1.
Son las once y Juan Luis observa
Como la tomenta en el cielo amaina
Pero el vendaval en su mente arrecia
Y promete no dar tregua ni calma.
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Si la lluvia raptara en su corrida
Ávida de ocasos otoñales
La tristeza del hombre, su ceniza
-como ágil se lleva la hojarasca-
Juan Luis seguiría en su cama
Soñando con el mar, con la cascada.
Inspirado por la lluvia en su ventana,
No sentado, al borde, en la cornisa.
No tendría la ropa mojada
Ni el horizonte en sus pupilas.
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Juan Luis dormiría como dormía
Cuando la vida aún no era pesada.
Despertaría quizás por la mañana
Diciendole que sí a la jornada
Seguro del sitio en el que estaba
Seguro de la piel que lo acogía.
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Si pierde, de pronto, narrativa
El alma se resiente, confundida.
Hallándose náufraga, deriva
Hacia el agua oscura, inexplorada
Y en su océano infinito de nada
Se come a si misma, desnutrida.
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El deseo de ser algo le obliga
A encarnar la historia equivocada.
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2.
El sol se asoma, caviloso
Se ve que alumbra con desgano
Los domingos siempre son azules
No saben de invierno ni verano.
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Juan Luis no lo nota, cabizbajo
Mira debajo hacia el concreto
La calle vacía es un espejo
Y el reflejo invita a dar un salto.
Encontrarse a si mismo en el impacto
Del piso de grava con su cuerpo.
Promete un último reencuentro
Que tendrá Juan Luis con su destino.
El día que Dios había elegido
Para poner un fin a su desvelo.
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¿Por qué viví, Dios, tanto tiempo,
…Si mi misión es morir en vano?
¿Por qué no morir rechazado
Lejos aún de mi nacimiento?
¿Es quizás mi dolor un regalo?
¿Es acaso un don tuyo estar ciego?
¿Los que pierden la vida enfermos
Tirados en su lecho, delgados
Mirando para el techo, agitados
Entre sus escalofríos y rezos.
Están recibiendo, de hecho
De ti, Creador, un abrazo?
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¿Es, acaso, la mancha en el suelo
Que podría dejar hoy, la semilla
De algo bueno, de provecho
Que cosecharé en otra vida?
¿Puede ser que en el diario
Que saldrá el lunes, del pueblo
Con mi cuerpo ensangrentado
Tapado con un cuadro negro,
Acompañe, acaso, a este evento
La noticia de un afortunado
Que pudo pagar su tratamiento
Con el dinero que ha ganado
Eligiendo el billete correcto
En la lotería de aquí al lado
Donde se mató aquel muchacho
“Seguro, por un despecho”?
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El viento pasa silbando
Recorre pasillos y esquinas
Revuelve las flores y escapa
En su andar que no termina.
Inmortal es el sabio viento
Porque no puede razonar
Si el corazón pudiera pensar,
seguramente, pararía”
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3.
Juan Luis ya no está pensando
Ya solamente recuerda
Memorias que sangran solas
Heridas que nunca cierran.
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No se permite un momento
Un segundo más de mediocridad
Si salta, saltará ahora
Caerá mudo, sin gritar
Y además, no dejará nota
Ni una despedida detrás.
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Cree que es su oportunidad
De hacer alarde de valentía.
Cree que morir en silencio
Es mejor a vivir en agonía.
Intenta callar en su alma
El gen del que se acobarda
Que siempre ha sabido que tiene
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Que ahora, tampoco le falla.
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Juan Luis regresará a casa
Sin haber aprendido nada
Los años pasarán como horas
En un viaje corto y sin escalas.
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Seguirá viendo todo gris
Y resistiéndose al mañana.
Va a vivir llegando a viejo
Y hasta su último momento
Se reprochará, como siempre,
El no haber saltado a tiempo.
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