderos que hay por la zona.
– ayer?! En qué momento se te ocurrió semejante idea
– pues ..mientras sufría de insomnio por tu culpa..
– claro al señor le molestan unos minúsculos ruiditos por una respiracion profunda
– Profunda?? Más bien abismal… Mira ahí empieza el camino…
Sereth no podía creerlo un sendero entre malezas, bosque camino empedrado y descendiente, a parte se estaba nublado con lo cual pillaban lluvia ..fijo
– En serio? De verdad crees que voy a ir por este camino repleto de pedruscos con mis zapatillas nuevas?
– mira que buen acierto así las estrenas. Esbozó con una gran sonrisa al ver más que saldada su venganza.
– y esto… A dónde nos lleva?
– Hay que ir bajando hasta llegar a una magnífica riera repleta de saltos, es increíble, yo Vi las fotos y es genial para emprender nuestro reto, allí solo reina la paz, y la tranquilidad..
Tres horas más tarde
– estoy hasta las narices de seguir bajando, no puedo más, y además…mira!! Mira mis zapatillas!!! Le replicó enseñando su destrozado calzado, su cara era todo un poema, el maquillaje se había desgastado por el sufrimiento y su cola de caballo era ya más bien de asno. Sus ropas estaban sucias porque tuvieron que ir saltando y arrastrando el culo en según que lugares dignos de los mejores alpinistas
– está…me la vas a pagar lo juro!!
– no blasfemes que ya estamos llegando, ves la vegetación ha cambiado.
– si estamos en medio del bosque rodeados de rocas enormes …arrrggg solo de pensar que lo que hemos bajado, lo vamos a tener que subir me dan ganas de arrrggg.
-templa tu ira para guardar fuerzas, te va ha hacer falta..
– está noche pienso arrasar con todo incluso con algún humano que se tercie…estoy muy hambrienta.
-Tranquila ya hemos llegado pero…
Sereth miro a su alrededor y la famosa riera estaba ..seca. el paisaje era desolador y Auriel no podía permitir eso, no después de tanto esfuerzo.. miró a su alrededor nadie había quien se atreveria a tal aventuresco viaje entonces chasqueo los dedos y la riera brotó.
El agua caía como una bendición, lugar más que idoneo para plantear su nuevo reto y algunas preguntas que Auriel necesitaba saber, sobretodo si lucifer le entrego sus sentimientos al convertirse en humana….tal como a él…le sucedia
IX
Una vez que cruzaban el umbral, en aquel lugar que muy pocos conocían, Auriel y Sereth eran simples humanos. Sin embargo, a cada uno les habían concedido tres deseos para usarlos en caso de emergencia.
Sin saber muy bien por qué, Auriel había decidido gastar el primero de sus deseos, sólo para robarle una sonrisa a Sereth.
Sereth, todavía jadeante, observó atónita cómo el agua comenzó a correr por el cauce seco de la riera, llenándolo de vida en cuestión de segundos. Los pequeños saltos de agua refulgían bajo la luz tenue que se filtraba entre las nubes, creando una atmósfera mágica. Sereth abrió los ojos como platos y, por primera vez en todo el trayecto, se quedó sin palabras.
—¿Qué? ¿Impresionada? —preguntó Auriel, orgulloso y, al mismo tiempo, algo nervioso ante la reacción de la diabla.
Sereth le lanzó una mirada entre incrédula y divertida.
—A ver, angelito, admito que es bonito… pero ni todos los paisajes del universo van a compensar las tres horas que he pasado reventándome las zapatillas —dijo, intentando sonar seria aunque sus ojos brillaban con fascinación.
Auriel suspiró y se sentó en una roca, observando cómo Sereth se acercaba al agua, fascinada por el flujo cristalino. Ella se arrodilló junto a la orilla y, sin pensarlo dos veces, se mojó las manos y se refrescó el rostro, chapoteando como una niña pequeña.
—¿Sabes? —dijo ella de repente, mientras se inclinaba para tocar el agua—. Por mucho que intentes fastidiarme, creo que siempre logras sorprenderme.
Auriel rió y lanzó una piedrecita al agua. —Eso es porque soy un ser celestial con recursos inagotables.
Sereth puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír. Entonces, se giró y le lanzó un poco de agua, empapando a Auriel en el acto.
—¡Hey! —exclamó él, sacudiéndose las gotas.
—Venganza por hacerme caminar tres horas, angelito —dijo ella riendo, mientras seguía salpicándolo con renovado entusiasmo.
Auriel se defendió como pudo, sin atreverse a contraatacar, hasta que Sereth perdió el equilibrio en su frenesí acuático y, con un resbalón poco digno de una diabla, cayó al agua de espaldas, empapándose por completo. Su grito de sorpresa resonó en el bosque.
Auriel contuvo la risa y le tendió una mano para ayudarla a levantarse, pero ella lo miró con una sonrisa siniestra.
—¿Piensas que esto termina aquí, cielo? —preguntó, estrechándole la mano solo para, de un tirón, arrastrarlo al agua junto a ella.
Auriel se sumergió hasta la cintura en el agua fría, soltando un alarido ahogado mientras Sereth reía a carcajadas, ignorando completamente el hecho de que ambos estaban empapados y cubiertos de barro.
Sereth y Auriel continuaron chapoteando en la riera como si fueran niños, dejando de lado sus quejas y olvidándose de sus diferencias. Entre salpicaduras y risas, el agua fría les hacía cosquillas mientras se lanzaban bromas y se desafiaban mutuamente a quién conseguía mojar más al otro. Sereth, decidida a no perder, se agachaba para levantar pequeñas olas y lanzárselas a Auriel, quien, entre ataques de risa, intentaba cubrirse con los brazos y esquivarlas.
En un instante, Sereth fingió cansancio, colocando una mano en la frente como si fuera a desmayarse y tambalearse hacia atrás. Auriel, sin pensarlo, extendió los brazos para sujetarla, pero ella aprovechó su cercanía para lanzarle otra lluvia de agua que le dio de lleno en el rostro.
—¡Eres imposible! —exclamó Auriel, sonriendo y soltando una carcajada.
Ella respondió con una risa melodiosa y burlona, satisfecha de su pequeña victoria. Pero en medio de la risa y del agua que goteaba de sus cabellos y caía en finas gotitas por su piel, sus ojos se encontraron en una mirada silenciosa. Fue como si el tiempo se detuviera por un segundo. El sonido del agua, de sus risas, de la brisa moviendo las hojas del bosque, todo pareció desvanecerse.
Sereth, todavía con una sonrisa en los labios, se quedó mirando los ojos de Auriel. En ellos no veía al ángel que tanto le gustaba molestar, sino algo más profundo y complejo que la atrapó. Su expresión había cambiado, y sus ojos dorados, generalmente llenos de exasperación y paciencia divina, ahora tenían un brillo suave, casi vulnerable.
Auriel también se encontró inmóvil, incapaz de apartar la mirada. Las gotas de agua resbalaban por las mejillas de Sereth, enmarcando su rostro como si fuera una pintura. Su mirada penetrante, esos ojos oscuros y misteriosos, parecían ocultar un abismo que él deseaba descubrir, pero que también le daba miedo.
En un movimiento casi imperceptible, ambos se acercaron ligeramente. Auriel alzó una mano y, con la punta de los dedos, retiró delicadamente una gota que resbalaba de la mejilla de Sereth, sin romper el contacto visual. El gesto fue tan íntimo que ella no supo cómo reaccionar, y su sonrisa se desvaneció en un suspiro silencioso.
Fue entonces cuando Sereth, en un intento de romper la tensión que flotaba entre ambos, susurró con un tono desafiante:
—¿Qué pasa, ángel? ¿Te estás olvidando de quién soy?
Auriel esbozó una sonrisa leve y respondió en voz baja:
—No… es solo que a veces parece que ni siquiera tú sabes quién eres, Sereth.
Ella parpadeó, sorprendida, sintiendo que esas palabras resonaban en algún rincón desconocido de su ser. Y, antes de que pudiera decir nada, el hechizo se rompió cuando una brisa helada cruzó el lugar, devolviéndolos a la realidad. La mirada intensa se diluyó, y ambos apartaron los ojos, intentando recuperar la compostura.
Auriel se aclaró la garganta y sonrió, ahora con un toque de picardía para aligerar el momento.
—Bueno, creo que ya me empapé suficiente por hoy. Será mejor que volvamos antes de que te dé por lanzarme en otra emboscada.
Sereth sonrió, esta vez con un brillo especial en sus ojos.
—Tienes suerte, ángel… No siempre soy tan indulgente.
Ambos, aún algo nerviosos, rieron juntos y salieron del agua, conscientes de que aquel instante había sido algo más que un simple juego, aunque ninguno de los dos parecía preparado para enfrentarlo aún.
Finalmente, ambos se sentaron a secarse bajo el sol, en silencio, contemplando el paisaje.
—Auriel —dijo Sereth en voz baja, mirando al horizonte—. Esta vez… gracias.
X
De vuelta en el sendero, el silencio entre ellos resultaba tan denso como la humedad que cubría el bosque tras su jugueteo en el agua. Ambos caminaban sin cruzar palabra, cada uno sumido en sus pensamientos, escuchando el sonido de sus pisadas y el suave crujir de las hojas bajo sus pies.
Auriel, con la vista al frente y una ligera sonrisa que intentaba ocultar, aún sentía el leve contacto de los dedos de Sereth cuando le rozó el rostro. Su mente, tan disciplinada para resistir tentaciones, le estaba jugando una mala pasada, recordándole cada segundo esos ojos oscuros y desafiantes que, por un momento, habían bajado la guardia ante él. Pero no quería dejarse llevar. Sabía que detrás de aquella mirada se escondía una trampa para su misión, un terreno peligroso en el que no podía permitirse caer.
Sereth, por su parte, caminaba con la cabeza ligeramente inclinada, como si observara sus propios pasos. Sentía en su pecho una extraña inquietud que no podía controlar. Aquella vulnerabilidad momentánea que le había mostrado a Auriel la perturbaba. No era propio de ella, una entidad acostumbrada a dominar, a seducir y a destruir, sentir aquella… cercanía. Era algo que la descolocaba, algo que no debía permitirse, y sin embargo, no dejaba de latir en el fondo de su mente como un eco persistente.
—Entonces… —dijo Auriel de pronto, rompiendo el silencio—, ¿qué piensas hacer cuando terminemos este reto?
Ella lo miró con una sonrisa desafiante, recuperando su fachada de fortaleza y descaro.
—No te emociones, ángel. Lo que haré no tiene nada que ver contigo. —Le lanzó una mirada traviesa—. Quizá me tome unas vacaciones en Canarias. Tal vez encuentre por ahí a alguien con quien… distraerme.
Auriel rió suavemente, tratando de disimular la punzada de celos que sentía sin comprender del todo.
—Ya veo… —respondió—, supongo que hay humanos que estarían dispuestos a soportar tu… temperamento.
Sereth se detuvo y lo miró, cruzándose de brazos.
—¿Soportar? —replicó, alzando una ceja con una chispa de diversión—. Créeme, angelito, algunos humanos serían capaces de darlo todo por un instante conmigo. De hecho, más de uno lo ha hecho…
XI
– no me cabe duda, solo hay que verte- contestó con un tono de resignación que hasta la diabla se dio cuenta
– a que viene ese comentario? Auriel enrojecía por momentos, tan solo instantes antes estaban jugando en la riera y parecía que había un halo, un destello de sentimiento, el mismo que tanto guarda y que debia explotar quizás de una manera nada apropiada, pero aquel comentario,aquellas absurdas palabras fueron capaces de encender al mismo siervo del cielo
-pues n o hay que ser muy lista para saber lo que te estoy diciendo. Nada más llegar a la tierra te pones a postear con tus mejores galas y tu rostro de perversa diabla encendiendo a los pobres humanos, que no dejan de alabarte, me imagino babeando cuando te observan en la red donde tenemos nuestro cometido, vergüenza me da vergüenza según que comentarios!!
-en serio? A ver … que te está pasando, porque estás así.. acaso estás celoso??- le respondió con una pícara sonrisa..
– Celoso yo?? De ti??? jajajaja – esbozo su sonrisa macabra y fingida
Mira bonita, primero, no eres mi tipo
– discrepo!!
– créeme nunca me acercaría a alguien como tú con ese ego tan subido, esos aires de reina cuanto eres una simple plebeya!!!
-queee??? – gritó mientras sus ojos se tornaban oscuros como la misma noche y sus colmillos surgían de la nada al igual que su original imagen…
De repente el cielo se nubló y rayos , truenos, todos los efectos atmosféricos se presentaron a su alrededor…
– Como osas decirme tal injuria, eres un infame, un desgraciado, tú!! No me conoces.
Comenzó a caminar como si aquel ascenso geográfico se hubiese convertido en una avenida plana y recién asfaltada, mientras la furia del viento la envolvía y ella tragando sus lágrimas se adelantó tanto que dejó atrás al pobre Auriel. Este al darse cuenta de su error, fue tras ella, pero no la alcanzaba gritaba desesperado su nombre pero solo era un eco sordo para sus oídos. Entonces empezó a darse cuenta de algo…ella le había engañado, cuando le dijo que lucifer le había arrebatado los sentimientos aún siendo humana, sino, como se explica su comportamiento??? Auriel muy preocupado intento despegar sus alas para llegar hasta ella, pero tenía miedo de ser descubierto, no le quedaba otra…que seguir corriendo.
Llegó al complejo, y la vio de lejos coger el ascensor, por suerte pudo poner el pie, antes de que se cerrasen las puertas…
– Sereth yo…
– ni se te ocurra hablarme entiendes?
Le dijo apuntandole con su dedo envuelta en furia.
Por un momento Auriel se quedó sin habla pero pronto reaccionó y la abrazó con fuerza mientras ella le golpeaba..
-Sueltame o sabrás de mi ira
-por favor perdoname, no se qué me ha pasado, lo siento Sereth…sus miradas se cruzaron la puerta del ascensor se abría y una pareja estaba en el umbral esperando. Sereth intentó calmarse para no dejar entrever su transformación, miró a los allí asistentes y volteó sus ojos que se perdían de nuevo en los de Auriel…
– Cariño no seas impaciente, espera a que lleguemos a la habitación. Auriel se sorprendió pero pronto supo el porque de ese cambio repentino. Entre risas saludaron a la pareja que se escondía en el ascensor con mirada tierna pensando que quizás celebraban su enlace matrimonial, nada más lejos de la realidad.
Nada más llegar a la habitación Sereth como un huracán se escondió en el lavabo. Intentó aguantar algo que no estaba al alcance de su mano…sus lágrimas, malditas esferas transparentes y saladas que recorrían sus mejillas como las aguas de aquella riera. Malditos sentimientos humanos, maldito todo, todo!! Se decía una y otra vez mientras se miraba al espejo y sentía la desesperación de un ángel a quien no podía amar, no porque no quisiera, sino porque lo tenía… prohibido al igual que él…aquello no podía existir entre ellos, debía desaparecer, pero ya eran unos cuantos retos, unas cuantas visitas y demasiada angustia contenida.
Auriel agotando todos sus recursos para su redención, la dejó por un momento y se marchó hacia el restaurante…al verle el metro ya se puso a temblar
– buenas tardes señor siento comunicarle que el servicio de comidas hace más de dos horas que cerró
– Lo se, estamos alojados en media pensión
– ahh vale – murmuró resoplando de alivio
– solo venía para saber si podrían hacerme dos bocadillos para la habitación…
-Solo dos? Está usted seguro? Preguntó alarmado
– si…creo, bueno la cuestión es que hemos ido de senderismo y sería un detalle si me pudieras ofrecer tal menester,así en la noche no estará tan…hambrienta.
El metre ya se imagino la escena y se puso las manos en la cabeza..
– no se preocupe señor de qué los desea?
-Da igual lo que tenga a mano
– Tranquilo, tenemos un ibérico estupendo, le prepararé yo mismo el sustento.
Se acercaron a la cocina, Auriel fiel a su buena bondad le siguió hasta meterse en dicho luchar. Aquel hombre preparó con esmero ese bocadillo de pan con tomate y un jamón ibérico que solo oler su aroma al ángel le entrit un hambre feroz.
– y…su señora se encuentra bien, después de bajar por tal precipicio, la verdad es que nadie en su sano juicio bajaría por ese peñón. Hay una nueva ruta, algo más larga pero no tan empinada, eso sí nada tiene que ver con el paisaje que habéis visto..
(Tierra trágame como se entere de esto si que me va a cortar algo más que las alas) Pensó por un momento pero su preocupación, era otra..
– si si..mi señora (ojalá lo fuera) está bien, descansando después del viaje.
-Vaya que suerte la suya, una mujer tan bella, con esa curvatura, rellenita seguro que es un amor…
– siiii – dijo con cara de imbécil…es un angel..
Agarró los bocatas y subió por el ascensor. Al abrir la puerta, un ambiente ensombrecido y nostálgico le acogió. Se detuvo nuevamente frente al baño tocando con suavidad la puerta. Sereth seguía con sus trece era más testadura que una mula, pero algo la hizo reaccionar, el olor a comida…
-Sereth por favor abre la puerta, tengo una sorpresa para ti.
– Ah sí? Y que va a ser ahora? Me vas a traer el mar a esta habitación..
-Si pudiera…lo haría
Abrió la puerta como una poseída, su cola alborotada su ropa sucia, destrozada, sus zapatillas que ya no eran como tal y su rostro demacrado por sus lágrimas de fuego le hizo ver una vez más..que existía algo más que una amistad..
-Trae eso- le dijo quitándole los dos bocadillos..
– uno era para…bueno es igual, solo quiero que sepas..
– yo solo quiero que sepas que si con esto crees que la ofrenda de paz sigue en pie,…vas listo – le dijo retando su mirada mientras engullia aquel manjar…
– ummhh está delicioso
– me alegro
Sereth le miró con un halo de dulzura y le ofreció un trocito, Auriel muerto de hambre lo acogió con gusto.
-Para que luego vayas diciendo pestes de mi..
– lo siento, no sé porque..
– porque es lo que piensas de mi, que soy un escombro una chabacana, una furcia que me iria con cualquiera, que soy gorda , que tengo todas las cualidades…que detestas..
– Sereth, sabes muy bien que nada de eso es cierto, yo…
El miedo recorrió el alma de Sereth y le miró fijamente viendo cómo sus pupilas se dilataban, uno de los síntomas de algo… prohibido
– mira Auriel, no quiero hablar más de este tema me has hecho caminar la vida y en vez de hacer nuestra faena nos hemos puesto a jugar como críos. Creo que deberíamos centrarnos en nuestro trabajo y ya esta
– Sereth, se muy bien a lo que hemos venido pero un poco de diversión…además ese momento ha Sido mágico para mí, para ti..no??
– ha Sido divertido pero ya sabes que lucifer no quiso darme la oportunidad de tener sentimientos..
– entonces..como puedes hacer los retos si precisamente hemos venido para estudiar sus comportamientos y precisamente el tuyo hoy…ha estado de diez porque si es verdad que estás fingiendo..lo haces superbien
Sereth bajó su mirada, intentando no demostrar lo que en verdad necesitaba, porque si volvía a chocarse con su mirada…estaría perdida y eso no podía permitirlo
XII
Auriel la miraba con el ceño fruncido, sus ojos iluminados por una mezcla de reproche y algo más que ni él mismo podía definir del todo. Sereth, apoyada contra la pared, se cruzó de brazos, alzando una ceja con expresión de puro desafío. Sabía a qué foto se refería, y el orgullo por su reciente travesura se reflejaba en la curvatura de su sonrisa.
—¿En serio, Sereth? —insistió Auriel, esta vez con un tono más cansado que molesto—. Estamos aquí para realizar el reto, no para que desates una revolución de tentaciones en redes sociales. Ese… negligé negro, en esa pose… podrías encender hasta a las almas más puras.
Sereth dejó escapar una risa melodiosa y sarcástica, claramente disfrutando de la incomodidad de su compañero. Sabía que la foto había sido un éxito: sus seguidores humanos no tardaron en reaccionar con fervor, inundándola de comentarios y halagos, en su mayoría, seducidos sin remedio. Pero había algo que no admitía: aquel gesto no era solo para atraer a simples mortales.
—¿Acaso estás celoso, Auriel? —dijo en tono juguetón, inclinando la cabeza con una sonrisa ladeada—. Digo, si te molesta tanto, puedo quitar la foto… pero vamos, incluso Lucifer aprobaría el resultado. —Dio un paso hacia él, sus ojos oscuros brillando—. No puedo evitarlo, querido; la tentación es… lo mío.
Auriel apartó la mirada, incómodo, pero también intrigado. No podía negar el magnetismo de Sereth, ni el extraño nudo en el estómago que había sentido al ver la fotografía por primera vez. Ella era su opuesto en muchos sentidos, pero había algo en su audacia que lo atraía, como una llama en la penumbra.
—No se trata de celos —replicó, intentando sonar firme—. Es cuestión de principios, Sereth. Estás usando tus encantos para desviarte de la misión, aprovechándote de la debilidad de los humanos cuando nuestro propósito es justo lo contrario. Estamos aquí para que descubran sus decisiones desde dentro, no para inducirles a actuar impulsivamente por… efectos externos.
Sereth rodó los ojos, como si sus palabras le resultaran apenas una anécdota divertida.
—Oh, Auriel… sigues sin entender algo fundamental. La tentación no es solo provocar a otros; es un reflejo de sus propios deseos, de lo que ya existe dentro de ellos. Yo solo les muestro… lo que necesitan ver.
Auriel suspiró, tratando de mantener la calma. Sabía que discutir con Sereth podía ser como hablar con el viento: impredecible, casi imposible de controlar. Pero también se daba cuenta de que ella estaba poniendo a prueba no solo a los humanos, sino a él mismo.
—Entonces, ¿es necesario que te pongas ese negligé para lograrlo? —preguntó, incapaz de contener un dejo de ironía en su voz.
—Quizá no sea necesario —admitió Sereth, alzando las cejas—, pero, ¿y si te dijera que ayuda? A veces, los humanos necesitan una pequeña dosis de realidad. Que el bien y el mal no son tan absolutos, que las intenciones se mezclan, que nada es lo que parece.
Auriel se quedó en silencio, atrapado en las palabras de Sereth. Sabía que su lógica tenía un extraño sentido, aunque retorcido. Pero también sabía que debía mantenerse firme.
—Bien —dijo finalmente—, pero no quiero ver otra fotografía como esa durante este reto. Hagamos el experimento desde lo sutil. Deja que sus mentes trabajen, que elijan desde su propio discernimiento, no desde la fuerza de tu… encanto.
Sereth lo miró un instante, como midiendo si valía la pena ceder a su petición. Después de todo, el juego apenas comenzaba y podía permitirse guardar algunos de sus trucos para después. Dibujó una media sonrisa.
—De acuerdo, ángel de la paz. Jugaré bajo tus reglas… por ahora.
Ambos se lanzaron una mirada de reto y complicidad. Sabían que el verdadero desafío no sería solo el reto para los humanos, sino la manera en que ellos mismos aprenderían a convivir, enfrentando sus propios deseos y sombras.
XIII
El sonido ronco del motor sorprendió a Sereth, que se giró con una expresión entre curiosa y divertida. No había esperado que Auriel, siempre tan estoico y solemne, poseyera una motocicleta; menos aún, una de aspecto tan imponente y reluciente, con la pintura negra brillando bajo la luz del atardecer. La moto parecía lista para devorar kilómetros, con sus detalles cromados y el cuerpo elegante y sólido que, de algún modo, le recordaba a la dualidad de su dueño: una máquina a primera vista contenida, pero capaz de desatarse con una potencia inesperada.
—¿Desde cuándo tienes moto? —preguntó Sereth, levantando una ceja con escepticismo.
Auriel solo sonrió, ladeando la cabeza con un toque de misterio. —Digamos que hay cosas que aún no sabes de mí.
Le tendió un casco oscuro, y ella lo tomó con una mezcla de sorpresa y emoción contenida. No estaba acostumbrada a estos gestos, a que Auriel se mostrara en esta faceta. Se colocó el casco, y antes de subirse, miró con interés cada detalle de la moto, como si aquella máquina revelara un aspecto oculto del ángel que tenía frente a ella.
—¿Lista? —preguntó él, subiendo al asiento y acomodándose con una soltura que revelaba su experiencia en el manejo.
Sereth asintió, todavía intrigada, y se subió detrás de él. Al rodearlo con los brazos, sintió la calidez de su cuerpo y el ligero temblor del motor que vibraba bajo ambos. Al poco, Auriel arrancó con suavidad, y la moto comenzó a deslizarse por la carretera, al principio despacio, permitiéndole adaptarse al movimiento.
El viento comenzó a golpear sus rostros a medida que Auriel aceleraba, dejando atrás el murmullo de la ciudad y adentrándose en las colinas. A su alrededor, el paisaje cambiaba; los edificios desaparecían y la carretera se transformaba en un sendero que ondulaba entre campos y viñedos, con la montaña de Montserrat en el horizonte, majestuosa e imperturbable. El aire fresco de la tarde acariciaba su piel, y cada curva que tomaban parecía llevarlos más y más lejos de todo aquello que conocían, como si cada kilómetro los acercara a una versión de sí mismos que todavía desconocían.
Para Sereth, el viaje se convirtió en una mezcla embriagadora de velocidad y calma. Los latidos de su corazón se sincronizaban con el ritmo del motor, y cada curva la hacía sentir una libertad inusual, un abandono que raramente se permitía. Aunque no lo dijera en voz alta, disfrutaba el gesto de Auriel, esa pizca de audacia que él escondía detrás de su apariencia controlada.
El camino serpenteante los llevó a través de verdes colinas y paisajes casi místicos. Sereth, con los brazos firmemente rodeando la cintura de Auriel, dejaba que el viento le acariciara el rostro mientras trataba de olvidar, aunque solo fuera por un momento, la intensidad de la tarde. La noche caía lentamente, y el cielo comenzaba a teñirse de un púrpura profundo que fundía sombras y destellos lejanos. Auriel, en silencio, condujo hacia un destino que había elegido con cuidado.
Al llegar, Sereth levantó la mirada para contemplar el lugar. Frente a ellos se alzaba el restaurante Bages964, un rincón apartado donde las luces tenues daban un cálido resplandor al entorno. La fachada del restaurante estaba adornada con parras y flores que parecían conservar el verde fresco de la tierra misma. A lo lejos, la majestuosa montaña de Montserrat se erguía como una silueta protectora, y los viñedos extendían sus hileras simétricas, otorgando al lugar un aire de magia y serenidad.
—No está mal, Auriel —dijo Sereth con una sonrisa apenas esbozada—. Acepto este gesto de paz… por ahora.
Auriel sonrió también, satisfecho con su elección. Sabía que Bages964 no era un restaurante común. Aquí, el chef Alex Portales había creado un refugio de sabores que conectaba directamente con la esencia de la tierra, como si cada plato intentara contar una historia oculta bajo el suelo.
Una vez dentro, el ambiente era cálido y acogedor, pero también poseía una elegancia sobria. Las paredes, de tonos neutros, dejaban todo el protagonismo a las mesas y a las vistas panorámicas de Montserrat a través de los grandes ventanales. La camarera los saludó y los llevó a una mesa junto a un ventanal, donde el campo de golf a lo lejos se fundía en la penumbra de la noche.
—Espero que esta vez no te hayas quedado con hambre —dijo Auriel, recordando con un toque de ironía el bocadillo que ella había devorado con tanta intensidad.
Sereth le lanzó una mirada de advertencia, pero su sonrisa era indudablemente genuina. —Eres un ángel, pero sigues sin entender una cosa: el hambre de una diabla no se satisface tan fácilmente —replicó, divertida.
Al poco, el chef Alex Portales se acercó a la mesa, un joven de mirada tranquila y manos expertas que saludó con cortesía y un toque de entusiasmo.
—Buenas noches, y bienvenidos a Bages964 —dijo con una sonrisa—. Hoy hemos preparado un menú especial inspirado en los productos de la región, utilizando ingredientes locales y ecológicos que, espero, conecten con el paisaje de este rincón del Pla de Bages.
Sereth observó a Alex con curiosidad. En sus ojos brillaba algo que reconoció de inmediato: pasión. No era el fuego caótico y oscuro que solía frecuentar, sino una pasión tranquila, concentrada en su arte. Alex empezó a describir el menú, y en cada palabra se percibía un respeto profundo por cada ingrediente, por cada paso del proceso.
El primer plato era una crema de alcachofa asada con un toque de almendras tostadas y un chorro de aceite de oliva virgen extra, intenso y fragante. Sereth cerró los ojos al probar el primer bocado, sintiendo cómo el sabor se expandía en su paladar con una profundidad que la sorprendió.
Auriel la miraba con atención, disfrutando de su reacción. Sabía que detrás de su faceta impasible, Sereth también tenía un lado sensible, uno que él había aprendido a detectar en los momentos más insospechados.
Luego vino el plato principal: una ternera criada en la región, cocida a fuego lento con hierbas aromáticas y acompañada de una reducción de vino tinto de los propios viñedos de Bages. Cada bocado era una experiencia envolvente; los sabores se entrelazaban en una armonía que resonaba con la calma de aquel lugar.
Sereth se perdió en el sabor, en la textura y en el aroma. Por un momento, olvidó sus disputas, sus retos, e incluso el hambre voraz que parecía haberse aplacado, transformándose en un placer más profundo, casi introspectivo. Al terminar el plato, miró a Auriel y notó en su expresión una calma similar a la suya. Tal vez, después de todo, la paz no era algo tan lejano entre ellos.
El último plato, un postre de higos asados con crema de mascarpone y miel, les devolvió un poco de esa dulzura sutil y reconfortante que el chef buscaba evocar. La miel, recolectada de abejas de la zona, les dejaba un regusto suave y aromático que completaba la velada de manera perfecta.
Cuando acabaron, Alex volvió a acercarse, preguntando con una sonrisa discreta si todo había sido de su agrado. Sereth asintió, asombrada por la experiencia.
—Ha sido… casi perfecto —admitió, sin poder evitar un atisbo de genuina satisfacción—. Creo que ni siquiera en el inframundo podría encontrar sabores así.
Auriel sonrió, pero sus ojos reflejaban algo más: una especie de paz, una tregua tácita que ambos habían sellado con aquella cena. Se levantaron, agradeciendo al chef y despidiéndose de él con una cortesía que parecía parte de la esencia misma del lugar.
Ya en la moto de regreso, con el viento de la noche en sus rostros y el silencio de las montañas alrededor, Auriel habló por fin.
—¿Sabes, Sereth? No todo es blanco y negro, bien y mal. A veces, los mejores momentos son esos en los que simplemente… dejamos de luchar.
Ella no respondió de inmediato. Miró el paisaje que desaparecía a su espalda y, por primera vez, comprendió que aquella tregua le había dejado algo más que un simple recuerdo de sabores. Había descubierto, aunque solo fuera por un momento, la posibilidad de una paz inesperada.
XIV
Auriel seguía observando su tez, parecía algo más tranquila después de devorar bocadillo y medio de ibérico, el pobre casi ni probó bocado.
– Sereth en serio quiero que sepas que estoy muy arrepentido de…
– no digas nada yo…tampoco he estado a la altura, es cierto que me he comportado horrible y creo que te debo una disculpa…
Auriel comenzó a mirarse lo que quedaba de aquel misterioso bocadillo… Que droga divina habría en aquel pobre animal antes de ser sacrificado?
Que clase de pienso alucinógeno había ingerido para,que Sereth pidiera… perdón? Se levantó y se desplazó hacia el ventanal, el atardecer caía suavemente sobre aquellas mágicas montañas que parecían haberse formado por unas criaturas divinas haciendo roscas como cuando vas a la playa y los infantes hacen sus propios castillos de arena..entonces tuvo una idea y chasqueando los dedos hizo aparecer algo que podría acabar con aquella batalla sin sentido…hoy quería sorprenderla , hoy no habría buffet..
-Sereth… Podríamos ir algún sitio no se para hacer tiempo, ya lo tenemos todo listo para el reto ahora podríamos descansar, despejarnos de esta odisea..
Sereth le miró con un halo de incertidumbre y a la vez una expresion ilusionista.
– no se Auriel estoy cansada y es raro en una diabla, pero es que me llevas un día majo…- respondió con una sonrisa oculta y divertida.
– te aseguro que no te arrepentirás ponte algo cómodo y no me tardes no podemos estar aquí eternamente.
Sereth se levantó de un salto ella que estaba tan cansada…al parecer le hacía mas ilusión de lo que el mismo esperaba. Se encerró en el baño, el agua caía suavemente en una piel curtida por el barro y los destrozos de aquel camino de barrancos y piedras cortantes, aquel horror desaparecía lentamente. Se enfundó en un tejano apretado curveando y modelando su figura y una camisa de cuadros, algo informal y muy sencillo.
El maquillaje muy fluido y casi imperceptible acentuaba aún más su belleza, más que una diabla , parecía un angel.
Abrió la puerta y Auriel ya no estaba en dicha estancia, sonrió sin saber que le esperaba y al acercarse a la salida se quedó …de piedra…
XV
Llegaron a la habitación, el aire que siempre era una delicia de aromas de campo se convertía lentamente en una atmósfera hostil y repleta de ansia. Sereth se ocultó en el baño mientras Auriel miraba tras la ventana recordando los flashes de todo lo intenso y trepidante del día.
Su cuerpo tembló al verla aparecer con un camison de seda negro, que apenas cubría su cuerpo repleto de transparencias de las cuales sus ojos no pudieron contener el fuego de esas ganas contenidas por el pacto.
Sereth se dió cuenta de su fragilidad al igual que la suya al verle con aquellos boxers apretados y una camiseta de algodón blanco el color de su pureza. Intentó mirar hacia otro lado, ambos lo hicieron pero el aún tenía su reflejo en el cristal de la ventana, percatandose de que bajo aquella tela no había nada que esconder.. todo se lo estaba ofreciendo.
Sereth se acercó sutilmente en sus manos portaba una pequeña caja en forma de presente, y al escuchar su nombre Auriel se volteó algo asustado
– Auriel, madre mía ni que fuera a matarte! – le dijo sonriente Auriel confundido por su sonrisa le dijo
– Bueno no sé..de ti puedo esperar cualquier cosa de pronto eres impulsiva, reacia, como al igual te conviertes en un angel…
– No empeores las cosas y ni se te ocurra insultarme de esa manera…yo un ángel jajajaja. – carcajeo de gusto mientras Auriel seguía en puntos suspensivos…finalmente con una sonrisa que le robó el aliento prosiguió..
-Mira angelito se que hoy me he comportado como una imbécil, una idiota, una persona denigrante infame…..bueno puedes pararme cuando quieras- le dijo después de tantos despectivos adjetivos hacia ella misma…
– Sereth, de verdad he de reconocer que eres muy difícil de aguantar, pero también reconozco tu redención y eso en una diabla como tú…te honra.
Sereth con una mirada imperativa pero inocente asintió con su cabeza y prosiguió ..
-hoy…me has hecho el mejor regalo del mundo, porque has sido compasivo frente a todo lo que te he hecho sufrir y yo…también tengo un regalo…- le dijo ofreciendo aquella caja de grata sorpresa, Auriel con estusiasmo la acogió abriéndola con una suavidad increíble…
– No puedo creerlo, tu haciéndome un regalo estoy tan….emocionado – respondió con una mueca extraña….
– y estooo??
– bueno había pensado que como te quejas tanto de que ronco..vida que no es verdad
– discrepo, pienso grabarte para que te escuches..
– vale lo que tú digas, pues eso había pensado en regalarte estos tapones para el oído…
Auriel aún impresionado por tal gasto de dinero a comparación de todo lo que el le había ofrecido le dijo desilusionado.
– y ..en qué momento de lucidez maligna secte ha ocurrido comprarlo y dónde, si no nos hemos separado desde que aterrizamos aquí
– bueno yo también puedo chasquear los dedos y hacer realidad los sueños…
-ahh que esto es un sueño….
– no pero te ayudará además estos son diferentes, recién traídos del infierno llevan música aquí tienes el mando ..
-anda mira que bien así seguro que no te escucho – esbozó con una leve sonrisa de aliento mientras se introducía uno de ellos en el interior de su oído. Al accionar el play el mismo infierno se le presentó en su cabeza, aquella música que invocaba al mismo lucifer, aquellas guitarras que echaban fuego y los alaridos del cantante que más que cantar parecía que le estaban matando..
-por todos los dioses!!! Que atrocidad es esta!!
Sereth comenzó a reír como una bruja en plena congregación de halloween…
– a ver está es nuestra música he seleccionado minuciosamente las canciones que podrían gustarte
– de dónde has sacado tu esa teoría
Sereth seguía a carcajadas por su macabra broma de heavy metal..
– a ver más adelante hay baladas muy bonitas a eso me refería, mira..ven -murmuró, tomando suavemente su mano y guiándole hasta el borde de la cama…
XVI
Tomaron asiento uno frente al otro mientras ella seleccionaba las canciones, entonces cada uno agarro un auricular y comenzó a sonar Phill Collins y su mítica canción in the air tonight
La melodía comenzó y ambos cruzaron sus miradas, embriagados por la esencia casi mágica del sonido. Auriel, tembloroso, acercó su mano, rozando la mejilla de Sereth, quien se dejó llevar por la suavidad de su caricia, que recorría sus pómulos, su mandíbula, sus labios. Cerró los ojos, cegada por un impulso inesperado, y acercó su mano a la de él, compartiendo un sendero que sabía peligroso. Auriel cerró su mirada, atrapado en esa danza de caricias que bajaban lentamente por su cuello, su clavícula, sus pechos.
En un instante,abrieron los ojos y el choque fue inminente, los de Auriel centelleaban de deseo, mientras que los de Sereth, oscuros y perversos como la noche, mostraban el lado más oscuro de su lujuria. Las respiraciones se volvían entrecortadas ,agitadas, y en un instante de debilidad se acercaron hasta que sus labios, ardiendo de pasión contenida, se rozaron suavemente. De repente, la música cesó en el oido de Sereth, y asustada, se apartó bruscamente.
—Sereth…
—Lo siento, Auriel… me acabo de acordar de que dejé el móvil abajo. Fui a recepción a preguntar por una excursión para mañana, quería darte una sorpresa y… lo siento, tengo que bajar, tengo que bajar.
Auriel la sujetó del brazo, sus ojos se perdian en un solo deseo…seguir
—Sereth, déjalo para mañana… seguro que no hay nadie allí abajo, por favor… quédate.
—Es solo un minuto, ni siquiera voy a cambiarme —respondió Sereth, ya en pie, con su respiración aún agitada.
—¿Estás loca? ¿Vas a bajar así? —le replicó, notando sus pezones a través de la tela a punto de estallar
—Te prometo que subo enseguida… espérame.
Desapareció, dejando una cama en llamas y a un ángel consumido por la lujuria. Al cerrar la puerta, Auriel se dejó caer en ella, negando con la cabeza mientras los demonios de sus pensamientos lo acusaban de sacrilegio. Poco a poco, el cansancio de la noche lo venció, y acabó dormido, arrullado por las baladas que ella le había elegido mientras ella se quedó tras la puerta apoyada bajando lentamente hasta quedar sentada maldiciendo todos sus sentimientos, hasta que se percató de que finalmente se quedó dormido..
Aquella noche, estaba inquieta, y mientras lo observaba dormir, se repetía una y otra vez malditos sentimientos, maldita atracción incontrolable maldito todo todo !!
XVII
A la mañana siguiente, un silencio denso envolvía la estancia. Sereth se despertó temprano para que no se diera cuenta de que había dormido en la butaca y se encerró en el baño para arreglarse, mientras Auriel, frustrado por haberse quedado dormido y no saber qué habría pasado, intentaba mantener la calma. Cuando finalmente decidió acercarse al baño, pensando en retomar el hilo de lo ocurrido la noche anterior, se encontró con la puerta cerrada y ella del otro lado, sin darle oportunidad.
Al salir apenas cruzaron palabras.. Sereth se veía enfurecida, y Auriel asumió, una vez más, que era por su culpa. Bajaron en silencio en el ascensor, aquel sábado lleno de tensión y angustia, a un día de enfrentar el reto que ambos tenían por delante.
Desayunaron como de costumbre pero está vez Sereth no dejaba de renegar en arameo, Auriel no entendiendo ese idioma le suplicaba una y otra vez pero ella no atendía a razones y una vez más era la protagonista del show. Auriel en un momento de tensión y de no saber que más hacer se acercó al metre que también lo atendió el día anterior…este al verle le entró la tembladera
– buenos días señor, hay…algún problema? Está todo al gusto de su…señora??- dijo tragando saliva viendo a su pareja con un rostro que daba autentico pavor..
– si si no se preocupe, está todo delicioso es un placer venir y ver lo magnífico que tienen este buffet pero no he podido encontrar el ibérico que ayer me ofreciste…
El metre con mirada pensativa le contestó..
– no señor, aquí tenemos todos los alimentos más memorables , los mejores, pero ese ibérico es gran reserva y solo se expone en la carta, no obstante el que tenemos expuesto es una variedad exquisita de cebo , solo para paladares exigentes
Auriel arrugó el ceño
-no lo pongo en duda, pero este no está haciendo el mismo efecto… pensó mientras aquel pobre trabajador no entendía sus palabras…
– usted podría hacer una excepción y traerme un poco de ese delicioso manjar, piense que seré muy generoso
-a ver me pone en un compromiso el comedor de esta lleno de gente, si se dan cuenta podria tener serios problemas…
Auriel agudizó su poder mental, el metre quedó sometido
– si no me lo trae créame que vamos a tener serios problemas los dos, ve aquella mujer de allí, la conoce verdad??
– si si, ha dejado una huella imborrable…
– pues…más vale que se apure a traerme lo que le he pedido aunque deba enmascarar su contenido en una fuente de mortadela!!
El metre asustado se fue a la cocina y en cero coma, ya tenía su pedido en la mesa. Sereth miró la bandeja, el pan recién horneado y arrasó con ella mientras Auriel espera sus efectos de inmediato,al igual recibía un beso de agradecimiento…
-Sereth ….
Plash!! Ahí recibió su regalo una bofetada en toda regla. Los comensales que ya habían acabado se quedaron para ver el espectáculo..
– pero Sereth que te pasa
– arrrggg huurfcxyuikcddhikfz
– por favor deja de hacer eso parece que estés invocando a tu propio jefe, que seguro estará en la gloria…
– ojalá!!! Balbuceo entre ibérico y pan
– por fin hablamos el mismo idioma, se puede saber, que te pasa? Si es por lo de ayer, te pido perdón, por favor estuve esperándote, no sabes
las ganas que tengo de…
Sereth con mirada asesina le arrojo sus palabras como cuchillas
– no quiero hablar de lo de ayer, olvídalo, ayer no pasó nada!!
– eso no es cierto
– que te quede claro, eso ..no volverá a pasar..
– en serio? Porque te Vi muy receptiva
Su mirada casi le cortó el aliento
– en serio Auriel no urges más en unos sentimientos que no existen!!
Aquello le partió el alma y por primera vez la dejo a media palabra y se marcho. Todo el mundo los miraba y ella ennegrecio su mirada y con sus colmillos a punto de aparecer les gritó
– que miráis!! Se acabó el show!! Fuera de aquí, fueraaa!
La gente correteaba sin rumbo como si la alarma de incendios se hubiese accionado mientras ella observo como Auriel agarraba su moto y derrapando salió como el mismo huracán..
La furia iba tras ella hasta que la recepcionista, intentó parar sus pasos al verla tan destrozada, esta ..desde aquel ángulo pudo apreciar parte del espectáculo e intentaron mediar palabra.
La verdad es que Sereth no conocía la faceta de la empatía y aquella mujer hizo algo increíble…devolverle los sentimientos y calmar su ira. Al rato se decidió a subir a su habitación y en el mueble donde exponían los folletos de lugares emblemáticos encontró algo que le llamó la atención. Lo agarró como un bote salvavidas y se dirigió a la recepcionista…
– Esto de la cata en la bodega???
– Si claro, cada tarde se hace una demostración de los vinos que se originan en nuestras bodegas, justo ahi- le dijo señalando una masía antigua y de gran belleza – está nuestro legado, si quieren está tarde sobre las seis empezará ,ya hay un grupo dirigido por el gran somelier Carles Vilallonga el cual les hara una guía personalizada y la respectiva cata, si queréis aun hay sitio para vosotros…os apunto?? – preguntó
Sereth observó el folleto con una sonrisa airosa y renovada..
– A las seis…estaremos ahí..
– Muy bien, dígame la cabaña donde están alojados y lo dejamos listo…
XVIII
Sereth con una nueva ilusión subió a la habitación, pero está se hallaba en soledad, nadie estaba esperándola. Se sentó en el borde de la cama recordando la pasión de aquella interrumpida noche mientras se ponía los tapones para volver a escuchar a Phill y revivir el momento. De repente sintió unas manos que tocaron su espalda, se giró sorprendida y a punto de sacar sus garras cuando le vió ahí, delante de ella, con un ramo de rosas blancas y rojas. Se quitó su propio regalo mientras su sonrisa no dejaba aparecer su enfado…
– no sabía que color era tu preferido, entonces elegí, el rojo de tu pasión, con el blanco de mi pureza…por favor perdóname, por lo que sea, pero perdóname.- le suplicó llevando a sus manos dicho ramo, ella lo admiraba con devoción lo llevó a sus fosas nasales inhalando con profundidad ,percibiendo su aroma..
– es…precioso Auriel, el cielo y el infierno…
– tu..y yo. Se que vas a negar lo evidente, llevamos ocho retos y en cada uno de ellos se iba creando nuestro amor
– Lo siento Auriel pero yo..no siento lo mismo, yo .. – se giró dejando escapar una lágrima desesperada por vomitar su oculta verdad.
– no pasa nada Sereth pero que sepas…que no me voy a dar por vencido. Y .. que quieres hacer? Es sábado, todo está listo para nuestro reto podríamos ..
– tranquilo….ya tenemos plan
Auriel comenzó a alucinar
– en serio? Tu has pensado en un plan para nosotros? No me lo puedo creer .
– no subestimes el poder de una diabla
Tres horas más tarde…
– dios mío…que hacemos aquí?
– calla tonto, ya verás que bien nos lo vamos a pasar…tu confía en mí… le dijo con una sonrisa traviesa mientras se reunían en la bodega con el grupo concertado. Ella como siempre exuberante con un traje de un pobre animal de la sabana que ahora solo servía para lucir en aquel cuerpo
de felina, su pelo negro sus labios color fuego y esa mirada, esos ojos grandes y avispados que te llevaban directos al mismo abismo.
La gran bodega se extendía ante ellos como un laberinto de barricas y sombras, las paredes de piedra emanaban el peso de siglos de historia. El sommelier, con su voz grave y suave, guiaba a los presentes a través del proceso de cata, explicando con detalles técnicos la intensidad y el cuerpo de cada elixir. La gente se dedicaba a examinar el vino, a inhalar su aroma, a balancear las copas en un ritual de refinada calma.
El sommelier, con su tono grave y preciso, comenzaba a explicar el primer vino de la cata.
-Este vino proviene de una de nuestras mejores cosechas. Es un tinto de crianza, con una mezcla de frutos rojos, un toque de especias y un retrogusto suave a roble. Recuerden, amigos, la clave está en probarlo en pequeños sorbos, inhalar su aroma con calma, y dejar que se libere en su paladar. Solo así podrán apreciar su complejidad. Y por supuesto, no olviden que esta botella tiene un precio elevado, por lo que cada sorbo debe ser considerado una pequeña joya….
Los comensales afinaron el olfato movieron con armonía la copa mientras Sereth miraba la suya con gran desengaño
– serán agarrados mira, con esto a mi no me llega al paladar ni de coña, voy para allá a quejarme esto es un insulto, una vergüenza un… Auriel le dió tiempo a cogerla del brazo antes de que cometiera algún delito
– que mierda haces??
-Sereth por todos los dioses
– no digas esa palabra si no quieres que me transforme ahora mismo.
– Vamos a comportarnos como humanos, deja ya de destacar ..
Al momento pudo observar como los demás ya se incomodaban, ella con gesto despectivo se bebió de un sorbo todo el vino, nada de pequeños ni olfatear , y menos mojarse los labios para dejar la copa intacta…
– En serio? De verdad? – volvió a replicar
– ufff – resopló Auriel – y ahora que pasa?
– que…que pasa? No te has dado cuenta de que nadie ha bebido? Pero que clase de injuria es esta?
– a ver Sereth- le respondió entre susurros, – el somelier ha dejado claro que …
– este no se entera de nada! – gritó sus propios pensamientos. El grupo entero se giró perdonando la vida a ese comentario tan indebido lo mismo que el somelier que no salía de su asombro. Dejaron todos sus respectivas copas mientras Sereth se las zampaba sin piedad.
-Bueno vayamos a por otro vino – acentuó el entendido que según ella no se enteraba de nada.
Aquí tenemos un vino blanco joven, de color claro, con notas cítricas y un toque floral. Este vino debe degustarse en pequeños sorbos, (acentuó) permitiendo que el aroma a manzana verde y jazmín envuelva sus sentidos. Es perfecto para abrir el paladar…
XIX
Tercer acto..
Sereth, a su lado, olfateó el vino un mínimo instante y lo bebió de un solo trago, dejando la copa vacía mientras el resto apenas mojaba sus labios. El sommelier la volvió a mirar desconcertado, antes de recomponerse y seguir con la explicación. Auriel, nervioso, intentó imitar a Sereth, pero al segundo trago se detuvo, incómodo. Ella sin embargo procedió como de costumbre a beberse hasta el agua de los floreros y aquel elixir alcohólico se le subió directo a la cabeza…
Comenzó a reírse a blasfemar, insultar al prestigiado somelier incluso se lanzó a bailar como si estuviera en un tablao flamenco. La gente horrorizada abandonó la visita mientras a ella, la tuvieron que sacar a cuestas pero no como los toreros, sino como a una vulgar borracha.
Auriel no sabía dónde meterse de tal vergüenza y con aquella situación tan indignante lo único que podría hacer era subir a la habitación hasta que se le pasara su ebriedad. Sereth comenzó a vomitar por suerte pudo llevarla hasta el baño, ahí sacó hasta su primera papilla. Más tarde la llevó a cuestas y la dejó con cuidado mientras la despojaba de su vestido, admirando aquel sostén transparente y su tanga a juego con un toque aterciopelado.
La dejó descansar, mientras balbuceaba y gruñía entre sueños . .una noche más sin buffet pensó. Se despojó de su ropaje y se acostó a su lado con tan solo un boxer y unas ganas irremediables de matarla, pero al ver cómo dormía tan inocente cambio su pensamiento de inmediato. Se volteó contrariamente , el también estaba bajo los efectos del alcohol pero no tan severos como los de su diabla.Obsevaba el techo con los flashes de aquel nuevo día repleto de desagradables aventuras, aún así el amor que sentía era mucho mas fuerte que todo lo que le hacia sufrir y suspirando se quedó…dormido.
Se anunciaba un nuevo día, el sol alumbraba la habitación, dónde se hallaban dormidos. Auriel entre sueños y aquella explosiva mezcla de alcohol permanecía abrazado tras ella, su dulce tentación. Su mano aposentada en su cadera se vio invadida por la de ella que la agarraba con fuerza.
Medio dormido sentía el perfume de sus cabellos sobre su rostro que olfateaba con gusto, con ganas, poco a poco abrió sus ojos y de repente ella se desplazó hacia atrás ronroneando como una gatita necesitada de cariño, rozando con su trasero una parte de un angel que por más que se contenía… iba por libre, no podía controlarlo.
Sereth que tenía agarrada su mano como un bote salvavidas, comenzó a acariciarla, a jugar con sus dedos, Auriel sorprendido se incorporó levemente mirando ese extraño juego de caricias, correspondidas y al mismo tiempo miraba sus ojos que seguían cerrados. Auriel se excitaba por momentos y sin pensar se acercó a su cuello para besarlo. Ella se giró de repente y sus miradas de pasión colisionaron en un arrebato que no podía detenerse. Fue entonces cuando Auriel pese a su promesa de no acceder a su deseos se encaramó en su cuello y busco sus besos con esa urgencia que solo la liviandad podría ejecutar mientras Sereth se perdía en esos labios al principio tímidos , gélidos y temblorosos ,ante el ardor de su contenido aliento, ese que no quería mostrar y que se resquebrajó en mil pedazos
Auriel se postró sobre ella mientras está intentaba incorporarse entre sus brazos, acariciando su cabello, sintiendo como sus manos volteaban por su cintura, sus pechos, apenas daban espacio para coger aliento, sus labios estaban sellados por una oleada de pasión y desenfreno. La lucha de poder se hacía vigente, Sereth se movía como serpiente venenosa intentando dejar al pobre ángel sumiso bajo su poder, pero Auriel, con una agilidad increíble la dejo de nuevo fuera de juego siendo el quien volvía a coger las riendas.
De repente pararon, sus respiraciones jadeantes se veían ligeramente afectadas por la falta de oxígeno, a veces no recordaban que eran humanos, que tenían necesidades para sobrevivir. Intentaron recuperar las fuerzas y se miraron sin poder creer lo que estaba pasando, el sonreía como un imbécil, ella puso su mano sobre su cabeza con esa euforia, esa sonrisa de perversidad que la acreditaba y segundos más tarde se volcaron de nuevo en esa odisea de besos, de caricias, revolcándose en aquella cama infernal,nada podía detener aquella locura , hasta que sonó el teléfono con bastante urgencia.
Al principio se asustaron no
sabía de dónde procedía ese sonido pues sus móviles no tenían esa clase de timbre, hasta que se percataron de que aquella llamada venía directa de la recepción. Auriel se desplazo dejándola con esa ansia, esas ganas de seguir ardiendo…de saber lo que era amar ..
– bu…Buenos dias- contestó apenas sin aliento mientras no dejaba de mirar a su diablesa entregada a él…
– hola buenos días, perdonen las molestias, era para advertirles que el comedor está por cerrar y nos ha parecido raro que no hubiesen bajado… está todo bien??
Auriel miro de reojo el móvil indicando que eran casi las diez de la mañana..
– Sereth…nos cierran el buffet
– queeee!!!
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