La única voz que se escucha cuando todos, hablan con Morfeo. Bueno hablamos, y en su sensata forma, sus mensajes son una especie de fonemas con colores refulgentes. Es la cortina soplada por la estrella que se aleja, y navega por la ventana.

Son mis párpados pesados, cuando pretenden presumir su basta fuerza, y se vence con el ahínco de un nuevo amanecer. Ganas de ser otra vez humanos, al siguiente día y a la siguiente tarde. La noche, es una explicación del fuego interno. Es vela blanca en una tela oscura.

Es breve, aunque eterna. Es salud, y al mismo tiempo, es volátil. Es tan corto su viaje que el sol interrumpe su camino. La noche, es la excusa más sublime para un día besarla a ella. Quisiera así todas mis noches. Besarla hasta que las pestañas suyas sean parecidas a los rayos de la estrella solar.

¿Qué es la noche? Mi descanso. Mis metas del mañana.

Y si hago escritos cierto día en la madrugada, me nombro guardián de la bóveda celeste.

Es cuanto.

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