El enemigo.
Poco tiempo pasó antes de que el silencio se volviera incómodo, Xara no era timorata ni escueta, era una chica como cualquiera de su edad, curiosa, bonita, un poco torpe a veces pero con una educación prudente y adecuada para los estándares sociales, así que, sabía lo que implicaba un matrimonio arreglado, era prácticamente una transacción, una venta, un sacrificio… Por lo que no pasaba por su mente la idea de resistirse, pero, se negaba a la idea de casarse con un desconocido y más se negaba a temerle toda la vida, así que debía hacer plática de algún modo, esperando que no fuera de esos tipos que preferían las mujeres sumisas, porque, de hecho ella era medio voluntariosa cuando trataban de someterla a la obediencia.
_ Sé que quieres hacer preguntas, así que intentaré satisfacer tu curiosidad… Adelante.
Dijo el caballero con una voz profunda y deleitante, tranquilo, medio indiferente, mirándola de reojo cómo si la estudiara pero también no estaba muy entusiasmado. La puso un poco nerviosa así que recorrió el carruaje con la mirada para pensar cuidadosamente cómo formular sus preguntas.
_ Bueno, es que tengo mucha curiosidad – hizo una pausa nerviosa – yo no soy un buen partido y no sé si pueda aportar algo en un matrimonio con un señor tan distinguido… Se nota que es alguien de noble cuna o algo así.
_ No prestes mucha atención ante las apariencias, si, soy alguien noble pero digamos que mi familia solo conserva una ligera utilidad para el nuevo virreinato. ¿A caso te preocupa ser poca cosa incluso para un príncipe sin trono?…
_ ¿Príncipe?
El joven caballero esbozó una sonrisa con picardía, tal vez por que ella no entendía nada, o porque le agradaba que ella no fuera una muchacha inutil y tonta, pero tuviera ese dejo de inocencia que le impidiera saber las cosas.
_ Lo que para tu familia es un lastre puede ser algo útil en otras familias… Es por eso que en las negociaciones de paz, resulta muy difícil saber quién se está aprovechando de quién, ese hombre al que llamas tío, te entregó a cambio de un territorio que para nosotros ya era inhóspito y con este intercambio se selló una alianza, y se negoció un cese a la hostilidad, lo poco que nos pueda quedar será protegido y los tuyos serán libres de la adoración a los viejos dioses, no hay más.
_ Entiendo… Me dejó las cosas claras a excepción de su nombre, ¿Puedo saber el nombre de mi prometido?
_ Puedes decirme Yaotl…
los ojos de Xara se agrandaron, ¿No era ese un nombre antiguo y prohibido? Hoy en día era muy complicado encontrar un noble con un nombre tan antiguo, y esto era porque casi toda la nobleza antigua habia sido presa, aniquilada o convertida dejando esos nombres en el olvido.
_ ¿Te escandaliza ser la esposa de un noble caído?
_ No… Su nombre, es… Muy antiguo, me preguntó cómo ha sobrevivido.
_ Esa es una historia muy larga… Prefiero dejarla para un momento más ameno, ahora quisiera negociar.
_ ¿Qué podría yo negociar con usted?
Yaotl abandonó su pose desinteresada y se hirguió en su asiento, para decirle con un tono más contundente.
_ La mujer que te crió en lo profundo del bosque, esa anciana te dejó un conocimiento invaluable ¿No es asi?, esa mujer también era de sangre noble, ¿Lo sabes?…
Xara se quedó pasmada, un poco de temor al rechazo la invadió por dos cuestiones, uno, si, había aprendido de su abuela muchas cosas, pero en su mayoría eran leyendas y cuentos, bueno, algo de herbolaria local y curandería, pero… Más allá de considerar invaluable ese conocimiento… Temía que al responder a esa pregunta su casi libertad mediante ese matrimonio se esfumara.
_ Bueno… Mi abuela siempre fue misteriosa, incluso antes de desaparecer por completo me resultaba difícil verla en la casa, ella pasaba la mayor parte del tiempo en el monte y muy pocas veces me llevó con ella.
Otro largo silencio incómodo entre los dos dejó que hubiera más atención al ruido de la carreta y los caballos moviéndose a una moderada velocidad mientras ambos se tambaleaban, ella tratando de evitar mirarlo y él mirando desinteresadamente por la ventana.
Despues de escuchar una señal para detener a los caballos el carruaje frenó y Yaotl solo se movilizó después de que la puerta se abriera, no sin antes decir.
_ Bueno, ya veremos si es verdad que tu abuela te dejó a obscuras o es útil lo que te enseñó…
le ofreció su mano para bajarla y ella se alzó la túnica blanco y negro que la cubría para poder bajar del carruaje. De nuevo tras una ligera deslumbrante sensación se encontró a las puertas de una casa completamente desconocida, una sola mujer anciana estaba en la puerta esperando que ambos entraran.
_ Sea bienvenido mi señor, por quien todos viven, los preparativos para las ceremonias están listos.
Con un ademán cortés Yaotl entregó a Xara al umbral de la puerta y ella casi sin darse cuenta lo atravesó son familiaridad, tras ella el ambiente bullicioso de la calle se alejaba y abría paso a una casa que parecía un palacio antiguo en su interior, los colores y acabados de estuco y yeso eran reflejo de un estilo más autóctono que peninsular… Las plantas eran un poco raras, muchas de ellas solo las había visto en dibujos de pergaminos que su abuela le enseñaba, no podía dejar de mirar a su alrededor mientras seguía a la anciana a traves del patio hasta unas amplas escaleras donde al subir un segundo patio la impresionaba, parecía una galería de especies de plantas, casi sintió pena por tener que entrar a la habitación junto a las escaleras donde la esperaba una tina de baño tallada en piedra sellada con minerales solidificados en toda su superficie, parecía un tratamiento natural, era hermoso el color turquesa y blanco que se entre mezclaba con el agua que emanaba vapor.
_ Será mejor que tome un baño mi señora… En cuanto descanse y purifique su cuerpo vendremos con ropa adecuada.
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