Se había vuelto todo más claro cuando te entendí.
Cuando empecé a verte como debía, cuando dejé que me arrollaras con tu perfume y la música en tu voz.
No me sorprendió descubrir que te amaba, lo que me impactó fue mi voluntad para no correr en tu dirección mucho antes.
Sabía que no era un capricho cuando empecé a planear cosas pensando en tí. Cuando toda mi vida escapé de las ataduras, entonces tú me tenías a voluntad bajo pesadas cadenas.
Verte libre por ahí cuando mi mente y corazón corren esclavos tras de tí, enamorados de una sonrisa, un gesto, un descuido, un anécdota o simplemente viéndote existir…. me parece una falta de respeto. Una que perdonaré eternamente.
Porque comprendiendo que no podría terminar de entenderte y conocerte jamás, mis ansias por amar cada día un poco más de tí y sin saber el final, me empujaron al abismo de cada noche, en el que me desvelo por tí escribiendo idioteces como estas.
Amor mío… nunca sé cuando voy a recibir el honor de que me mires como yo lo hago contigo. Mi corazón se siente gastado cada vez que puedo acercarme a tí.
Algún día vas a matarme.
Pero amor, no te apresures a ello.
Amo la vida tanto como a ti. Y si ésta me da la oportunidad, quiero entenderte cada día un poquito más.
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