RELATOS ESPANTOSOS 1

RELATOS ESPANTOSOS 1

Notán Vochej

04/08/2024

INTERROGANTE

Vivía dentro de esas cuatro paredes desde hacía más de once años. Ya casi no recordaba cuándo fue la última vez que pisó el exterior. Y no se trataba de ninguna fobia a estar fuera, ni siquiera al contacto con la gente. No. Lo que lo retenía dentro no era el afuera, sino el interior. Pero el interior de sí mismo. No salía porque dentro de su alma algo lo retenía dentro.

Satisfacía sus necesidades con la entrega a domicilio, con trámites a distancia o mediante amigos que, conociendo la situación, estaban dispuestos a darle una mano.

Así y todo, había una necesidad que nunca pudo satisfacer. La necesidad de una mujer. Y no me refiero a los actos carnales, que tanto disfrutó con damas de ocasión en el pasado. Una mujer a la que amar y ser amado. Como aquella que perdió, quién sabe hace cuánto y por qué. No podía entenderlo ni siquiera con el esfuerzo que realizaba día tras día.

Alguna vez lo tuvo todo. Pero todo en verdad. Lujos, éxito, vida social y amor, principalmente amor. Con la mujer ideal, aquella que dejó ir, o que perdió, o se fue. No lo sabía bien. Su mente era un torbellino de ideas contrapuestas que no le permitían tener claridad.

Pero todo cambió un día. Fue una tarde preciosa que auguraba algo bueno. Ella apareció en su puerta y él se enamoró perdidamente. Al instante. No hizo falta ni siquiera un segundo para que él comprendiera que finalmente había encontrado lo que tanto anhelaba. Su mente por fin encontró la claridad que estaba buscando.

Pasaron varios días hasta que la vio nuevamente. Entonces la hizo pasar a su apartamento, ese que no había abandonado en once años. Pulcro, ordenado, perfecto. Ella se sintió tan a gusto que decidió quedarse y pasar la noche con él.

Hablaron de todo. Comieron, rieron, disfrutaron. Cuando por fin la noche hizo presencia, se condujeron a la cama, como atraídos por un imán. Sus labios se buscaron y se encontraron, y sus cuerpos fundieron su calor en un todo interminable, lujurioso y exótico.

La última vez que él había sentido algo similar fue con aquella mujer que ya no existía. A la que jamás volvió a ver. Pero algo en su interior la buscaba en ésta, la nueva mujer, la que apareció de la nada y llenó su alma hueca como la pieza de un rompecabezas.

A pesar de que era una persona analítica y muy racional, no quiso ni pensar en lo que estaba sucediendo. Sólo se limitó a disfrutarlo, como nunca antes en años. Se sentía tan pleno, tan feliz…Y no era para menos. El éxtasis amoroso que alcanzó fue inexpugnable, soberbio, maravilloso.

Cuando todo terminó, exhausto y agradecido, se quedó dormido. Y soñó con aquella mujer desaparecida, pero el sueño no fue agradable. Le reprochaba su lujuria y pasión, su entrega infiel. Su falta de compromiso. Sufrió el sueño, como sólo lo sufren los culpables.

No despertó jamás. Sus amigos derribaron la puerta, con la autorización de la policía, ya que desde hacía varios días no daba señales de vida. Una puerta cerrada por dentro, al igual que las ventanas.

Lo que encontraron dejó paralizados a todos por el horror. Un cuerpo carcomido por la culpa, quemado por el recuerdo, destruido por un amor que fue, pero nunca fue amor.

¿La causa de la muerte? Nunca se supo. Aún hoy el expediente forense está clasificado con un signo de interrogación.

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