Omegas
Las chicas pasaron a sentarse en la otra zona VIP junto a ellas. Las voces animadas llegaban hasta sus oídos provocando sonrisas inconscientes en tres de las alfas. Mirándose entre ellas en conjunto llevaron sus bebidas hasta sus labios forzándose a mantenerse sentadas.
Y ese era el plan inicial, no molestar a las omegas de aun lado, pero la llegada de un hombre, alto y apuesto, alpha, hizo que su plan se fuera por la borda en un segundo. El hombre pasó de largo a las mujeres para ser detenido abruptamente por un hombre de la seguridad privada de la cantante.
—Vamos viejo, solo me gustaría conocer a la omega, su voz me ha dejado fascinado.
—No. Retírate ahora.
La mayor de las omegas se disculpó con el hombre con una encantadora sonrisa pidiéndole privacidad, alegando que estaba junto a sus acompañantes, una de ellas menor de edad, y no quería tener alphas cerca por el momento.
Sin embargo, el hombre seguía insistiendo comenzando a irritar y molestar al grupo de alphas que habían cesado su conversación y se mantenían expectantes bebiendo whisky de manera extremadamente lenta.
—¿Es que no sabes quién soy yo? — se jactó con un gruñido buscando hacer retroceder a los betas. —Soy el delegado Ten Lee, así que por qué no te haces a un lado y me dejas hablar con la hermosura de allí.
En el siguiente segundo el llamado Ten empezó a soltar feromonas para llamar la atención de Darunee, provocando una reacción negativa en las omegas, pero el gruñido amenazador en conjunto de las mujeres de a un lado lo detuvieron. De pie Malee se encontraba cruzada de brazos, el resto lo miraban con un semblante amenazante.
—Deja en paz a las chicas, ¿no escuchaste que hay una menor de edad? Eres despreciable por el simple hecho de soltar feromonas cerca de ellas.
—A mí nadie me dice que hacer. — atacó el hombre en un gruñido caminando hasta ellas, manteniendo la distancia al ver las posturas feroces del resto de mujeres que se encontraban sentadas. —Así que métete en tus asuntos…
—Es nuestro asunto cuando un imbécil intenta someter a un omega con las feromonas. — gruñó Malee logrando que el hombre diera un paso hacia atrás. Todas compartiendo una sonrisa ladina llena de arrogancia al verlo ceder. —Eres tan poco alpha como hombre, así que por qué no te haces un favor y te vas por tu propio pie.
Antes de que el hombre pudiera responder algo los de seguridad llegaron para sacarlo. El grupo de alphas lo miraron marchar con dagas en los ojos.
—Muchas gracias. — reverencio la omega mayor acercándose. —Lo último que quería era que mis niñas pasarán por una situación incómoda.
—No te preocupes, entendemos. — Onuma se levantó para ver a Nong Yao que al reconocerla saltó de su asiento para correr hacia ella. —¿Estás bien, pequeña?
—Sí, muchas gracias, Phi Onuma.
—Permíteme hacerlas pasar el trago amargo. — levantándose de su asiento Sunee llamó a un camarero. —Trae para ellas piñas coladas, sin alcohol.
—No es necesario…
—Sunee, llámame Sunee.
La mujer miró casi hipnotizada a la omega que seguía debatiendo referente al gesto, pero la mayor ganó la inocente discusión diciendo que era un regalo de su nueva admiradora. Confesando que le encantó su canción.
Mientras tanto Lawanrat sonreía divertida al ver el semblante de Malee, parecía aturdida. Acercándose hasta quedar cerca de ella susurro en su oído.
—Veo que la niña te ha flechado.
—Cállate.
—Ten cuidado, Khun Malee, porque Onuma es demasiado protectora, si te acercas demasiado sin duda te arrancará la garganta. — se burló la mujer viendo como Malee pasaba de ver a Nong Yao para mirar a Onuma que, debía admitirlo, tenía un aura de dar miedo. —Con ella no podrás ponerla si es lo que quieres, así que mejor búscate a alguien más.
—Te juro que te voy a matar…
—Jefa. — se puso de pie abruptamente Orawan llamando la atención de todas y deteniendo la discusión divertida de las mayores. —Me tengo que retirar, prefiero arreglar esto en mi casa.
—Entiendo, ve con cuidado y avísame ante cualquier cosa.
Finalmente habiéndose despedido las omegas regresaron a su lugar con la llegada de las piñas coladas y las alphas tomaron asiento.
—La noche finalmente se volvió interesante.
—Concuerdo. — afirmaron todas a lo dicho por Lawanrat cuando un nuevo relajo se escuchó en el lugar.
La famosa actriz del momento había llegado.
Apenas media hora había pasado con la llegada de la actriz, pero la diversión del lado de las omegas parecía ir solamente en aumento.
Chaikaeo Laksami es una hermosa y joven actriz y modelo. Con una hermosa cabellera que ondeaba en delicadas ondas de un dulce rubio miel y bellos ojos grandes verde oliva era la envidia de muchos competidores.
Todos querían trabajar con ella.
Inició su camino en la farándula del cine desde los dieciséis años de edad siempre acompañada de su mamá, quien también es una actriz bastante reconocida en series de época.
Laksami es buena amiga de Darunee debido a que han colaborado o se han encontrado en fiestas de marcas de moda famosas y reconocidas, ambas trabajando como modelos con un aura despampanante pese a su corta edad.
Puesto que ambas omegas apenas cuentan con veinticuatros años de edad, pero han demostrado ser lo suficientemente buenas en cuanto actuación, modelaje y canto se refiere, todo sin perder su gran humildad y maravillosa luz.
Las alphas podían escuchar desde sus asientos las risas animadas de la mesa vecina. La forma en que cantan las canciones con toda la pasión ignorando uno que otro gallo desafinado, sus actuaciones en las canciones dramáticas de desamor, o la forma en que bailaban sin importarles quien las estuviera viendo.
Y sin duda no lo hacían con la intención de provocar a cierto grupo de alphas que estaban en silencio con enormes sonrisas en sus rostros. ¿Por qué no preguntaban si podían unirse? Por supuesto jamás harían algo para incomodarlas en absoluto, pero desde que Malee escuchó la advertencia de Lawanrat decidió jugar un poco.
—Las reto. — dijo confiada con una sonrisa y mirada afilada, con la atención de todas prosiguió. —La primera que se pare hablar con alguna de las omegas de la otra mesa deberá de ser la esclava del resto por toda una semana.
—Estás loca. — dijo entre risas Lawanrat mientras bebía su copa.
—¿Por qué mejor no apostar dinero? —gruñó Sunee —¿Acaso gustas que te preste, Khun Malee?
—Por supuesto que sí apostamos dinero ninguna tendría problema en pagar. — afirmó la mayor de las hermanas Ayutthaya. —Pero en cuanto a dignidad y orgullo no hay alpha que acceda arrodillarse ante otro por voluntad propia y mostrar su garganta.
—Concuerdo, tal vez por una omega lo haría, pero jamás para darle la satisfacción a otro alpha. — razonó Onuma. —Y menos a ustedes.
—Estás muy confiada Khun Malee. — dijo Lawanrat con una mirada calculadora. —¿Será acaso que hay cierta omega fuera de los límites en quien te hayas interesado? — atacó a lo que Malee abrió grandes los ojos al tener la mirada intensa de Onuma sobre ella.
—Soy hermosa, ningún omega se resistiría a mí. — se rio al ver como parecían ignorar lo dicho por Lawanrat. —Si ellas son las primeras en acercarse entonces yo pierdo, ¿les parece?
El silencio reinó algunos minutos; el tiempo suficiente en que un camarero llegó con otra ronda de shot’s, cada una tomando uno. Malee, divertida tentó con una sonrisa maliciosa.
—¿O tienen miedo de perder contra mí?
El resto se miró antes de alzar sus bebidas para hacer un brindis.
—Acepto. — dijo confiada Lawanrat.
—Vas a caer, hermana. — gruñó Sunee.
—Esto será divertido. — se rio Onuma.
—No puedo esperar a verlas arrodilladas ante mí.
Y con eso las cuatro chocaron sus bebidas antes de tomarlas de un solo trago.
Por ello ahora las cuatro mujeres se mantenían en sus lugares, con posturas tensas y apretando los dientes, pero con una sonrisa asesina en la mirada. Ninguna quería perder, pero el alcohol lo estaba haciendo cada vez más difícil, incluso Lawanrat y Sunee se sentían un poco mareadas, decididas a tomar agua de ahora en adelante por seguridad.
Solo deseaban acercarse a ellas y hablar, tal vez bailar, o cantar, o tomar, o tal vez…
—Mierda, te juro Khun Malee que voy a…
—Hola. — al levantar la mirada vieron a la persona dueña de aquella dulce voz. —Me dijo Darunee que las ayudaron hace un momento, solo venia agradecer por las bebidas y también por lo del delegado.
Todas aceptaron el agradecimiento y afirmaron que no había problema. Sin embargo, Lawanrat se mantenía en silencio viendo con gran intensidad a la hermosa mujer frente a ella.
—Nong Ladda y Nong Yao ya se van, así que nos preguntamos si les gustaría unirse a nosotras, las veo muy tensas.
Dijo con una corta risa completamente divertida la actriz. Y con eso dicho Sunee y Lawanrat prácticamente saltaron de sus lugares aceptando.
Onuma se acercó al oído de Malee y susurró “Perdiste” levantándose para seguir a las mujeres, riendo al escuchar el gruñido molesto de la mayor de las hermanas Ayutthaya.
Las menores se despidieron haciendo una corta reverencia siendo escoltadas por los betas que se asegurarían de llevarlas a sus respectivas casas. Tomaron asiento y pronto comenzaron a hablar de diversos temas.
Pero cierta mujer encapuchada se mantenía en silencio. Onuma a su lado seguía tensa, queriendo iniciar una conversación, pero sin saber realmente como.
Lawanrat se encontraba con un brazo recargado en el respaldo del sofá escuchando con suma atención a la actriz que le hablaba animadamente. Ambas sonriendo sin darse cuenta.
Sunee hablaba de diversas cosas, aunque principalmente de sus posesiones y su apellido, queriendo cautivar a la mujer; más Darunee solo se reía sin malicia, divertida al ver al lobo de la empresaria acicalarse para recibir mimos.
Malee entonces se levantó captando la atención del resto.
—¿Ya te vas?
—Voy a fumar.
—¿Te acompaño?
—No es necesario, a lo mejor me distraigo en el camino. — contestó de manera coqueta a Onuma haciéndolas reír al entender a lo que se refería. —Nos vemos mañana hermanita, señoritas. — se despidió con una reverencia teatral en caso de no regresar por seguir a una omega a su departamento.
—No olvides la apuesta. — grito Lawanrat.
Sunee y Onuma soltaron la carcajada, solo riendo más al ver ambas manos de Malee en alto levantando el dedo de medio mientras desaparecía por el pasillo.
—¿Qué apuesta, Khun Sunee?
—Nada importante.
Finalmente, después de algunos minutos, y sin tener la intención de espiar, la mujer encapuchada vio por accidente la foto de portada de Onuma, donde se ve ella abrazando a un gran perro Golden.
—¿Es tuyo?
—Oh, ehh sí, sí, es mío, se llama Latte.
—Es muy linda.
—Tengo más fotos, ¿quieres verlas?
—¡Si!
Las mujeres parecían divertirse. Habían pasado de hablar a contar viejas anécdotas.
Con la música cada vez más animada Saenotwisuk Somsak, la mujer encapuchada, finalmente dejó ver su rostro dejando a Onuma anonadada.
Y es que no era una mentira decir que la chica era hermosa. Hace un momento Onuma vio que la chica se levantó para ir al baño y su baja estatura, casi cinco centímetros más pequeña que Ladda la hizo sonreír tontamente por la ternura que causaba.
Somsak había iniciado a crear atuendos y vestuarios desde que se encontraba en la preparatoria, y desde aquellos años juveniles su talento y gran empeño comenzaron a dar sus frutos. Para un evento de cierre de su tiempo en la preparatoria se les pidió hacer un vestido, el ganador lo usaría una actriz en una gran pasarela.
Pese a los contratiempos presentados Somsak ganó el concurso y vio por primera vez su vestido en una pasarela en la actriz que recién ingresaba a la farándula.
Al paso del tiempo Somsak siguió mejorando y pronto logró codearse con gente importante que la llevaron a donde estaba ahora. Siendo diseñadora de su propia marca y teniendo como modelos a Kaeomani Hithaarunee y Chaikaeo Laksami.
Finalmente, sin el cubre bocas obstruyendo su mirada Onuma se vio paralizada en su lugar cuando unos hermosos ojos verde jade la saludaron con una sonrisa, su cabello color caoba suelto del moño que lo sujetaba y una pequeña nariz respingada hicieron que la alpha tragara saliva incapaz de hablar.
Las omegas bailaban en el centro del pequeño espacio, las alphas viéndolas con enormes sonrisas. La noche había sido perfecta, pero se podía poner mucho mejor. Las alphas bailaban al ritmo con las mujeres, sus cuerpos a escasos centímetros.
Sin embargo, cuando el club quedó a oscuras, la música se apagó, y una fuerte explosión a la distancia se escuchó el pánico los alcanzó a todos. Salieron agitados, gritando, preguntando lo que había sucedido. Parte del equipo de seguridad de la actriz había escoltado a las omegas por la salida trasera cuyas alphas las seguían de cerca.
Un audio de voz de Malee llegó al teléfono de Sunee que lo escuchó en compañía de las otras.
“Un automóvil chocó contra un poste de luz y poco después explotó, lo mejor será irnos, te veo en el estacionamiento.”
Avanzaron hasta el estacionamiento, viendo a Malee junto al porsche de Sunee. Lawanrat y Onuma dirigiéndose al lamborghini color rojo de la doctora, cuando a sus oídos llegaron como un murmullo el nombre de la supuesta persona dueña del vehículo que había explotado.
Ten Lee.
{…}
—Es una gran tiradora.
—¿Crees que estén en peligro?
—No solo lo mató, hizo que el auto chocara contra el poste, van a creer que fue un accidente.
—Hasta que descubran el orificio de bala.— murmuró la mujer más baja.
En el estudio se encontraban dos personas portando grandes máscaras con incrustaciones de diamantes.
Una de ellas sentada viendo su computadora con la grabación intervenida del auto del delegado impactando contra el poste de luz, para luego explotar en mil pedazos.
La otra se encontraba del otro lado del escritorio, sentada con una pierna sobre la otra en la madera fina de caoba. Su vestido plateado dejaba al descubierto su pierna derecha mientras se movía ligeramente arriba y abajo.
—¿Estás preocupada por ella? — gruñó la mujer en la silla levantándose hasta colocarse frente a su pareja.
Rodeándola con su cuerpo colocando las manos a ambos lados de la más baja que se mantenía de brazos cruzados con la mirada baja viendo el escote de su pareja.
El primer botón de su camisa estaba abierto dejando ver el inicio de sus pechos. La más alta usaba un traje con vivos colores naranjas que resaltaba en su perfecta figura femenina.
—¿Hay algo que te gustaría decirme? — atacó molesta soltando feromonas amargas a kiwi podrido.
La más baja ladeo la cabeza emitiendo un ronroneo sensual que se escuchó más grave debido al mecanismo de la máscara que distorsionaba su voz.
—No hay nada que no sepas de mí.
—Ya no estoy tan segura…
—Me encanta cuando te pones celosa.
Susurro la más baja pasando sus manos por los hombros de la mujer que la tenía rodeada. Su imponente máscara de zorro era atractiva a la vista. El gruñido de la alpha hizo que la omega emitiera un corto gemido de deleite.
Antes de que su conversación siguiera o tomara un camino completamente distinto una voz masculina sonó en el comunicador sobre el escritorio.
“Madam.”
—Dime. — gruñó la alpha sintiendo las manos traviesas que recorrían su frente dentro de las hombreras del saco hasta bajarlo por sus brazos donde quedó atascado.
“Ya están aquí.”
—Perfecto.
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