A la luz de la luna profeticé su partida, sobre el regazo de su cuerpo mis labios
hicieron eco, sus ojos desplegaron su color con luz titilante desahogando pensamientos en el centro de sus lágrimas, bese sus miedos al recorrer su cuerpo y a la vez convirtiéndome en preso, preso a su voluntad y hoy que no está miro hacia atrás queriendo volver al pasado, pero la luna interrumpe «insensato amar a fantasmas es vano».
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